Estando de vacaciones en Gran Canaria apareció por las carteleras una de esas peliculas de terror que me hacen enfilar hacia el cine sin perder tiempo. Le pedí y le rogué a mi amigo bleuge que se viniera conmigo pero no hubo forma. Llamándose La caverna maldita en nuestro idioma está más claro que el agua que no se trata de una nueva película de Marisol o una de esas comedias románticas que los americanos paren con tanta frecuencia. En inglés la cinta tiene un título más críptico y menos descriptivo, o sea se llama The Cave.

Yo este cine no me lo pierdo por nada. Es siempre la misma historia. Comienza con un flashback en el que se ve una banda de mercenarios y lolailos que quedan atrapados en un sitio y parece que les van a pasar cosas muy malas. Una vez llegamos a la historia actual nos encontramos con un segundo grupo bastante numeroso de panolis que van a explorar las mismas cuevas. Entre los chimpunes tenemos la putilla calientapollas y come-nabos, el friki informático con gafas de culo de botella, el guaperas que folla hasta con los agujeros de los sumideros, el científico loco y amargado de la vida que por culpa de no habérsela cascado lo suficiente de joven ha terminado en lugares perdidos del mundo dando rienda suelta a esa estúpida pasión por lo inútil y unos cuantos secundarios para matar y entretener a la plebe. Supongo que sabréis lo que viene después. Se meten allí, se produce un accidente que les impide volver atrás y a partir de ese momento un muerto cada siete minutos.

Estas películas son amenas y algún día deberían reconocer el mérito de esos guionistas que han de maquinar unas muertes tan espectaculares. Dirije el circo un tal Bruce Hunt nuevo en esto de la dirección de películas y que la verdad no lo hace mal. Es obvio que aquí no se trata de extraer unas emociones intensas de las entrañas de los personajes sino de hacer que corran como cabras por esas cuevas, que tropiecen de vez en cuando para que puedan morir tan a gustito y que la tía suelte carnaza cada cierto tiempo para que los bestias lobotomizados que solemos ver este tipo de cine nos pongamos brutos y nos rasquemos el salchichón.

Poco más se puede decir. Cumplieron con lo que pretendían, me pasé una hora y media entretenido, salí del cine convencido de lo malo que es el bajar a cualquier caverna por iluminada que esté y de vez en cuando me eché unas risotadas. ¡Ah! se me olvidaba decir que tal y como acaba puede haber segunda parte.

Recomendada para intelectuales del cine de barrio venido a menos, para bandas de amigotes dispuestos a ignorar los diálogos y para todos aquellos que sientan aprecio por los putos bichos de la película Aliens.