The Covenant – La alianza del mal


Los caminos del cine de terror son misteriosos y nos llevan a lugares extraños. No había oído hablar de la película The Covenant, conocida en España como La alianza del mal hasta que llegujé a Gran Canaria para las vacaciones navideñas. Inmediatamente planeé una sesión para poder verla antes de que la quitaran de los cines. Al ver el cartel me recordó un montón a The Lost Boys y la sensación se mantuvo incluso empezada la película. No es exactamente cine de terror, es más acción co una chispa de misticismo.

La historia cuenta las aventuras de cuatro julays de un pueblo perdido en las montañas del Culo-Roto que a fuerza de machacarse la zambomba han desarrollado poderes más propios de Raticulín que de nuestro planeta y se dedican a usarlos para mojar el churro en almejas de conocidas. Tanto la meten y la sacan que terminan trabajando para una empresa de taladros y un chulo de barriada metrosexual se mosquea con ellos y les hace pupita. La escena final culminará con todos bailando la canción de los pajaritos y chorros de lefa volando por los aires.

Al mismo tiempo me decepcionó y me gustó. Me esperaba una película de terror y no la encontré pero la historia que cuentan es fascinante y tiene los suficientes elementos de misterio para entretenerte. Se sacan unas cuantas leyendas de brujas del pasado de la manga, lo mezclan con jóvenes metrosexuales simplemente perfectos en un instituto típico americano en el que la fealdad y la gordura no tienen cabida y a fuerza de efectos especiales y violencia gratuita desarrollan la historia. Por supuesto los guapos se juntan con las guapas y aquello parece un congreso de modelos. Es la sublimación de los metrosexuales, esa especie que malamente sabe escribir, que por desgracia jamás llegaron a completar su desarrollo del lenguaje pero que se la saben todas a la hora de maquillarse, depilarse y adecentarse para asemejarse al novio mariquita de la Barbie.

No reconocí a ninguno de los actores y actrices aunque imagino que todos tendrán unas grandes carreras y es posible que alguno de ellos llegue al Olimpo de los actores. No lo hicieron mal. Cumplieron su objetivo y eso es lo que cuenta. No hay que darle más vueltas. Es entretenimiento sin segundos hervores, sin moraleja o pensamientos a posteriori.

Si te gusta el cine de acción, si aún te estallas granos frente al espejo y si lo que quieres es pasar un buen rato sin más, llama a esos colegas con los que eructas y bebes cerveza a destajo, enganchad del brazo a las pavas y ya tenéis una película para pasar la tarde del domingo.
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