Tremendo meneo


Parece que tengo un circo de enanos y de repente han llegado todos a la pubertad y están creciendo que no veas. Esta semana mi reloj debe estar funcionando al triple de velocidad porque me faltan horas y minutos por todos lados y el resultado se nota en cierta anotación que termino saltándome. Tampoco es que hoy vaya mucho mejor pero he robado unos minutos a mi empresa para dejar constancia de que District 13 is alive and well and so am i como decían en la tercera peli de los juegos del jilorio y que yo traduciría agitanadamente como El distrito 13 está dabuten y yo también.

Bueno, el lunes fue el día del vaso de la paciencia lleno, con mi iPhone muriendo en momentos inoportunos, como cuando fui al supermercado y decidió no encender y no dejarme ver la lista de la compra, lo cual jodió mi plan semanal ya que ese día había pensado preparar dos recetas para llenar nuevamente el congelador. Se activó el plan de emergencia ejecutiva y decidí el camino a seguir y después vinieron las movidas con mi amigo el Rubio, que cuando uno escucha sus argumentos para que no me vaya todavía, no me vaya por favor … uno podría pensar que es el dueño de la empresa que hace los teléfonos. El martes al volver a casa, pasé por la tienda esa alemana que justo tenemos en el centro comercial pegado a la estación de Utrecht Centraal, compré el nuevo teléfono, pasé por el supermercado y después me fui a mi casa a preparar Albóndigas con pasta. Después de comer, el teléfono y la migración de datos de uno a otro me tomó todo el tiempo y para cuando acabé eran las once y media de la noche.

El miércoles, salí de trabajar y volví escopeteado a mi casa a hacer el wontón necesario para la Sopa de wontón, tarea que me tomó casi hora y media por las cantidades, ya que consumí un paquete de cincuenta al completo y aún me sobró masa para rellenar. Cené, me afeité (lo del afeitado por la mañana no es lo mío, yo cuando aún no estoy despierto del todo no me pongo una cuchilla cerca del cuello) y salí por patas para clase de italiano, lección medio funeraria porque a una compañera le han detectado un cáncer de pecho ya extendido y por lo que nos cuenta, esa no se tiene que preocupar de comprar uvas en fin de año, aunque igual hasta tiene suerte. Después de italiano, carrera cruzando toda la ciudad para volver a mi casa y hacer unos veinte wontón más, poner un cajón del congelador en el jardín mientras congelo la bandeja llena de wontón para separarlos en bolsas individuales y hacer unas Magdalenas del carajo para desayunar y llevar a la oficina, con lo que entre pitos y flautas estuve hasta las diez y media liado y después no me salía de los mondongos escribir.

Hoy jueves, recordar que al salir de casa podía pero no debía ir en bicicleta hasta la estación porque al salir del trabajo me encuentro con un colega, nos vamos (o nos fuimos, ya que la acción habrá concluido cuando se publique la anotación) a cenar costillas al Cartouche y después furbol en el estadio del Ajax, el legendario y épico Amsterdam ArenA. El partido debe estar sucediendo justo cuando la magia de la bitácora hace como que he terminado de escribir y vendré llegando a mi casa a la medianoche.

El viernes, maratón de cine. Saldré de la oficina corriendo como truscolán detrás de un billete de cinco leuros para pillar el tren e ir al cine, a una sesión triple que liberará el fin de semana para descansar y reposar y no hacer nada, aunque imagino que terminaré yendo al cine uno de esos días porque no lo puedo evitar y quiero repetir con una de las películas que posiblemente comentaré este fin de semana.

O sea, que si resultara cierto eso de que los bostezos son contagiosos, la gente debería mantener la distancia porque ese virus me ha trincado con fuerza.


6 respuestas a “Tremendo meneo”

  1. Al final ¿Que teléfono te has comprado?
    Me resulta raro que no hables de las maravillas de la nueva maquina.
    Otra cosa que me deja perplejo es que una carísima máquina de la manzana mordida te durara tan poco… 🙁
    Salud

  2. Genín, estoy en la fase de evaluación, comparando y encontrando las diferencias. Escribiré sobre él pero no como algo de prisa y corriendo.

    Lo de la duración fueron 3 años y medio, con lo que si calculas que tenía 1 año de garantía no está nada mal. Existe un término, Obsolescencia programada, que explica como fuerzan los dispositivos a romperse para que consumas. El problema en este caso es en alguno de los chips de las entrañas, concretamente el que controla la parte de conexión a la red telefónica.

  3. Lo de la obsolescencia programada: Mi secadora súper-digital-computerizada. 6 años me duró la hijaputa, con lo que costó. Menos mal que me pagó la avería el seguro de la casa, porque por lo visto fué una subida o bajada de tensión que le fulminó el chipdenosequé. Yo sigo jurando que ese día no hubo ningún salto de tensión de nada, pero si ellos quieren poner eso y pagar, por mi vale. El caso es que me he comprado otra, y he gastado la mitad que en la primera, porque pensando en la obsolescencia esa, ¿ para que voy a invertir en reparar esta, si está pensada para morir en poco tiempo? Una nueva, ampliación de garantía a los cinco años, y cuando muera, dolerá menos.
    Ah! y yo también quiero leer el post sobre las «maravillas» del teléfono nuevo. Me uno al Rubio en sus protestas.

  4. Queremos conocer el teléfono ese. Por cierto, estoy yendo a clases de italiano y me lo paso bomba con la profe. A ver si duro porque la constancia no es lo mío y el italiano es más dificil de lo que yo esperaba. Tenemos esa idea de que es igual que el español y para nada, aunque sí hay muchas palabras comunes lógicamente. Ya contaré como me va.

  5. Lo tengo pero empecé con el francés a ver si me reciclo, que no me acuerdo de nada. Intentaré hacer el italiano también.