Desde prácticamente la tercera semana laburando en la nueva chamba, me golpeó un problema muy específico que en realidad no es mío, pero que la ignorancia y la desidia hace que cuando las cosas no están claras, van siempre a mi jefe y a mí, nosotros somos, al parecer, los sumideros por los que pasa todo aquello que no se puede encajar en algún sitio. El problema en cuestión es uno de impuestos, de un nuevo impuesto que se ha creado en España, esa España mía, esa España nuestra, ¡ay ay ay! Cuando me enteré del problema por primera vez, lo primero que hice fue correr a mi jefe y preguntarle si eso estaba en la descripción de mi chamba, que yo no tengo mucha comprensión en la lectura porque escucho audiolibros e igual se me pasó el detalle, pero él me confirmó que nosotros no somos los de impuestos, aunque quizás era buena idea que le echara un vistazo, lo cual hice. Este es un impuesto que al parecer sale mucho en las noticias en España, es una tasa que se paga por importar plástico NO-reciclado. Me leí la ley, la mastiqué, la asumí y hasta la medité y siempre tenía dudas, así que junto con una compañera en España que tampoco está en la parte de pagar impuestos, fuimos intentando averiguar lo que había que hacer.
En ese camino espiritual, tropezamos con varias piedras, con pedrolos y hasta con muros de hormigón, pero poco a poco íbamos sabiendo más y cada vez estaba más claro que correspondía a los que llevan la parte fiscal hacer algo, pero ellos seguían devolviendo la pelota e ignorando los avisos, lo cual, ahora lo saben, es algo muy peligroso cuando se lo haces al ELEGIDO. Llegó enero, el impuesto se activó y nosotros seguíamos chocando con muros. Llegó febrero y más de lo mismo, solo que yo ya había activado alarmas entre los del departamento legal y los de riesgo y todos coincidían que esto se tiene que hacer por la gente que tramita la gestión y el pago de los impuestos, los cuales seguían haciéndose los locos. Al final de febrero llegué a un precipicio. Soy un experto en algo que no es lo mío y los que lo tienen que hacer, se niegan, así que decidí encauzar el problema a mi manera, con sangre, sudor y muchísimas y rencorosas lágrimas.
Escribí un correíllo a uno de mis contactos en el país del Sol Caguiente, en el que le contaba el problema, todo muy poético y épico:
Parará-Pachín-san,
¡Que tu mismísimo Dios te conceda la bendición de la calvicie en los güevos para no tener que afeitártelos!
Quiere suceder y sucede el problema. Ese problema sucede pero no se soluciona. El problema está ahí, yo lo veo, pero parece que está polarizado y otros no lo pueden ver, o quizás sean ciegos, o bosmongolos, que todo puede suceder y ha sucedido.
El problema, tremendo problema, es que hay un impuesto. Tú dirás y yo diré que yo no trabajo en el departamento de pago de impuestos y yo tendré razón y quizás hasta tú tendrás razón.
Las circunstancias del problema y de la vida son así y yo he informado a los responsables pertinentes y al parecer, a la pava responsable se la suda hasta la pipa del coño y tres metros más allá y no ha hecho nada.
Pena, penita, pena.
Eres un criminal facineroso, por la gloria de tu madre. Yo también. Todos lo somos. Llevamos dos meses cometiendo crímenes porque la pava mamarracha que tiene que pagar los impuestos, no lo hace. Pena, penita, pena.
Que sepas que yo ya no diré nada más. Cuando alguien me envíe algo del impuesto ese nuevo español, le diré que lo voy a imprimir y me voy a pasar el mensaje por los pelos del culo. Pena, penita, pena.
Te quiere ná-de-ná,
De Uitverkorene
Mi jefe sabía que lo iba a mandar y hasta me sugirió y animó a que informara a los del sol caguiente en un acto desinteresado de CMA, letras que significan truscoluña no es nación y también me cubrí el poto en inglés. Los siguientes días, no pasó nada. La siguiente semana, no pasó nada. Hasta el viernes.
El viernes al mediodía me llega un correo de una de las chamas de la parte legal:
¡Que onda Bebo Scelto!
Méate por las patas pa’bajo julay. Estás en el candelabro. Mira el correo por la parte del fondo tirando pa’bajo.
Saludos,
La Beba Legal
Miro el correo y encuentro el mío en la punta de abajo, solo que el amarillo al que se lo mandé, lo mandó a otro amarillo, escribiendo algo en lenguas bárbaras y eso lo mandó a otro amarillo y finalmente llegó a un tercero. Me abro la página con el organigrama de la multinacional y esto llegó hasta el mismísimo corazón de la empresa y desde allí, comenzó el regreso, nivel por nivel, hasta llegar al jefe de todos los que hacen coñas legales en Europa.
Ese chamo informaba a la Beba Legal que yo lo expliqué muy bien y muy poéticamente y que mencioné a todo joputa por su nombre y apellidos y que se había producido una pequeña bola de mielda que empezó a rodar y crecer con más mielda y ahora era como un Tsu-mierdami que viene hacia Europa y que va directo a golpear a la bosmongola que no ha querido hacer nada y que la expresión se le va a cambar la peluca explica perfectamente lo que tiene que estar pasándole en estos momentos cuando le están leyendo la cartilla, el catecismo y hasta la Biblia, que la pava lo tiene que estar pasando muy mal porque su jefe le debe estar gritando con odio por lo que ni hizo ni quiso hacer, ya que el jefe de su jefe le gritó a él y así hacia atrás hasta los orígenes de su departamento y que una cosa es ser incompetente y otra muy distinta que se sepa y te señalen por serlo.
La Beba Legal y de Uitverkorene nos hemos echado unas risas con esta movida y ahora, al parecer, se me conoce en todos los escalones de la escalera que lleva hasta el origen y se sabe que si alguno me la intenta meter doblada, que se prepare porque cuando acabe con esa persona no va a volver a tener estreñimiento en su puta vida.
2 respuestas a “Tsu-mierdami”
A mi me cabrea mucho la desidia de los ejeculillos, que se joda la pendeja esa… 🙂
Salud
No era problema tuyo pero ahora tienes uno muy tuyo con ese departamento. Te odian, seguro. Muy bien hecho.
Lo de pasar la bola a ver si encuentro un idiota que haga mi trabajo me pone de muy muy muy mala sangre….