Vaya, vaya


Se hace camino al andar y cuando se corre, se hace camino aún más rápido. Ayer, las ruedas que giraban lentamente comenzaron a tomar velocidad y el desenlace o al menos la sentencia, cada vez está más cerca. Esto me pilló fuera del escenario principal, ya que ayer trabajé en mi casa. La razón fueron las lluvias eternas y brutales que han caído en los últimos tiempos, lluvias a las que no estamos acostumbrados, no en las cantidades que hemos recibido y que han provocado que el bajante del canalón que recoge el agua del tejado por la parte delantera de mi casa se tupiera y apareciera una cascada en toda la fachada delantera de mi casa, espectacular y terrible. A través de mi vecino, que conoce a todo quisqui, avisé a una compañía especializada en reparaciones en kelis y quedaron que vendrían a mi keli entre las ocho y las doce de la mañana, lo que al final se convirtió en las doce menos veinte, con lo que ya me quedé el resto de la jornada en mi casa. Lo de la reparación fue bastante curioso. Yo asumía que el tapón estaba en el canalón, sobre todo porque con el cambio climático que no existe, hay una sobrepoblación de cuervos y mirlos negros y cuando se ponen en el tejado de las casas, algo que sucede un montón durante el verano a primera hora del día, o sea a las cinco de la mañana, igual tiran comida y otros restos en el tejado y pensaba que eso fue lo que lo bloqueó. El chamo llegó y lo primero que hace es taladrar un agujero en el tubo de desagüe que baja desde el canalón al alcantarillado para comprobar que estaba vacío y empezó a salir agua por el agujero. Después, nos echó una mirada de desprecio absoluto a mi vecino y a mí por nuestra ignorancia y a continuación puso otra broca al taladro, una ancha como culo de botella e hizo un tremendo agujero en el tubo, lo cual provocó un mega-desagüe. Cuando el tubo se quedó sin agua desde ese punto hacia arriba, metió en el mismo una manguera conectada a un compresor que lleva en su furgoneta y empezó a buscar el punto en el que estaba el tapón y reventarlo. Después lo limpió todo, pagué y se fue. Todo duró veinte minutos y como la primera media hora te cobran ciento cinco leuros, esa fue la factura, la cual podré desgravar en mi próxima declaración de la renta por ser un trabajo con empresa de por medio. Probablemente podría haber buscado un maestrillo de dinero negro, me cobra más, no desgravo y también arregla el problema. Se me olvida comentar que ahora ha puesto un cierre al agujero que se puede quitar, de forma que la próxima vez que se tapone (si sucede, que espero que no), puedo ahorrarme la cascada. También nos dijo que en realidad, lo que provocó el tapón fue el musgo, que por culpa del cambio climático que no existe, las mega-lluvias de agosto y septiembre fueron tan fuertes que arrancaron todo el musgo que crece felizmente sobre las tejas y que eso fue lo que taponó el desagüe y que cada día hace la misma tarea varias veces porque estamos todos igual.

Por culpa de eso, yo estaba en mi casa trabajando y en la oficina, en el escenario principal, teníamos la reunión mensual de todos los empleados, esa en la que el presidente y sus vicepresidentes informan a los empleados del estado de la compañía y de otras vainas. El segundo en hablar, el vicepresidente de la parte comercial, cuando explicaba su parte indicó que había habido una enorme perturbación en la Fuerza y que la misma iba contra los cimientos de la compañía y no se toleraría y que él y todos los suyos harían lo imposible para desactivar cualquiera de esos intentos y tomar medidas para evitarlos en el futuro. En otras palabras, lanzó un cuchillo envenenado dirigido contra la pava con la que yo guerreo, legitimó mi defensa y la convirtió en la enemigo público número uno. Después lanzó otro cuchillo contra el jefe de la pava y por lo que me contaron, el colega puede agachar la cabeza y aguantar el chaparrón o prepararse para su castración, porque los güevos los pierde si sigue y no estamos seguros si el colega saldrá en defensa de su peón. El tercero en hablar fue el que el día anterior me había dado el abrazo y ese no lanzó un cuchillo, ese disparó cuchillos con un dispositivo modificado para funcionar como una metralleta, andanadas continuas y en el mismo punto para asegurarse el máximo daño. Los que estuvieron allí me dijeron que ahora captan el concepto ese de yo no estoy aquí para hacer amigos y parece que hasta lo han comenzado a respetar o a temer, que viene a ser lo mismo. El cuarto en hablar fue mi vicepresidente, que hasta este momento no ha tenido la decencia de dar la cara por mi y cuando vio las cartas que me han tocado en esta mano, más o menos ha decidido que puestos a elegir, el prefiere mantener su trasero en su silla y elige el bando en el que yo me encuentro. Un día después, las corrientes de información transmiten a toda la empresa lo que está sucediendo y todos empiezan a elegir bando, que en las movidas corporativas, esto es muy importante. La pava decidió que como su estrategia había fracasado y en lugar de hundirme la están adobando para la matanza, optó por el victimismo, el pobre de mí y todo eso. Hoy se lamentaba en cada rincón de la maldad tan grande de la vida y todo lo demás, pero ahora que la gente sabe que su plan era la destrucción sistemática y definitiva de la compañía y que solo hubo una persona que se interpuso y la bloqueó, no ha conseguido prácticamente ningún apoyo. Eso y que yo ya me aseguré el martes de ser la primera víctima y de caminar hacia mi sacrificio a sabiendas de lo que sucedería. Al ofrecerme como voluntario para el sacrificio, lo del victimismo lo corté de raíz y después de que se dijera que lo único que salvó la nómina de muchos de ellos fue el bloqueo que yo hice y el aviso que mandé a la parte comercial para detener la sucesión de eventos que iba a provocar una debacle, me convirtieron en un héroe.

Ahora se ha sabido que yo inicié un cambio en una de las rutinas más sensibles que tenemos y la he blindado de tal manera que cualquiera que intente dañar la empresa, lo tendrá imposible. Por el trabajo lo de los cambios es algo muy impopular así que usé una vía muy imaginativa para conseguirlo, con el silencio de muchos obtuve lo que quería, usé la misma estrategia que empleo con los amarillos, que como no pueden decir no siempre les hago preguntas que tienen una respuesta positiva, aunque esa respuesta positiva sea algo malísimo. Formulé el cambio de tal manera que no responder era estar de acuerdo conmigo, contando con el silencio de los corderos y gracias al mismo, resultó que todos queríamos lo mismo. Bueno, no todos pero cierto vicepresidente no tuvo güevos para alzar la voz y su silencio vale tanto como una respuesta positiva.

Ahora tenemos las ruedas que están girando para el próximo movimiento, que será la semana que viene y que es una de las semillitas que planté y que están creciendo saludablemente. En ese caso, yo no seré la mano que mece la cuna y por tanto, soy inocente. No habrá cuchillos, se usará un armamento más contundente y definitivo. Después de eso, algún Dios dirá, pero yo sigo sin haber sido puesto de patitas en la calle de ninguna empresa en mi vida y todo el mundo en la oficina sabe que yo no me voy, que a mí hay que botarme y cada vez resulta más complicado cuando tengo dos nuevos ángeles de la guarda conmigo.


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