Después de que se jubilaron los dos alemanes que laburaban conmigo en octubre, yo me convertí en un hombre orquesta, todo lo que tiene que ver con mi área de la chamba lo hago yo solito, sin ayuda de nadie, con lo que pasé de ser el Elegido a convertirme en la Santísima Trinidad del cotarro. En la otra keli de mi jefe, que tu organización tiene dos ramas en el árbol, hay cuatro pavos, un gallego, un gabacho, una alemana y el joputa-terrorista-musulmán-de-mielda al que tanto aprecio le tengo desde que me acusó tener las manos manchadas de sangre de terroristas, miasma y gentuza palestina, mientras que sus manos turcas al parecer estaban impolutas y limpias del genocidio que ha hecho su país entre los kurdos durante décadas, tema que ahora saco en conversaciones en la empresa siempre que asoma el hocico en donde yo estoy y que al parecer le provoca una tremenda alergia y se va cagando leches antes de que yo convenza al populacho de buscar unas buenas piedras y darle una ración de justicia divina, cristiana y hasta terrorista-musulmana-de-mielda. Los de esa parte de la organización, no se han juntado desde enero del año 2023, o sea, hace dos años largos y a mi jefe se le ocurrió que ya era hora, así que los convocó a todos a los Países Bajos y coincidió que lo puso en mi semana de vacaciones primaverales en Gran Canaria, que será la próxima, así que tuvieron que cambiar sus planes y adelantarlos a esta. Yo mientras tanto, le preguntaba que por qué los cambiaban si total, yo me reúno con todos los de mi grupo a diario, nos vemos todos siempre y nos llevamos todos bien porque la Santísima Trinidad hace que el trío comparta el continente, este pedazo de cuerpo capaz de macerar peos mortíferos y de correr seis kilómetros, seis veces a la semana y bajar a las profundidades del fondo marino del agua del mar para hacer unos vídeos que tanto gustan a los comentaristas, que no se cansan de repetírmelo en sus comentarios.

Al final quedaron que hoy se arrejuntaban todos y después de un fructífero día sin dar un puto palo al agua, al final de la jornada, irían todos a cenar y a mí me obligaban a participar en todos los eventos aunque mi chamba no tiene absolutamente nada en común con la suya y por no tener, no tenemos ni un solo contacto en común. Mi jefe al parecer es incapaz que el único sentimiento que está a seiscientos metros sobre el amor, la responsabilidad, la profesionalidad y todo lo demás es el o-d-i-o y que lo que yo siento y padezco por el joputa-terrorista-musulmán-de-mielda es eso, puro, concentrado y bien definido o-d-i-o. La semana pasada, mismamente, aprovechando que la rata esa asquerosa estaba de vacaciones, llevé diez magdalenas a la chamba y le regalé a todos los moros de la oficina que generalmente hablan con él. Todos se las comieron o las escondieron para comérselas cuando nadie los viera por cierta movida religiosa que hacen. Como ninguno me quiso preguntar y no me preguntó, yo no tuve ni siquiera que mentir y ejercitar su derecho a la diligencia debida. Si alguno me hubiera preguntado por los ingredientes, yo debería haberles dicho que las magdalenas era al ciento cincuenta mil por ciento no halal, que había sustituido la mita del aceite que lleva la receta por MANTECA DE CERDO IBÉRICO, que es prácticamente lo mismo que el aceite de girasol, solo que más rico, garantizado que no es halal y así me aseguré que todos y cada uno de los diez panolis, cuando lleguen a la puerta de su cielo buscando sus vírgenes, les de un portazo y los manden a tomar por culo. Creo que al menos uno de los diez, además de halal es vegetariano, con lo que ese tendrá que recibir al menos un doble castigo divino. Todos ellos alucinaron, me agradecieron mi bondad casi infinita y esta semana le han contado al joputa-terrorista-musulmán-de-mielda lo bellísima persona que soy. Lo que mi jefe no capta es que a lo que yo no estoy dispuesto, ni por todo el oro que cagó el moro, es a sentarme, en mi tiempo libre, en un restaurante en una mesa con esa rata, eso no sucederá, así que ayer pedí hora para visitar a mi médico e informé a mi jefe que con todo el dolor de mi alma incorrupta e impoluta, yo me iba a las dos de la tarde para mi keli y no acudiría a ese evento histórico, histérico e histriónico en el que todos se arrejuntarían para papear. El gallego, que sabía de mis planes, me dijo que no sería él quien traicionaría a Santiago Apostol pisa cabezas de joputas-terroristas-musulmanes-de-mielda y ayer, de improviso, le apareció en su agenda que hoy por la tarde tenía la cita con el asesor fiscal para hacer su declaración de la renta y eso es sagrado y no lo puede cambiar y no le dijo nada a nadie pero me confirmó que una hora después de yo marcharme, el lanzaría su bomba y saldría por patas, que como cristiano y católico no practicante, él tampoco se podía sentar en una mesa con el joputa-terrorista-musulmán-de-mielda. Tengo clarísimo que la rata apreciará enormemente lo finísimo que hilo y lo sutiles que son mis maniobras. Mi jefe, que es más bruto que un arao, jamás sabrá que uno y uno son siempre que le den al moro por el orto. El gabacho se huele algo pero no sabe cómo preguntarlo, y cuando hoy quiso ir a comer, yo me piré a caminar, el gallego se piró a laburar, mi jefe se piró a comerse la comida que se trajo de su keli, la alemana se fue a ver si podía sorber algún cipote de los jefillos de la planta alta y el gabacho acabó yendo a almorzar a un antro cutrísimo y jalal de un amigo de la rata y por la cara que traía al regresar, no estaba muy contento. Como yo no quiero que me puedan acusar de no ser un adalid de la bondad, puedo confirmar y confirmo que hay múltiples planes en marcha y que todos conducen al mismo lugar, o más bien, apuntan a la misma rata y cada palo, cuando le caiga encima, le dolerá.