Viajando a Belfast con algo de retraso


Cuando pillé el ofertón de billete para ir a Bristol, también compré otros para saltar a otro punto del Reino desUnido con la misma aerolínea, con Easyjet, ya que en las rebajas tenían unos ofertones de denuncia en cualquier juzgado, ya que parece increíble que al final pagues más por el transporte público a y desde los aeropuertos que por el billete de avión. Como siempre, yo compro mis billetes en modalidad de pobre, sin prioridad, sin asiento asignado, sin equipaje facturado y sin nada de nada y después me ajusto a las reglas de la aerolínea. El fin de semana pasado tenía mi salto a la capital de Irlanda del Norte y esta vez mi avión salía a las dos de la tarde, con lo que opté por trabajar medio día desde mi casa y con la flexibilidad de los chulos que me prostituyen por un salario, opté por currar entre las seis y las diez de la mañana, intervalo completamente fuera de la hora Virtuditas. Después de ese tiempo tiré para el aeropuerto, con mi mochilita de treinta litros que llena la cámara y su objetivo de 24-70mm. De nuevo salía por el lado del aeropuerto en el que tienen las máquinas nuevas para escanear el equipaje de mano y con las que no hay que sacar nada, nada, nada de la mochila, son máquinas de puro lujo María. Ese día estábamos en alerta amarilla por culpa de niebla, con las nubes directamente posadas sobre el suelo y el aeropuerto comenzaba a acumular retrasos y ya de camino del aeropuerto la aerolínea me había informado que teníamos una hora de retraso. Como tuve que esperar en la zona segura casi tres horas, aproveché para pasear y hay algo que cada vez tengo más claro. En cierto punto del aeropuerto había un vuelo de aerolínea de la India y fue pasar por la sala de espera y se me pone todo el vello de punta, hasta los mismísimos pelos del culo. Hay una multitud de que te cagas, todos como arracimados, pegados unos a otros sin respetar el divino espacio personal, que yo tengo muy desarrollado y necesito bastante porque vivo en los Países Bajos y aquí la gente mantiene mucha distancia. Además, habían varios de esos que se ponen un trapo envolviendo el pelo y que nunca lo muestran, que yo he visto eso en películas y es acercarme a menos de cincuenta metros de alguien así y me empiezan a picar la cabeza y los güevos, ya que doy por sentado que están infectados de piojos y ladillas. No es solo que la India esté en mi lista negra de países a visitar, es que hasta las zonas cercanas a las salas de embarque de vuelos que vayan pa’llá. Por otro lado había un vuelo hacia Aruba y ahí todo son holandeses que van de vacaciones a las colonias y en otro punto de la terminal tenían esperando a la gente que iba en un vuelo a algún país de África que no reconozco porque cambian los nombres demasiado frecuentemente y chica, que quieres que te diga, que esas personas tiradas en el suelo con esos pies sucios no me motivan para tirar para esos lares y que quizás habría que darle menos comida al Rey León para que limpie su reino de manera más eficiente.

Volviendo al viaje, al final salimos con una hora de retraso y mi Dios, que es grande o quizás grandísimo, me puso en asiento de pasillo y me ahorró el suplicio del vídeo del Ancestral. Como viajamos hacia atrás en el tiempo, salimos de Amsterdam a las dos de la tarde y llegamos al aeropuerto internacional de Belfast casi a la misma hora. Después pasé el penoso control de pasaporte porque aquello no es Europa, salí fuera de la terminal y usé el billete para el autobús que había comprado por Internet. El viaje al centro de la ciudad toma unos cuarenta minutos y desde allí seguí en guagua tradicional hasta la pensión Windermere. La encargada es como del este de Europa e impresiona un poco. Llegué pronto, así que largué la mochila, pillé la cámara y salí por patas y me fui a cenar al Ryan’s Bar & Restaurant, que está bastante cerca. Desde allí, seguí en guagua de vuelta al centro, abusando del billete de un día entero de transporte público dentro de la ciudad por 3 libras y como tan al norte ya oscurece mucho más tarde, hice una primera ronda por la ciudad en la que prácticamente ya estuve en todos lados por fuera. Vi el fabuloso edificio del ayuntamiento, verdaderamente lindo, seguí por la plaza Victoria y por allí está el Albert Memorial Clock, una torre preciosa con reloj. Cerquita está el edificio de aduanas, muy bonito y además con las luces del atardecer se veía precioso. Después de saludar al The Big Fish, una estatua como hecha con un mosaico de un pescao grande, crucé el Lagan Weir, un puente peatonal. En todo este tiempo no paraba de hacer fotos ya que la luz y el color de la misma eran perfectos. Por el otro lado del río Lagan pasé junto al SSE Arena Belfast y fui a ver el SS Nomadic, uno de los dos barcos que se construyeron para transportar pasajeros al Titanic, que todos sabemos lo bien que acabó aquel negocio. El barco lo compraron hecho una piltrafa y lo han restaurado y ahora está en una dársena junto al museo sobre el Titanic, ya que en esta ciudad y en ese muelle se construyó. El sol estaba por desaparecer y en mi regreso seguí haciendo fotos y callejeé de nuevo por sitios en los que había pasado para verlos con las luces encendidas y hacer fotos si era preciso. También fui por el puente de la Reina, el más bonito de los que tienen por allí. Ya de noche, cuando acabé las vueltas, opté por volver a la pensión en guagua ya que al día siguiente tenía un programa que comenzaba bastante pronto y del que hablaré en el próximo episodio.

El relato continúa en El día que caminé por la Calzada de los Gigantes

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3 respuestas a “Viajando a Belfast con algo de retraso”

  1. A veces haces ciertos comentarios, que porque sé que eres un bocachancla y no hablas en serio, que si no darían ganas de aplastarte la cabezota esa que tienes….
    – Se come bien en Irlanda?

  2. Cuando llegamos a tener tres hindúes, aquí nadie decía nada pero un montón de gente usaba los baños de otras plantas …. el problema se solucionó echándolos y desmontando el mito de que son más productivos.

    No soy fans ni de la comida inglesa o irlandesa, solo de sus desayunos que son un encochinamiento. Casi siempre acabo con las hamburguesas en los pubs o con el estofado.