Wildlife


El fin de semana pasado tuve mi primera visita a la filmoteca en Amsterdam y aunque planeé una sesión triple, la segunda película me vació tanto que opté por volver a casa. La primera la elegí porque me gusta mucho el protagonista o el que yo creía que era el protagonista. el trailer le daba planos y planos con lo que equivocadamente supuse que iba a chupar cámara a destajo pero resultó que no. La película se titula Wildlife y parece que no se va a estrenar en España pese a que ya han impreso los carteles con el título en español de truscoluña no es nación. 

Unos julays crían al hijo entre disgustos y puterío del más barato

Una pareja con un niño parecen vivir con ilusión y alegría en un poblacho americano. Él trabaja en un campo de golf y lo echan porque resulta que es muy agradable con los clientes o algo así y el tipo se lo toma fatal y como que se deprime, así que su mujer se pone a trabajar de profesora de natación y su hijo en un estudio fotográfico. Finalmente el chamo encuentra trabajo apagando incendios y se va a los montes durante unas semanas en las que su mujer resulta que es peor que Diana la de uVe y se vuelve la querida del dueño de un concesionario de coches y hasta lleva a su hijo a la casa del que se folla, que el pobre chaval está traumatizado con el puterío que despliega la madre. El chiquillo se echa una amiguita con la que no lo vemos hacer guarrerías sexuales y cuando su padre regresa de lo de los incendios, se monta un pitote que no veas en la keli.

O sea, que Jake Gyllenhaal que nos lo ponen en el cartel junto a la hembra, solo sale un rato hasta que se va a apagar incendios y después regresa al final y entre medias tenemos la película del arretranco con el que se casó y que resulta que está aún más desquiciada que él y que no terminó de convencerme. El que hacía de su hijo también tiene un punto rarito que asusta algo, con lo que estamos con un trío de personas que definitivamente no son normales. La película tiene un bajó terrible mientras padecemos la relación de la madre con el vendedor de coches, que aún no sé que aportaba a la historia aparte de aburrimiento. El final oscila entre triste y decepcionante.

No es cine para los miembros del Clan de los Orcos y definitivamente, esto es carne de festivales y eso que gusta mucho a los sub-intelectuales con GafaPasta, aunque en mi caso, no me acabó de convencer.


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