Uno no solo vive de sesudas historias y conspiraciones para convertir las casas que el Opus Dei tiene repartidas por todo el mundo puticlubs para la clase obrera. Hay que compensar estos desgastes intelectuales con obras más simples y que atacan directamente a la glándula del disfrute. Con esta ambición fui a ver X-Men: The Last Stand conocida en España como X-Men: la decisión final.
La cosa es igual que siempre: una banda de metrosexuales de mierda metidos en la cienciología se escoñan por un quítame tú esos granos y acaban organizando una competición de peos (pedos en la península) para ver quien se da los aires más grandes. El presidente de los USA, subnormal y apajarado como suele ser habitual, se rebota y les envía dos batallones de Madelman que son neutralizados mediante música de Gloria Gaynor y un CD de grandes éxitos de la Pantoja. Al final de la peli todos se chupan las pollas y puntúan la calidad de sus cremas con gran alborozo de la concurrencia.
Dejémoslo claro, esta es una película de los X-Men. Esta gente tiene super-poderes, son capaces hasta de sacar la ropa de la lavadora sin que se les caiga nada al suelo encharcado. Son lo más de lo más y eso es lo que queremos ver. Esta parece ser la última película y para celebrarlo han ido matando poco a poco a varios de los caracteres. Por momentos parecía una película de terror de esas en las que solo puede quedar uno. Al igual que en ocasiones anteriores los mutantes campan a sus anchas haciendo y deshaciendo por estos mundos del señor sin que la ley parezca importarles demasiado. Nunca entenderé por qué tratan de justificarlo todo y de hacernos comprender los intríngulis. A mí me la suda la motivación que puedan tener los malos, yo solo los quiero ver matando y puteando y jodiendo al prójimo que para algo son malos. Igual con los buenos, siempre con tanta duda y tanta mierda. Dedíquense a follar hasta jartarse y a matar gentuza entre polvos y déjense de buscar el tercer huevo al gato. Por lo demás nada que objetar. Hay acción por un tubo, nuevos mutantes que nos sorprenden con sus virtudes y una historia que aunque cierra el ciclo también ha dejado las suficientes puertas abiertas para que continúe en el futuro.
Sobre los nuevos mutantes decir que el Palomo Cojo no me ha terminado de convencer. Es al que le crecen los huevos y de lo peludos que los tiene se le transforman en alas de mariposa y aparentemente no tiene más poderes, solo el de volar cual paloma cagando desde el aire a la basca. No sé, pero a menos que le pongan un rabo de cincuenta centímetros o le salgan pezones igualitos a los de Samantha Fox este pobre no va a durar ni un cuarto de la próxima película, que estoy seguro que la habrá.
Pese a que pueda sonar algo negativo me ha encantado y es exactamente lo que estaba buscando. Esta es una de esas historias a las que se debe ir con todos los amigos, comprar cerveza y roscas y disfrutar del espectáculo una vez se ha desconectado el cerebro y dejamos que nuestros instintos más básicos campen a sus anchas.
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6 respuestas a “X-Men: The Last Stand – X-Men: La decisión final”
Totalmente de acuerdo con la crítica de Sulaco. X-Men 3 es una peli para desconectar e ir a pasártelo bien sin pensar mucho en argumentos difíciles ni leches; yo me lo pasé muy bien. La verdad es que se me hizo corta.
Lo del palomo cojo, al principio pensé que apuntaba maneras porque a mí también me hubiera gustado tener alas de esas (pero no pluma, no me jodáis), el caso es que al final el tío no hace nada y tanto rollo le sirvió para bien poco. La verdad es que hubiera estado bien si hubiera meado ácido concentrado o hubiera tirado rayos por el culo, pero nadie es perfecto…
Sí, tanto mostrar al palomillo ese y al final no hace nada de nada.
la 2 > 1 > 3 no ?
Yo no sé de qué va eso del palomo per, desde luego, la agresividad que demuestras en el comentario veo que la película no permite pensar mucho.
La 2 es la mejor pero yo creo que la 3 es mejor que la 1. O sea:
2 > 3 > 1
Para mí: 3>2>1