Aunque hace unos días fue la entrada oficial en el Otoño, aquí arriba hemos llegado un poco antes, casi al comienzo de septiembre. El otoño es la estación del agua en los Países Bajos, agua fría que cae continuamente. Para los que como yo van a trabajar en bicicleta, es una jodienda. No hace ninguna gracia que se te mojen las manos con agua a 10 grados o menos. Os lo aseguro. El blindaje de plástico se hace imprescindible.
En otoño desaparece la luz. Pasamos al modo nocturno, en el que vivimos en la penumbra. No es raro estar una o dos semanas sin ver el cielo azul y el sol. Sólo nubes grises y agua, mucha agua. A pesar de esto, también tiene sus cosas bonitas.
En primer lugar, los colores. Los árboles se cansan del monótono verde con el que han estado vestidos los últimos 5 meses y adquieren diversas tonalidades, predominando los tonos rojizos, ocres y grisáceos. Es un espectáculo increíble. En las islas Canarias, de donde yo vengo, no existe tal diversidad de colores. Pasear por los bosques que rodean Hilversum es una experiencia cósmica.
Al mismo tiempo que los árboles cambian de color hacen su aparición las setas. Crecen en todos los rincones. Las hay enormes, creerme. Yo me despiporro y me pongo a hacer cientos de fotos como loco. Este fin de semana, sin ir más lejos, me pienso ir al Gooilust a correrme de gusto unas cuantas veces haciendo fotos. Los que estuvieron el fin de semana pasado por allí me han dicho que aquello está cuajado de setas.
El otro ingrediente del otoño que es muy característico es la bruma matinal, esa niebla que lo envuelve todo y le da un halo de misterio. Por las mañanas al mirar hacia la Iglesia de San Victor desde mi ventana, la veo entre tinieblas. Los bosques que rodean la ciudad adquieren un aura fantasmal en las mañanas. Yo porque soy muy gandul y friolero, que si no haría unas fotos preciosas.
Y un elemento fundamental del paisaje holandés que desaparece hasta la primavera son las vacas. Con el frío se recogen a sus establos de donde no saldrán en los próximos seis meses. Los grandes campos en los que pastan en la primavera y el verano se quedan vacíos. Cuando uno va en tren, mirando por la ventana, las hecha de menos.
Así que aquí estamos, en pleno otoño, o de herfst como lo llaman en neerlandés, dispuestos a abrazar la oscuridad y a disfrutar de las sopitas calentitas, los stampot met boerenkool y la cerveza de otoño, la Bock Bier. Me tomaré alguna a vuestra salud …
4 respuestas a “Ya está aquí el otoño”
Esto no lo has escrito tu! Ese estilo no te va. ¿Quién lo escribió?
Vaya, vaya. Para una vez que entras por aquí y encima me insultas diciendo que no lo he escrito yo. Te aseguro que ni el transexual de mi oficina, ni los retardados que me rodean por allí lo hicieron. Lo que pasa es que me tienes encasillado como insubstancial y vulgar (por no decir ordinario) y cuando escribo torcido te asombras.
yo personalmente pienso que te has enamorado, saluda al afortunado de mi parte 😉
Mamoneitor conocido como soyinferior, te lo deletrearé: Q-U-E T-E D-E-N. Ya verás en navidades, te voy a tener viendo películas de Walt Disney las 3 semanas que voy a estar ahí.