Corazón de ángel


Una fina lluvia caía silenciosamente mientras a lo lejos se escuchaba el ruido de las hojas de los árboles mecidos por el viento. Los ladridos de un perro llegaban apagados por la distancia e imaginó que el animal estaría nervioso. A los lados de la carretera el fango lo cubría todo. Caminaba despacio y aunque estaba solo sabía que lo observaban. Unos instantes más tarde notó un brazo sobre su hombro. A sus pies, los restos de un accidente de coche y tres personas muertas, una de ellas decapitada. Una niña pequeña yacía malherida en el suelo, sangrando y aún inconsciente. Seguía cogida a la sillita para el coche. Su vestidito rosado se teñía de rojo oscuro, sus manos perdían color e iban adquiriendo un tono blanquecino. El recién llegado se agachó a acariciar el pelo de la niña.

¿Por qué lo has hecho? ? le dijo de una forma casual. En algún lugar cercano alguna parte del vehículo se había desprendido y se oyó un gran estruendo al caer al suelo. La carretera estaba desierta, solo ellos dos y las personas del accidente.

¿Por qué, por qué, por qué? Preguntas mucho, le quieres buscar una explicación a todo. Lo hice porque tenía que hacerlo, porque era conveniente ? respondió mientras miraba alrededor buscando la cabeza que había perdido un cuerpo y no lograba encontrarla ? la muerte forma parte de la vida, al menos de la suya.

La niña se comenzó a convulsionar y trató de contener la hemorragia. Presionó su pequeño cuerpo sobre el lugar del que manaba la sangre y sintió ganas de liberarla de la silla y abrazarla pero sabía que no era una buena idea, que podía haber más lesiones. Aún seguía inconsciente.

Te voy a contar por qué lo hice. Es por ti, para ayudarte, para que comprendas finalmente que no es el mío el camino equivocado, es el tuyo ? dijo el otro mientras se giraba hacia él. Se fueron acercando lentamente, manteniendo sus miradas clavadas y preparándose para la confrontación que en ese instante parecía inevitable ? son sus favoritos y ?l no ha hecho nada por ayudarla, los ha dejado a su suerte. Por eso merecen morir, porque ?l ya no los quiere y por eso luchamos contra nuestros hermanos, porque vosotros seguís intentando defender a estos seres de su destino. Afróntalo, eres un Ángel, eres algo que está por encima de los humanos, no eres uno de ellos y con tus obras ofendes tu propia naturaleza. Déjate llevar, libérate y ven con nosotros de cacería, ellos no merecen la pena.

No, no, no?? ¿Cómo puedes decir que ya no los quiere? ¿Cómo puedes dudar de la obra de nuestro Padre? Los hizo distintos a nosotros, efímeramente hermosos. Sus vidas son instantes del tiempo, anécdotas intrascendentes de las que no queda constancia. Con ellos nació el tiempo o acaso no recuerdas como era antes, como vivíamos y siempre era lo mismo, no había nada que distinguiera un momento de otro porque el tiempo no pasa por nosotros. Gracias a los humanos tú y yo descubrimos que hay una secuencia de sucesos, nuestro pasado nació de los recuerdos creados por el tiempo, nuestro presente y esta lucha eterna no tendría sentido sin el tiempo y gracias a los humanos existe el futuro, la incertidumbre de lo que está por venir y aún no sabemos ? se dejaba llevar por la elocuencia y por un instante olvidó que aquel lugar era el escenario de un crimen horrible, un asesinato sin sentido.

Déjate de boberías. Sabes tan bien como yo que ellos son el enemigo y que acabando con ellos no hacemos nada malo. Lo aberrante es esa Guerra Eterna en la que nos enfrentamos porque vosotros no queréis reconocerlo. Da un paso adelante y únete a nosotros, afronta de una vez que dentro del corazón de todo ángel hay un demonio y conviértete en el lobo que diezma el rebaño. No me mires así, no voy a luchar contigo. Eres mi hermano, uno de los nuestros y si tengo tanta paciencia contigo es porque aún creo que puedes cambiar ? le dijo al ángel susurrando cada palabra muy cerca de su oído.

¿Por qué crees que tienes razón? ¿Qué es lo que te hace estar tan seguro? ? preguntó el ángel al demonio.

Por la misma razón por la que tú estás dudando. Porque nosotros también somos parte de su creación, porque quizás, solo quizás, los humanos son una prueba que aún no hemos superado, porque a lo mejor los creó para que nosotros le demostráramos nuestra devoción incondicional acabando con ellos y vosotros les habéis permitido convertirse en un cáncer que terminará por dividirnos a todos, mantenéis esta Guerra Fraticida solo porque creéis poseer la Verdad pero ?l no os dijo que lo hicierais, quizás no nos habla por vuestra culpa, porque esperaba que todos reaccionáramos unidos y vosotros habéis creado la discordia, sembráis la duda y cosecháis cizaña. A mí me llamas demonio pero eres tú el que se apodera de la voluntad de su Dios y dice hablar en su nombre. Tú eres el demonio y no yo, que sigo mis instintos y hago aquello para lo que fui creado ? el discurso del demonio fue haciendo mella poco a poco en el ángel, que reflexionaba sobre lo que estaba escuchando. A sus pies la niña se convulsionaba más despacio, iba perdiendo su vida mientras el agua de la lluvia regaba la sangre por el asfalto, dándole brillos rojizos.

Está bien. Me rindo. Que sea lo que Dios quiera ? dijo el ángel mientras sus ojos cambiaban de color y pasaban de un alegre castaño a un fortísimo azul. Sus rasgos se endurecieron y replicaron los del otro, su pelo se volvió rubio y su cuerpo ganó en tamaño. Ahora parecía un aguerrido guerrero nórdico, frío y cruel, casi idéntico a su compañero. Mientras hablaban se escuchó un estertor apagado y la niña murió. Su cuerpo quedó enganchado en la silla, inerte, rodeado de sangre. Sintió una pena infinita, la lástima de saber que una criatura divina acababa de desaparecer. Al instante asumió que en realidad no le importaba, que él era un ángel, o quizás un demonio, que nació inmortal y jamás podría morir. La pena se convirtió en odio. Miró de nuevo el lugar del accidente y la muerte sembrada allí.

Vamos. Tenemos mucho que hacer ? dijo y se dieron la vuelta. Mientras caminaban sus cuerpos se fueron desvaneciendo y pronto en aquel lugar solo se podían escuchar los ladridos del perro y el crujir de las hojas agitadas por el viento ??

Nota: Me apetecía experimentar con las dos caras de la moneda y ver lo que podía surgir. Si quieres leer lo que ocurrió en el otro lado, busca en Guerra Eterna el corazón del demonio.


4 respuestas a “Corazón de ángel”

  1. A veces me das miedo. Yo cuando escribo soy como las amebas que van chupando agua, soplando agua pero con palabras. No hago grandes planes, no lo tengo muy claro, no sé adonde llegaré ni como será y esto es así porque lo que quiero es leerlo más tarde y sorprenderme y divertirme, ya que al final escribo para mí. Las temáticas van variando por eso mismo y la forma de los escritos es totalmente intrascendente. Cuando leo cosas de gente que vive en España y cuando leo lo que yo escribo me doy cuenta que estoy estancado en los años ochenta y noventa, en la educación que se recibía en aquella época, en el vocabulario que aún existía entonces y que ahora por desgracia está muriendo. No le des más vueltas que no las hay.

    Mi «manada de negros» en este caso fui yo un poco apurado porque iba a cenar con amigos y no creía tener tiempo para escribir algo. Originalmente escogí una foto y le iba a añadir un par de párrafos pero al final deseché la idea y opté por escribir algo en veinte minutos. Solo lo pude revisar una vez así que intuyo que estará lleno de pequeños errores que tendré que corregir un día de estos.

  2. Ay madre cuánto sabes.

    Se me había olvidado comentar por qué he publicado hoy «One» y por qué te he linkeado, debe ser el estrés por haber abandonado en la primera página el estudio opositorio. Hoy es el primer aniversario de mi blog. Y si no recuerdo mal, hace días que fue el primer aniversario del primer comentario en este, tu blog. Así que me autofelicito aquí./

    De aquí a algo más de una semana cae cena fijo, aunque habrá que contar con Dani ya que mi primerísimo comentario en la blogosfera fue en su blog.

  3. Gracias Emo.

    Psikke, ya puedes esperar a que vuelva el solito porque practico una política de tolerancia cero con casas en las que habitan gatos.