Mi segunda escapada otoñal tenía como destino la ciudad de Turín, en Italia. Este no es un lugar que normalmente habría elegido ya que no hay nada en esa ciudad que haya despertado mi interés pero sucede que Transavia vuela desde Holanda y pusieron billetes de esos a precio de risa así que decidí pasar un fin de semana por el lugar y practicar el italiano, idioma que pese a estar en el cuarto curso sigo chapurreando. El avión salía a la una de la tarde y por eso opté por comenzar la jornada laboral temprano y trabajar desde casa. A las seis y media de la mañana yo ya estaba como un campeón resolviendo los dramas de mi compañía y haciendo un trabajo que no se puede cuantificar con métodos normales. Antes de salir para el aeropuerto ya sabía que iba a ser un día dramático ya que por culpa de la enésima huelga general en Italia, mi avión acumulaba unas horas de retraso.
Por lo que había leído, los italianos insisten en competir con España por una plaza en el cuarto mundo y joden a todo el que pueden con sus huelgas. En este caso, cerraban su espacio aéreo entre la una y las cinco de la tarde y mi avión debía llegar a Italia en ese intervalo. Salí de mi casa y fui con la Mili o Vanili a la estación. Esta bicicleta está en fase terminal y es más que probable que anuncie su defunción en las próximas semanas. El jueves la llevé a la tienda en la que normalmente me reparan a la Dolorsi y me dijeron que me costaría unos doscientos leuros arreglar todo lo que está mal en ella. Si consideramos que la compré por veinticinco leuros, le ha llegado la hora y ya estoy buscando una sustituta y un nombre que le haga honor. La dejé en la estación y desde allí seguí hacia el aeropuerto en tren, aprovechando el Wifi gratis para bucear por las redes. En el aeropuerto pasé el control de seguridad y como siempre quisieron ver mi cámara y me obligaron a quitarme los zapatos, algo que se ha repetido las dos últimas semanas.
Sabiendo que tenía tiempo, me dediqué a pasear y a mirar los aviones que estaban aparcados en la zona del aeropuerto en la que me encontraba:
Schiphol es un aeropuerto vivo y muy activo y en el que las líneas de costo bajo no predominan. Es un lugar para pájaros enormes que cruzan grandes distancias y siempre es un lujo observar los aviones. Para ello, han creado algunas terrazas a las que accedes desde la terminal y en las que te puedes sentar a disfrutar del día, charlar, tomarte algo y mirar la vida del aeropuerto y de las cincuenta mil personas que trabajan allí. Por supuesto, las terrazas son para NO FUMADORES y si pillan a alguien drogándose en las mismas, la multa es de las que te camban los pendejos del disgusto o te cortan la regla. Para esos enfermos han creado unas salas especiales en las que se pueden asfixiar en su propio humo. hay tolerancia cero con los que pillan fumando en las terrazas con la excusa de que los aviones repostan allí mismo. Al que cojen, se acuerda toda su puta vida. Las terrazas son muy agradables ….
Después me senté en unos sillones fantásticos que hay dentro y a los que les han puesto un enchufe al lado para recargar tus dispositivos mágicos y maravillosos y creo que hasta permiten que los pobres carguen sus horrendos Androitotorotas, esas aberraciones surgidas de la falta de imaginación de cabezudos coreanos y que usan el sistema operativo de la corporación malvada GooglEvil. Cuando se acercaba la hora del embarque me acerqué a la zona en la que iba a suceder y a la hora adecuada entramos al avión. El piloto se disculpó y volvió a explicarnos que era por culpa de la huelga general en Italia y finalmente arrancaron motores y salimos. Como sucede en muchas ocasiones, me dio un jamacullo y ni siquiera me enteré del despegue. Para mí transcurrieron unos segundos pero cuando abrí los ojos ya estábamos en pleno descenso sobre los Alpes Suizos y aproveché para hacer un par de fotos:
Desde mi ventanilla, parecía que el invierno ya ha llegado a esa parte de Europa, o quizás nunca se llegó a ir. Unos minutos más tarde, el sol daba sus últimos coletazos sobre un mar de montañas infinitas y de mucha nieve mientras la gente en el avión murmuraba comentarios de admiración ya que si hay algo que no tiene Holanda son montañas.
Aterrizamos sin problemas y después de salir del avión y llegar a la terminal busqué el autobús que me llevaba a la ciudad. La ruta es muy exótica ya que pasa junto a campamentos en los que se ve un montón de miseria, con poblados de gente que seguramente si me pilla, no me deja ni los gallumbos. No me esperaba bolsas de miseria así en esta parte de Italia, siempre había creído que eso es algo más propio del sur del país. En la ciudad, me bajé de la guagua en la parada de Porta Susa y desde allí fui andando a mi hotel, el cual estaba a un kilómetro y medio. Se trataba del Hotel Residencia San Paolo. Tras registrarme y largar mis cosas, pasé por el baño y me senté en el trono a soltar lastre, meditando sobre si sueñan los androides con jiñadas como esa, algo que siempre me ha preocupado ya que es uno de los grandes placeres de la vida que creo que la inteligencia artificial jamás podrá comprender. Pregunté en la recepción y me recomendaron la pizzeria il Picchio, así que fui hasta la misma y cené un Prosciutto crudo di Parma y una Pizza Picchio, acompañado de una bionda piccola y acabando con un caffè macchiato. Cuando yo acababa de cenar en la calle había una cola enorme de gente que esperaba por mesa, con lo que el local es muy popular. Regresé al hotel y me dediqué a organizar mi visita del siguiente día a la ciudad.
El relato continúa en Callejeando por Turín
17 respuestas a “Fin de semana en Turín”
Bueno y como vas a sustituir a la pobre, compra, buscar-encontrar otra por esos mundos de dios, u otra opción más creativa.
La verdad es que me sorprende que una bici que tiene tan pocas cosas cueste tanto dinero reparar, en los tiempos que yo pedaleaba las arreglaba yo mismo, era muy sencillo, las zapatas de los frenos, temas relacionados con la cadena, cambios y poco mas.
Ojalá que sigas incorporando fotos en tus entradas, aligeran el texto y lo ilustran, a mi me encantan.
Salud
Le he encargado a mi vecino que vaya a comprarme una al julay que me la vendió en el 2005. El problema de esa bicicleta es que es una batavus muy antigua y esa compañía, en la época en la que la fabricó, era la número uno en Holanda y hacían todas las piezas exclusivas e incompatibles con otras bicis. Los frenos que tiene ya no se pueden conseguir y la única manera de cambiar las zapatas (las cuales están encerradas en un sistema junto al eje) es comprarlas de segunda mano. La rueda trasera hay que cambiarla pero no se puede con lo que la tendrían que rehacer, quitando todos los rayos y reponiéndolos uno a uno, enderezándola, metiéndole el freno y tratando de conseguir de segunda mano también los piñones. La rueda delantera tanto de lo mismo. Por eso sale tan caro y por eso no merece la pena. Seguramente por cincuenta leuros consigo una que tenga lo que yo busco, que es dos o tres velocidades y frenos normales.
Si calculamos que me la compré hace justo ocho años y pagué veinticinco leuros por ella, tenemos que han sido algo más de tres leuros por año, así que está más que amortizada.
La silla verde que sale en la terraza anti-humos es de ikea. Y no me pregunteis como lo sé, solo digo que casi se hablar sueco. Por cierto, la terraza parece muy agradable, pero si es donde repostan los aviones, el olorcillo tiene que ser bastante insufrible.
Sobre lo de la nueva bici… lo que estoy esperando yo es el nombre, a estas alturas ya estoy convencida de que tu imaginación no tiene límites.
Ahora lo entiendo, es que eso no es una reparación, es una reconstrucción en toda regla:)
Salud
Virtuditas, lo del repostar se refieren a TODO el aeropuerto. Por eso no hay terrazas para fumadores, siempre han de practicar su vicio escondidos y en cuartos con poca ventilación para que se asfixien unos a otros.
El bautismo vendrá después de la compra. Por ahora, estoy entre la Chona o la Gayola, que complementan a la Poderosa, la Cholina y la Dolorsi, que serán las otras tres bicis que queden en la familia.
¿Es en schiphol dónde han puesto el control de seguridad en cada salida de vuelo?… Es que con tanto aeropuerto, ya no sé dónde lo he visto. Pero tiene que ser ahí, porque ese aeropuerto es formidable; tiene de todo (hasta lugares para el humo…Jajaja). Lo de la seguridad me parece una idea genial; pasé la zona en un santiamén, sin colas y limpiamente. Y la terraza parece agradable; la probaré en abstinencia.
Las fotos de los Alpes son preciosas; y te han salido muy bien para ser a través del cristal y en movimiento.
No le pongas Chona; Ya tienes una «Ch».
No me importa tener dos con Ch, aunque hoy el nombre que va ganando puntos es La Lapolla.
En Schiphol el control de seguridad en las salas de espera es solo para vuelos fuera de la Unión Europea, salvo en ocasiones que no tienen salas en la otra zona y mandan a la gente a esos. Tras la declaración unilateral de independencia, Truscoluña será asignada a esa zona y dependiendo de la confianza, los pondrán en las salas para vuelos al Magreb en donde los dos dedos en el culo no te los quita nadie.
No estará mal!… Me gustará pasar por ahí!… Pero no te equivoques: no por lo del culo, sino por lo otro… Jajaja…
también significa que el embarque comienza desde más de una hora antes y aquellos que apuran al máximo perderán los vuelos ya que tendrás que estar en el aeropuerto con un montón de antelación. A la llegada, llegarás por otra zona y disfrutarás de las ventajas de no pertenecer a la Unión Europea, con dos ventanillas, doscientas personas y una hora de cola para que te miren el pasaporte. Eso seguro que te va a encantar. Después, dependiendo del mangoneo y la mala fama, es posible que cierren con paneles las cintas de recogida de equipaje y te hagan unos controles de agárrate y no te menees para requisar productos prohibidos en la Unión Europea o para que pagues los impuestos de importación pertinentes. Eso hará que se te pongan los pezones como cristales de Murano de duros …
¡Qué imaginación que tienes!… Te sorprenderás cuando me pongan la alfombra roja, para que baje del avión y la pise durante todo el camino hasta el taxi que me estará esperando y me harán una reverencia por pertenecer al país más valiente, más organizado, más tranquilo y más internacional del mundo mundial. Jajaja…
Que exagerada es la huitten hablando de España… 🙂
Salud
Genín: Es que España es la mejor!…jajaja… No sé cómo Sulaco ha decidido independizarse de ella…jajaja…
huitten, Sulaco es muy listo, gana la pasta en Holanda y la gasta de vacaciones… 🙂
Eso lo cantaba Escobar y terminó muriendo 🙂
Salud
Ya. Sí que es listo…por ganar pasta y por vivir mejor, ha renunciado a ser español… Pero no se lo vamos a tener en cuenta, ni lo vamos a boicotear; todos tenemos derecho a buscar el bienestar, aunque sea equivocándonos (que no es este el caso; porque a Sulaco le va muy bien).
Pobre Manolo Escobar!… La verdad es que tenía cara de muy buena persona.
Si he renunciado a ser español no es por ganar pasta ni vivir mejor, es porque me identifico con las ideas y los usos del país en el que he pasado una parte considerable de mi vida
Es lo mismo que me pasa a mi. Jajaja…
Identificarse con algo o con alguien = a sentirse mejor = a vivir mejor.
Por eso te leo a diario (siempre que puedo).