El encuentro con un amigo en un pecio, el tiburón leopardo y la móbula


Después del problema de oído del día anterior, todo el mundo tenía curiosidad por ver si me había recuperado, pero después de pasarme el resto del día masticando dos paquetes de chicles, yo tenía claro que hoy podría bucear, seguramente sin problemas, en el peor de los casos con alguna molestia. Por la mañana me desperté temprano y a las siete estaba desayunando y como me quedo al lado del club de buceo, desde allí ya me gritaban preguntándome como estaba.

La primera inmersión era una nueva para mí, un pecio que está casi a una hora de distancia y solo van cuando hay grupos grandes, como era el caso. Se llama Kudagiri y es otra isla sumergida solo que al lado tiene un pecio, algo muy especial por aquí. Con un tiempo de desplazamiento tan largo, lo combiné con una sesión de tomar el sol y por el camino nos explicaron lo que íbamos a ver. Yo bajaba solo con una Dive Master, ya que al parecer las apuestas eran que yo no podría bajar. Perdieron. Primero bajamos al pecio, que está cerca de los treinta metros y en ningún momento tuve dificultades. Lo exploramos por fuera y cuando ya nos estábamos yendo nos encontramos con otro grupo de buceadores liderado por el Dive Master con el que cené el día anterior y allí, a veintipico metros de profundidad, nos abrazamos y por supuesto todos han visto el vídeo. Fue fabuloso, un amigo con el que he buceado un montón y con el que me reencontré bajo el agua. Después del pecio seguimos rodeando el arrecife, llenísimo de vida, con morenas, cantidades ingentes de peces pequeños, bancos de peces, corales muy bonitos y con anémonas llenas de peces payaso maldiviano, de esos que tanto gusta a la gente tener en sus acuarios y que se hicieron famosos por cierta película de animación en la que buscaban a Nemo o quizás a truscoluña, que no es nación. En un punto determinado se pasa como por un pasadizo, que no es cueva porque está abierto en ambos lados y nosotros íbamos de arriba a abajo y cuando vamos a entrar, apareció de nuevo el Dive Master amigo y nos abrazamos de nuevo e hicimos vídeos, que por supuesto han visto todos y que volverán a ver cuando comience la serie masiva de buceo en las Maldivas. Entró un poco de corriente y al final tuvimos que cambiar nuestra ruta. Estuvimos casi cincuenta minutos.

Al salir, otra vez una hora para llegar a Puerto y básicamente, al llegar, nos quedamos en el barco, cambiaron las botellas vacías por otras llenas y volvimos a salir. Lo normal sería una segunda inmersión menos intensa, pero decidieron ir a Guraidhoo Corner. La Dive Master se había ido y me asignaron a uno de los Maldivianos, con el que mejor me llevo y al que adoro. El chamo nos explicó la inmersión pero después la cambió sobre la marcha y jamás dejaremos de estarles agradecidos por ello. De entrada vimos un Napoleón gigantesco y algunos tiburones grises de arrecife bastante grandes, pero es que después en el fondo vimos un tiburón Leopardo durmiendo, que para mí es la primera vez en vídeo y la segunda vez en mi vida que veo uno, que son preciosos e inmediatamente después de esto una raya gigantesca en el fondo y por delante de nosotros pasó una móbula volando, es que aquello era el acabose. Después seguimos viendo tiburones de punta de aleta blanca durmiendo y un par de tortugas grandísimas, una morena gigantesca, gobios y los excesos habituales de vida alrededor de los corales. Fue una pasada de inmersión, alucinante, increíble e impactante, además de algo profunda, que cuando vimos el tiburón leopardo yo bajé hasta los treinta metros exactos.

Al volver a puerto estaba todo el mundo super-hiper-mega excitado y en el descanso, aproveché para ir a comer, que después de dos inmersiones tenía una hambruna que no veas. A las dos y media, de nuevo preparado para la tercera inmersión, que al parecer iba a ser en Kandooma Thila, pero al llegar, la corriente era muy fuerte y entrante, que es la mala para ver tiburones, así que el plan cambió y en su lugar fuimos a Lhofushi, que está en la zona y es un canal que se cruza para ir desde el mentado hacia Meduvaru, que es un arrecife entre dos canales y que la traducción del nombre literal es truscoluña no es nación y la traducción más libre es el arrecife en medio de canales. Iba de nuevo con el Dive Master maldiviano y el grupo era pequeño, una pareja del país vasco, una chama y un chamo de las Baleares y el Elegido. En el camino vimos una Ánguila Listón azul, que son super-hiper-mega bonitas y raras de encontrar. Nos encontramos con un par de tortugas grandes, con un pez tambor gigantesco y que parecía preñado y según avanzaba la inmersión, la corriente aumentaba, pero arrastrándonos, con lo que íbamos ganando en velocidad hasta que aquello parecía una carrera de fórmula uno, íbamos disparados. El Dive Master vio el problema que teníamos delante pero no lo pudo evitar, la corriente nos llevó directamente hasta una lavadora y ahí teníamos la parada de seguridad de tres minutos a cinco metros. Lo que sucedió a continuación fue una pesadilla para el Dive Master. Ninguno le hizo caso cuando les dijo que permanecieran muy pegados a él y el resultado fue que el de las Baleares quedó atrapado en un torbellino a quince metros y que lo empujaba hacia abajo y el chamo además no sabía lo que estaba pasando. El vasco quedó en la lavadora que lo mandó para arriba. El Dive Master perdió la boya (o más bien el hilo y el carrete) y tenía que elegir entre rescatar al que se hundía o bajar al que subía y yo le indiqué que yo recuperaba la boya, lo cual hice con una gracia y un estilo que se podrían cantar canciones sobre el asunto. Las dos mujeres estaban prácticamente en pánico, el Dive Master intentando subir al otro y bajar al otro otro, yo con la boya, que la lavadora me obligaba a soltar los cincuenta metros de cuerda y a recogerlos, todos los ordenadores de buceo pitando como locos porque la lavadora nos movía entre 3 y 12 metros, mi ordenador de buceo hizo dos paradas consecutivas de tres minutos de seguridad porque estaba convencido que yo había decidido seguir buceando, los otros igual, las mujeres intentando mantenerse conmigo para estar todos en el mismo ciclo de lavadora, que finalmente dedujeron lo que pasaba, el Dive Master que poco a poco, fue trayendo a la superficie al que se fue para el fondo y el otro que finalmente salió a superficie y yo fui llevando a las mujeres a la superficie y recogiendo carrete de la boya y por fin conseguimos salir. Fue intenso y personalmente, yo me divertí, pero vamos, el Dive Master estaba traumatizado porque pudo perder dos clientes, que la gente nunca presta atención cuando les explican las cosas los que viven y trabajan allí. Yo le di un abrazo cuando salimos del agua y le dije que nos tomábamos un cafelito al llegar a Puerto para recuperar la paz espiritual, que fue lo que hicimos. En el cafelito lo invité a cenar y me dijo que en dos semanas se marcha a vivir a España con su novia española, con lo que deja de trabajar a final de mes. Antes de bucear invité a cenar a la Dive Master y a su novio, que también es Dive Master, que yo ya con toda esta gente son amigos y vengo aquí a divertirme con ellos. Todos se empeñan en querer pagar y les tengo que decir y repetir y tripitir y hasta cuatripitir que si pagué un puto asiento de ventana para que el Ancestral tenga la concha de vídeo del despegue y el aterrizaje, también los puedo invitar a ellos a comer y más con los precios de risa de aquí.

Después del cafelito me fui con las chicas a ver el atardecer, que la puesta de sol fue espectacular y tras eso regresé a mi habitación para ducharme, afeitarme, escribir la anotación y prepararme para ir a cenar con los dos que quedé.


Una respuesta a “El encuentro con un amigo en un pecio, el tiburón leopardo y la móbula”

  1. Dudo mucho que el precio de ventanilla tenga mucho que ver con las invitaciones a llenarse la barriga… 🙂
    Prueba de fuego para tu oído, me alegro que no empeoraras…
    Salud

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