Es increíble lo efímera que puede ser la felicidad en algunos casos. Estamos viendo el partido del Ajax contra el Olympique de Marsella, en primera fila, justo en un punto de córner, en una posición perfecta para que mi madre me vea y poder saludarla cada vez que tenemos un saque de esquina y el Ajax marca el primer gol. Es el acabose, todos saltamos, nos abrazamos y lo celebramos a lo grande porque ya nos sentimos en la siguiente ronda. Es un momento de euforia absoluta en el que todos desmontan sus barreras y se comportan como los animales que somos.

Durante los siguientes ciento veinte segundos de juego el Amsterdam ArenA se convierte en un mar blanco de banderas, todos las agitan mientras gritan y lo celebran y estando aún en la cima de nuestra euforia el Olympique empata y se acaba la felicidad, así, tan bruscamente como llegó nos la robaron.

No hemos pasado a la siguiente ronda y para mí, el fútbol se ha terminado por esta temporada. Esperemos que el año que viene haya más suerte.

¡Oh! se me olvidaba comentar que en este partido se celebraba el 109 cumpleaños del Ajax ya que nació el 18 de marzo del año 1900.