En los Países Bajos, lo de las mascarillas nunca fue tan radical como en España, se limitó al transporte público, en interiores y salvo por un par de pruebas en calles comerciales en Ámsterdam, poco más e incluso en interiores hubo muchas restricciones inexistentes en España, como el poder quitártela al estar en tu sitio en el cine si se guardaba la distancia de metro y medio entre grupos, con lo que en los cines veías a la gente llegar con mascarilla, sentarse y quitárselas. Hace ya cosa de un mes que en los Países Bajos se quitaron las restricciones de interior y hasta las del transporte público y salvo por el aeropuerto en su zona segura y algunas aerolíneas, básicamente no las usa casi nadie, salvo un servidor que no entro ni jarto de aceite de colza a un supermercado sin mascarilla, que la gente te pone el aliento a milímetros de tu cara y aquí hay mucho bicho alto que lanza el virus desde arriba. También me la pongo en los trenes, que no me cuesta nada y nunca se sabe en donde te encontrarás el virus, que aunque ya no mueren tantos por la variante julandrona del virus truscolán y podemita que predomina actualmente, conozco gente que ya va por su tercera tanda del virus.
Esta semana, esa libertad, llegó a España, salvo por el transporte público y bla bla bla y en el primer día, una mayoría seguía usando las mascarillas. Como aquí la obligación de usarlas fue tan radical, incluso en exteriores, el concepto se ha grabado a fuego y cuesta más, pero vamos, que en dos semanas, solo los que quieran protegerse de verdad la llevarán y los que se la ponían porque era obligatorio o porque replicaban el comportamiento de los demás, lo dejarán de hacer. Lo curioso es que en estos primeros días se ve a muchos de esos, los que se protegen la barbilla, que hoy siguen protegiéndosela, lo cual demuestra que sus cerebros no rigen como deberían, ya que se han pegado un año haciendo el paripé sin usar la mascarilla correctamente y ahora que la pueden guardar, la siguen usando incorrectamente. Al menos los neerlandeses, con el cuento de que cuando comías no la puedes llevar puesta, se movían dentro de tiendas y supermercados comiendo algo que nunca terminan de comer para así no usarla.
Entramos en una nueva fase de pandemia, que cambiará bruscamente cuando se produzca una nueva variante más agresiva, algo que dicen que puede suceder, que los cambios del virus no parecen tener lógica alguna.