Esta es una de esas películas que he ido retrasando porque me daba miedo ir a verla. Después de haber leído tanto sobre ella y tan mal, me terminaron de convencer unos amigos que dijeron que les gustó. Y ahí estoy yo, una tarde en el cine, dispuesto a pasar tres horas sentado en una butaca para maravillarme con ese biopic épico que es Alexander o Alejandro Magno, que es la traducción que se le dio al título en español. Los títulos de crédito iniciales son premonitorios. Durante más de cinco minutos no pasa nada, únicamente ponen unas imágenes medio helenísticas muy bonitas. Algo de puta pena y que sólo sirve para que la gente continúe con sus conversaciones en la sala. Una vez acabó este superfluo interludio, comienza el tostón. Hacemos un recorrido por la vida del Alejandro. En realidad podían haber hecho dos películas totalmente distintas. Una de acción, batallas, conquistas y demás y la otra una película de pajarones, un canto al sexo entre hombres. La primera película se podía haber llamado Alejandro el conquistador, de unos cien minutos y seguramente habría sido un éxito mundial. La segunda película, proyecto que se podría haber llamado La Reinona o el palomo cojo o Méteme el Magno o quizás Anal-julandro habría sido una excelente comedia de reivindicación homosexual con mucho diálogo picante y mucha escena del tipo de la serie Sex in the city. El problema es que el director, un patético Oliver Stone que ha perdido completamente el norte y que merece no volver a dirigir ni el semáforo de su calle en su puta vida, se ha creído que lo que él hace es cine de calidad.
No han pasado ni diez minutos cuando está Alejandro en versión niño de nueve años sentado en clase, junto a su amigote y noviete Hefastión y el profesor les está explicando que el sexo entre hombres es malo a menos que sea porque ambos se quieren y desean expandir las capacidades intelecutales del otro. Alejandro mira a Hefastión y fundido en negro. Un poco más tarde tenemos a la madre de Alejandro, LaLimpia, perpetrada patéticamente por Angelina Jolie, reprochándole al julandrón de su hijo que hace tres años que está en edad de casarse y no lo ha hecho, a lo que este responde que está enamorado de Hefastión y que en su culo no hay espacio para clítoris. De aquí al cielo. Se pasan las dos horas y media restantes echándose cariñitos, mirándose empalagosamente, de manitas y aburriendo al sufrido público con unos diálogos de juzgado de guardia. Creo que a partir de la mitad de la película fue cuando me puse a jugar con el teléfono y miraba sólo las escenas de batalla.
Otro problema de la película es la selección de los actores. El tal Alejandro lo interpreta Colin Farrell, un tío con un carisma infinitamente próximo al CERO absoluto. Si a eso le añadimos que su estilista veía su personaje con el pelo teñido de rubio, la cosa va mal. Pero por Dios, como no se dieron cuenta que el tinte del pelo era de pena. No digamos el afeitado de brazos, piernas y pecho, que lo dejaron que parecía un Miguelón Jackson. Se pasa la película en minifalda mesándose la gloriosa cabellera mal teñida de rubio. Junto a él, Jared Leto, su novio, otro patético personaje que no merece ni ser nombrado. La madre del famoso emperador la interpreta Angelina Jolie, a la que le toco el papel de mala. La pobre tiene menos registros que un muro sin encalar. Como el director estaba en modo de pérdida máxima de aceite, la afeó hasta tal extremo que ni siquiera su belleza habitual la salva del ridículo. Su esposo y cornudo padre del protagonista es interpretado por Val Kilmer, un hombre al que se le pasó el arroz hace unos años y no tiene ni edad ni cuerpo para salir en minifalda en pantalla. Le pusieron un ojo en plan accidente de trabajo, totalmente soldado, que daba pena. Como debían ir faltos de presupuesto, aprovecharon el ojete y siempre había algún amigo del Alejandro tuerto como su padre. El último que merece aparecer en esta lista de peripatéticos es Anthony Hopkins, que hace de hilo conductor y que supongo que se tragó su orgullo y trabajó aquí para ganarse un dinerillo con el que poder retirarse a Miami y pagarse la pensión, porque lo hace de puta pena.
La trama de la película es sencilla: un grupo de machos machotes que van a caballo conquistando sitios y follando entre ellos por la noche. Las escenas de batalla son planas y aburridas. No hay emoción, no hay garra, no hay interés. Si quitan dos horas de cinta no se notaría la diferencia y la gente saldría del cine con la misma mala opinión. Y así les va. Han conseguido hacer un fracaso de cine, una rara especie que no se da a menudo en el cine comercial.
Así que si odiáis a alguien lo suficiente, invitarlo al cine, tomaros un valium y meterlo tres horas en alguna de las salas que tiene esta película. Seguro que os lo agradece eternamente.
2 respuestas a “Alexander – Alejandro Magno”
Concuerdo con tu apreciacion de la pelicula en su totalidad, parece que cada vez le vas afinando la punteria a tus criticas y le aciertas mas al centro del blanco, te felicito!. Un abrazo y muchisimas gracias por el CD que me enviaste, esta de putisima madre, la resolucion de la copia es fabulosa, gracias nuevamente.
Se que estaras de visita en USA en el mes de Abril, te deseo un buen viaje y una grata estadia, vendras a Miami?.
Me alegro que coincidas Jojito. Sé que a tí la cultura helenística te fascina, así que me imagino que te hirvió la sangre con esta basura.
Ya me estaba yo preguntando si te había llegado el CD….
Creo que iré a finales de Abril o en Mayo, una vez esté a la venta y disponible la CANON EOS350D, que me pienso comprar aprovechando el descuento dolar>>euro. Supongo que iré a New York / Washington, pero no descarto nada.