Una de las cosas que siempre me sorprenden en los Países Bajos es lo poco importante que son los turistas y lo mucho que se les ningunea. Quizás sea porque me crié en Gran Canaria y por allí el turista es el rey y todo se hacía alrededor de ellos pero en Holanda no cuentan para nada. Un buen ejemplo es como la ciudad de Amsterdam suele parar el metro en el centro de la ciudad durante las seis semanas de vacaciones escolares para tareas de mantenimiento. Se la suda muchísimo que la ciudad esté llena de turistas y que estos se tengan que mover en guaguas y tranvías. Lo que se prima es que los ciudadanos, la gente que realmente vive en la ciudad, tengan un buen servicio las cuarenta y seis semanas restantes y por eso se hace el mantenimiento durante las semanas en las que una gran mayoría está de vacaciones en algún otro país. La tarjetita de la foto de hoy es algo parecido. El fin de semana próximo, en plena Semana Santa, el sistema ferroviario holandés va a estar en mantenimiento a un nivel espectacular. Se van a suspender un montón de líneas, se van a desviar trenes, parar otros y todo eso sucederá entre el viernes Santo y el lunes de Pascua. En esos días, el número de pasajeros desciende escandalosamente entre los clientes habituales y como dije al principio, los turistas no cuentan. Para que lo tengamos en cuenta, te entregan en mano cuando estás en los andenes estas pequeñas tarjetas en las que te avisan y te explican en donde buscar la información. Nosotros, los viajeros habituales que usamos el tren en hora punta somos sus principales clientes y es a los que quieren informar.

Esta política práctica y que prima a la persona que usa regularmente el transporte y paga por el mismo se está llevando a niveles impensables. Por un fallo terrible de planificación, los dos próximos años no hay trenes suficientes en Holanda y por eso, los trenes irán llenos. La discusión abierta es de devolver a los viajeros con abono el cincuenta por ciento de lo que pagan cuando viajen en hora punta porque quizás han de ir en un tren en el que no encontrarán un asiento y tienen que permanecer de pie. Es algo bizarro para cualquiera que no viva en el país, pero es una cosa que se explica perfectamente si conoces a los holandeses. Esas mismas discusiones fueron las que mataron la Alta Velocidad. Frente a la idea española de ponerla en todos lados y gastarse una fortuna aunque líneas rentables hay una o dos, aquí, después de ver lo terrible que fue construir la conexión de Amsterdam hasta Bélgica con alta velocidad, se cancelaron los proyectos y se optó por usar ese dinero para duplicar las vías de tren en las líneas más congestionadas, solucionar los nudos ferroviarios en los que cuando hay un problema el tráfico se detiene y crear un sistema con trenes a una frecuencia mayor, aunque solo vayan a ciento sesenta kilómetros por hora. Creo que el año que viene ya tendremos un tren cada diez minutos entre Amsterdam y Utrecht, con lo que será prácticamente como una línea de metro y te llevará del centro de una ciudad al de la otra en unos veinticinco minutos.

Hace poco alguien me preguntaba por billetes de tren baratos en Holanda y flipaba cuando le decía que no los hay para turistas o cualquier usuario ocasional. Los descuentos son para las personas que usan el transporte público regularmente, un turista que pasa por aquí dos días, que se joda y pague el precio máximo, ya que la infraestructura no se hizo pensando en ellos sino en la gente que acude todos los días a su trabajo y no quiere ir en coche. Con esa misma idea, mi casa, que ya estaba conectada con el centro de Utrecht con seis autobuses por hora, algo que me parecía como de ciencia ficción, está ahora conectada con uno cada siete minutos o unos nueve autobuses por hora. Ahora, el que se empeña en usar su vehículo no tiene excusa, es más cómodo y rápido ir al centro en guagua y además, los días que las tiendas abren por la tarde hasta las nueve de la noche, esos días tienen incluso un billete especial de autobús que les permite hacer la ida y vuelta pagando solo la ida.