Al hilo de lo de las inundaciones en el centro de Europa que por supuesto son normales y no el producto del calentamiento del planeta por culpa de podemitas, truscolanes, suciolista y el corrupto ese que viaja a todos lados en avión y que se casó con una mafiosa que no veas y tiene otro hermano de la Cosa Nostra que se chinga a una amarilla, yo había apuntado para comentar por aquí que la semana pasada dijeron que ya hemos tenido OCHO días en este año de días con lluvias excepcionalmente fuertes, que lo miden cuando caen más de cincuenta milímetros de agua durante veinticuatro horas, pero solo cuentan el mínimo ese de 50 y hemos tenido días con 66 mm de agua, como uno en mayo, mes que normalmente tiene 50mm de agua en los 31 días y en uno solo pasamos la cuota mensual holgadamente y hubo muchísima más lluvia y quizás hasta más, que los sitios en donde miden son solo 300 lugares en el país y puede suceder y ha sucedido que en donde cae el diluvio no haya uno de esos y este año hemos tenido cosas que nunca antes habíamos visto, como autopistas inundadas, no ya los túneles, las autopistas, porque el suelo es incapaz de absorber toda esa agua cuando cae de golpe. Lo peor es que todavía nos quedan más de tres meses hasta el fin de año y es probable que se consigan nuevos récords. Yo y mi vecino hace dos meses que limpiamos las canaletas del tejado y recogimos tres baldes de lodo y otras basuras, una cantidad brutalmente alta porque las habíamos limpiado ocho meses antes y no sabemos si es que llueve barro o que los putos cuervos van enfangados a nuestros tejados y después esos lodos caen a las canaletas. En los días en los que caen las burradas esas, los bajantes de las canaletas no son capaces de absorber el caudal del agua y se rebosan y tenemos cataratas frente a las ventanas de nuestras kelis, que por suerte solo duran un par de minutos. También tenemos suerte y este año limpiaron el alcantarillado con agua a presión y está funcionando maravillosamente bien. Otra cosa que puedo confirmar y confirmo es que los chubasqueros no son capaces de mantenerte secos cuando te están tirando balde tras balde de agua. Me pasó el otro día al volver del laburo, en los novecientos metros de bicicleta desde la estación a mi keli, llovía con tanta fuerza que cuando entré en mi casa, el agua había calado por el chubasquero y por el pantalón chubasquero y hasta en los zapatos, supuestamente de esos que tienen protección contra el agua. Una cosa son los bucólicos días con llovizna que no cesa y otra lo de ahora, que hay un sol que raja las piedras, ves en el horizonte algo gris, eso mismo va creciendo y se va volviendo negro, se encienden las luces de la calle porque ya no hay luz y parpadeas y estás en el medio de la mayor tormenta de la historia de la humanidad y dos minutos después, volvemos a tener sol. El día que me pilló la lluvia desde la estación a mi keli no fui a correr, porque sería masoquismo y tampoco fui al cine, porque también es masoquismo y era una de esas sesiones exclusivas para abonados con papeo y bebida gratis y el sábado cuando fui al cine me dieron un cubo de cotufas y un refresco, que resultó que la misma idea que tuve yo la tuvieron los otros trescientos que habían reservado entrada para la película y los del cine optaron por regalar la comida y bebida que habían preparado para el evento en los días siguientes. Seguramente yo fui uno de los pocos que canceló la reserva treinta y un minutos antes de que comenzara la peli, que cuando quedan menos de treinta ya no se puede cancelar. El cambio climático vino para quedarse.