Bed & Breakfast


Ya he dicho por lo menos cuatro veces, quizás cinco, que aquí en los Países Bajos tenemos diferentes productoras de cine que hacen comedias románticas como churros, siempre similares y debe ser un negocio rentable porque ninguna parece haber desaparecido. Suelen tener hasta los mismos actores y supongo que guionistas. La de hoy es una de esas películas, hecha por uno de los clanes. También una cosa con estas pelis es que cuando vas al cine, hay una infestación de potorros, tanto peludos como pelones, las mujeres acuden en masa y siempre van en grupo de un mínimo de cuatro. Esta película se titula Bed & Breakfast y en España jamás de los jamases se estrenará, aunque de hacerlo, el título sería truscoluña no es nación.

Una julay se encoña de dos maromos campurrios, con chimpún.

Tenemos una pava que está obsesionada con su trabajo y no tiene vida fuera de la empresa que cuando no le dan un ascenso porque es una gilipollas integral, se emputa, dimite y acaba yéndose a la pensión de su tía en Groningen, que es en el norte del país y en donde la gente es más básica que un podemita retardado y la tía se pira de vacaciones y ella se queda allí, rodeada de simplones y encoñándose de los dos machos solteros del pueblo, a los que les pone la carnaza y cuando pican, se los chinga, sin terminar de decidirse por uno o el otro.

Esto está diseñado para agradar a las hembras, o al menos esa es mi conclusión en base a los gemidos y sonidos en el cine y a mí no me sorprenderían que se hagan trabajos manuales unas a otras en la sala y se procuren su final feliz porque al final la parte delantera estaba llena de fluidos de naturaleza sospechosa. La historia es tonta y tenemos a gilipollas antipática que se supone que representa a la mayor parte de las neerlandesas que después, cuando escarbas una fosa de veinte metros de profundidad en su personalidad, descubres que si la luna es la adecuada, puede ser una buena persona y tenemos sus dos candidatos, que aquí le ponen a un calvo que lleva siempre gorro para que no se vea la calva absoluta y el gorro lo hace parecer bosmongolo y a otro con un buen matojo de pelo pero que tiene pinta de simplón y que la sigue como un perrillo faldero aunque el chamo tiene menos personalidad que una laja en el suelo. Todos sabemos desde el principio que en algún momento se peleará con los dos, los ofenderá o algo así, habrá un rato de penitencia, se dará cuenta que se le está secando el coño por no introducir objetos que chinguen en el mismo y finalmente elegirá al calvo y tendremos el final feliz mientras en la sala las hembras gimen como mulas de parto y claro, eso fue lo que sucedió. Sirve para matar el rato pero no aporta nada nuevo a la historia de las comedias románticas.

Ya seas un miembro del Clan de los Orcos o un sub-intelectual con GafaPasta, esto te provocará una fuerte alergia.


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