Behind the Candelabra


Uno de los tabúes que mejor se han mantenido a través del tiempo es el del mariquitismo en el cine. Prácticamente todas las estrellas y estrellones de Hollywood o los ídolos musicales son más heteros que Terminator y sin embargo, mientras sus equipos de publicidad y control de imagen trabajan a destajo, los rumores y las confirmaciones de las pérdidas de aceite no se detienen. Al parecer, un actor fabuloso y fantástico, que te hace llorar o reír, que te introduce en mundos mágicos pierde todos sus poderes en el instante en el que se sabe que le gustan los machos. Lo mismo sucede con las bebas, desde que se sabe que frotan almejas, es como si se les olvidara la profesión o ya no pudieran cantar. De esta premisa, de ocultar su vida para protegerla y basada en la vida de Liberace llegó a los cines en Holanda Behind the Candelabra, película que vi hace más de un mes. En España se estrenó directamente en un canal de pago a finales de agosto y jamás de los jamases rozará una sala de cine por aquello de que igual hasta se pega.

Un julay julandón pierde más aceite que el Prestige

Liberace es un pianista y artista famosísimo en los Estados Unidos y en otros lugares del universo, una estrella de renombre con más pluma que un avestruz y del que se dice que es hetero, algo que es más difícil de creer que el dogma de la virginidad antes, durante y después de cierta virgen madre de fundador de multinacional especializada en el tocamiento de niños. El hombre se encapricha de un chaval que conoce y lo convierte en su amante, moldeándolo a su imagen y semejanza y llevándolo como perrito faldero. Con el paso de los años su relación se deteriora y con la ruptura llegarán los sinsabores.

La historia de este hombre es al mismo tiempo hilarante y triste. Resulta fascinante verlo defender su heterosexualidad de cara al público y hablar de su novia de toda la vida cuando está claro de que palo le gusta jugar a las cartas. Aún más interesante es como el público lo adora y obvia ese pequeño elefante en la habitación y hace ojos ciegos a ello, ya que lo que les gusta es su capacidad para entretener. Michael Douglas borda su papel y debería ganar uno o varios premios por el mismo. Tiene momentos en los que te ríes de él o con él, momentos en los que da asco y también pena. Su flexibilidad para adaptarse a cada parte de la vida del protagonista es fabulosa. A su lado tenemos a Matt Damon en el que para mí debe ser su primer papel en el que actúa. Ese cacho de carne con ojos y un cuello como un cubo de ancho se derrite y se transforma en un ser débil y apocado, en un joven sorprendido y maravillado y en un jacoso del copón según avanza la historia. Si Michael Douglas merece un premio,Matt Damon no se queda atrás y debería recibir otros. Entre ambos consiguen redondear la película, una historia dirigida por el grandioso y siempre interesante Steven Soderbergh, el cual amenaza con retirarse y abandonar el cine, algo que será un palo para este arte ya que es uno de los directores actuales más interesantes y que no duda en arriesgarse.

Esta no es una película para los miembros del Clan de los Orcos, es más, debería estar en la sección de cosas que tienen prohibidas. Sin embargo, es una película obligatoria para todos los sub-intelectuales de GafaPasta y para aquellos que gusten de las historias interesantes y amenas.


Una respuesta a “Behind the Candelabra”

  1. Parece mentira que aquí no la pasen en los cines, con lo taquillero que es el Douglas, pues yo la voy a ver, pinta muy bien después de lo que cuentas.
    Salud