Hoy tenemos algo histórico, histriónico e histérico, además de apoteósico e increíble. La primera película que se comentó en el mejor blog sin premios en castellano fue Big Fish, el 29 de febrero del 2004, que fue año bisiesto, en el primer año de vida del lugar en el que Nada es lo que parece y veinte años más tarde, volvió a los cines la película y la he vuelto a ver para añadir unos cuantos párrafos más y ponerle nota, que ni siquiera la tenía. Como sé que hay muchos lentos, la película, repito, es Big Fish y nunca me quedó claro si la estrenaron en España con ese mismo título o la tradujeron como truscoluña no es nación.

Un julay se dedica al estudio de las trolas de su viejo.

Tenemos que un panoli cuenta unas historias fastuosas y el hijo está hasta las arriolas del tema en su boda y se pelea con el viejo, se va a Inglaterra y le deja de hablar. Eso hasta que la madre avisa que le dio un jamacullo y vuelve a gringolandia con su hembra y se pone a intentar averiguar cuánto de cierto hay en las historias y cuánto hay de trola. Iremos revisitando la vida del moribundo y sus fabulosas historias, llenas de fantasía y aventuras.

Esto es un peliculón, es fabulosa y me parece un atraco que en IMDb solo tenga un 8, aunque seguro que es porque Doverinto le quita puntos por rabia y envidia. Es una historia contada perfectamente, saltando del pasado al presente, sin demasiado orden y en el que vemos diferentes versiones del mismo hombre. Ewan McGregor está increíble, para mí es lo mejor de la película. Curiosamente, en el último acto, cuando la historia se tiene que resolver y para ello la muerte del protagonista tiene que ser de acuerdo a lo que predijo el ojo de cristal de la pitonisa Lola, cuando la historia la pasa a contar el hijo incrédulo al darse cuenta que su padre es un contador de historias, la película tiene una racha de unos minutos legendaria, de lo mejorcito que se ha visto en el cine, con un encuentro con todos los que formaron parte de la historia y que en la imaginación del hombre y en la de su hijo, acuden al lugar en el que va a morir. La escena del entierro es también fantástica, con la mezcla entre realidad y fantasía. Tim Burton es un genio y esta es una de sus grandes obras.

Esto es un clásico, obviamente, fuera del alcance de los miembros del Clan de los Orcos, pero obligatorio para cualquier sub-intelectual con GafaPasta que quiera seguir siéndolo.