Black Mass: Estrictamente criminal – Black Mass


Soy consciente que críticos y público están emocionados hasta las lágrimas por ver la nueva del capitán Jack Sparrow pero en mi caso, me he llevado tantos palos últimamente con Johnny Depp que lo único que logró que fuera al cine a ver su nueva película es que la daban en una sesión especial solo para la gente abonada al cine ilimitado y además de la película nos daban comida y bebida gratis. Así fue como me convencieron para entrar a ver Black Mass, película que se estrena la semana que viene en España con el título de Black Mass: Estrictamente criminal.

Un julay mafioso es más cafre que el Güaca

En una de estas barriadas criminales de una ciudad americana, se crían tres niños, dos de ellos hermanos. Uno acabará como senador, el otro como el puto amo de los criminales de la ciudad y el tercero, como policía super-famoso del FBI porque está compinchado con el criminal. En la película vemos como Dios los cría y ellos se juntan y las trastadas que hacen por aquí y por allí. Vivimos el ascenso del policía y del criminal, la impasibilidad del político y como en su caída el más cagado es el policía.

A mí lo del super-maquillaje de Johnny Depp me tiró para atrás desde el principio. Lo han hecho tan exagerado que en ningún momento puedo ver al actor haciendo su trabajo, lo que veo es una reinona presentándose a un concurso para ser la Drag-Queen del año. Repito, no vi nada extraordinario o reseñable en el trabajo de Johnny Depp, solo un maquillaje dantesco. A su alrededor las cosas no van mejor. Benedict Cumberbatch está totalmente perdido y entre que le falta la mitad de la mandíbula y que aquí la cámara como que lo evita, su presencia no sirve de nada. Joel Edgerton no da tampoco el tipo y parece aterrorizado por la reinona que le ponen delante para trabajar. En ningún momento sientes lástima o te alegras de lo que le sucede. Simplemente, no nos interesa. El guión es lento y nunca acaba de enganchar a los espectadores, que corrimos al comenzar los títulos de crédito huyendo del cine como almas que lleva uno o varios diablos. Al parecer esto está basado en hechos reales o algo así. No deja de ser una vulgar película de gangsters con todos los clichés habidos y por haber. No hay nada original en la forma en la que cuentan la historia.

Le faltan las escenas de acción que atraen a los miembros del Clan de los Orcos y le sobran diálogos infinitos que repelen a los miembros de dicho clan. Al parecer, los sub-intelectuales de GafaPasta se pirran con la película. Para ver en la tele mientras haces la digestión.


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