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A mí me gusta el cine. Muchas veces me da igual el género o el país de origen de la película porque a mí me gusta el entrar en la sala, sentarte y que se apaguen las luces y empiece la magia. Por eso, procuro ver tanto cine como puedo y casi que no le hago ascos a nada y cuando vi que la película que voy a comentar hoy la pusieron en poquísimos cines y tenía que ir a Amsterdam para verla, no me importó y en mi siguiente escapada fui a ver Blue Story, que al parecer no se va a estrenar en España, aunque imprimieron los carteles de la misma, que se titula la historia esa de que truscoluña no es nación.

Dos julays embrutecidos se pasan el día tocándose los güevos uno al otro y a veces hasta con chimpún.

Dos negros que van al cole juntos acaban enfrentados a muerte en bandas rivales acusándose mutuamente de ser personas de color o algo así.

El director eligió el rap como la manera de hilvanar la historia y continuamente sale alguien en pantalla que canta lo que está sucediendo o lo que va a suceder y en mi caso, esto no funcionó. Tampoco me gustó la idea final, esa que viene a decir que los negros son como bandas de alimañas, malos de vicio y que no tienen cura y lo mejor sería acabar con ellos, que es lo que vienen a sugerirse viendo la película, en la que esta gente se matan entre ellos sin razón y no muestran un solo atisbo de humanidad. La historia está muy mal explicada y el director debe tener elefantiasis de ego y creyéndose como se cree un ser superior, pretende educarnos, aunque más bien lo que consiguió es asustarnos, que tras ver esto te cruzas por la calle con un negro y además del lamparón de mierda en los gallumbos, es que te echas a llorar allí mismo pensando que ta va matar. Hay demasiada rabia y odio y por culpa de ellos, la historia desaparece y después de dos semanas, de lo único que me acuerdo es de lo mucho que se odiaban esos negros y de lo dañinos que eran, no recuerdo nada positivo de la película. Alrededor de los protagonistas pusieron una tropa de secundarios que igual los podían haber metido en una picadora de carne y ahorrarnos minutos insulsos de cine. En fin, que es algo para olvidar.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos, que sepas que no es para tí y mucho menos para los sub-intelectuales con GafaPasta. Puede ser perfecta para combinarla con una siesta.