Buladó


Este maldito año, con el drama tan grande que nos ha tocado vivir y que parece sacado de una película de desgracias gringas, que mira que las hicieron por cienes y al final, nos han traído la mala suerte, pues no tenemos de nada, nada de lo que solíamos tener y el cine es uno de los grandes perdedores. El festival de cine holandés, que siempre se celebra al final de septiembre, visto que en las salas solo pueden meter un puñado de julays para los fastuosos estrenos con galas, optaron por coger unas cuantas películas y estrenarlas al mismo tiempo que en el festival en cien salas de cine del país para que al menos otras personas las puedan ver y gracias a eso, he visto un montón de cine patrio comenzando por Buladó, película que jamás se estrenará en España aunque la traducción de esa palabra del papiamento es truscoluña no es nación.

Una julay que va de niña a mujer tiene un abuelo chamán, un padre poli-corrupto y ella hace lo que le sale de la pipa del coño, con o sin sangre.

Resulta que la niña va de niña a mujer y es una rebelde que tiene su propia agenda. Su padre es más realista y quiere que sea una ciudadana y que aprenda holandés, porque ella habla casi todo el tiempo en papiamento, que es una mezcla de lenguas. El abuelo está dos lunas más allá y casi nunca vuelve a la tierra por todas las drogas que se ha jincado y eso. La chiquilla se embarcará en una cruzada que atrapará a toda la familia con mucha magia potagia.

Es una pena porque este es el tipo de historias que me pueden fascinar pero no funcionó conmigo. Me sorprendió la cantidad de palabras españolas que hay en papiamento, lengua que se puede seguir más o menos con facilidad y de hecho, el título de la película, Buladó, pese a la explicación que dieron antes de empezar la historia, viene del español volador y la niña la usa en alguna ocasión para referirse a peces voladores, que era algo así como pescau buladó. La historia pretende ser tierna pero descarrila en muchas ocasiones, no parece haber conexiones entre los tres y por eso, cuando seguimos al padre o al abuelo, es como si hubiésemos cambiado de canal. No digo que no entretiene, pero aburre.

Esto se lo pones a un miembro del Clan de los Orcos y cae muerto en menos de cuarenta y cinco segundos. Puede provocar sueños profundos entre los pretensiosos de los sub-intelectuales con GafaPasta.


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