Casi llegando al final


Desde que el martes de la semana pasada llegó el final del ciclo, las ruedas que mueven ese tinglado han estado girando sin parar, aunque en realidad hay muy poco que yo pueda hacer pero es siempre muy formal. Lo más importante era dar con el abogado que da el pelotazo por no hacer nada y dejar que el abogado haga su paripé, porque lo que yo se y sabemos todos en la empresa es que el acuerdo es muy positivo para los empleados despedidos y hay que ser estúpido y truscolán para rechazarlo y finalmente hoy, la abogada me llamó para confirmarme lo susodicho, que el acuerdo es muy bueno y que debería firmar y el reloj para hacerlo sigue contando, ya que si firmo en los primeros quince días, me toca un buen pellizco adicional. Todo pende del hilo de una pregunta, ya que en el texto hay dos menciones a un contrato de confidencialidad o algo así, a que yo no voy a vender los secretos del sol naciente a otros, algo que me parece hilarante pero que la abogada se toma muy en serio. Parece que mañana tendré que ir inesperadamente a Hilversum y firmar mi despido, que no mi salida de la empresa, para la que quedan cuatro meses completos durante los que se espera que no de un puto palo al agua pero se me pagará como si lo hiciera. La abogada me decía que despidos así, con cuatro meses ya son más bien raritos y si encima esos meses te coinciden con julio, agosto, septiembre y octubre, eso es todavía más raro.

En paralelo a esto he preparado la transferencia de mi sabiduría, o más bien, de la puntita de la polla de mi sabiduría, ya que les voy a dejar que le den una chupadita nada más, que tengan el saborcillo en su boca pero que la angustia de no poder volverla a chupar les agobie para los restos. He calculado que en ciento veinte minutos les puedo contar todo lo que voy a hacer el verano y casi al final en un minutillo lo que no tienen que hacer nunca, nunca, jamás y si me hacen caso, desviarán cualquier marrón en su camino que debería haberme llegado y lo pondrán en ruta al país del sol naciente, que son los que tendrán que responderlo y que no les hará ni puta gracia. Además, como lo lucharán y tardarán semanas o meses en dar la respuesta, el pollardón que necesite esa información para vender algo perderá la venta y la bola irá engordando y en algún punto alguien se preguntará por la razón de todos estos desastres y la respuesta será que echaron a quien no debían pero dejaron a todos los jefillos y allí en donde yo esté, me estaré riendo zorrudamente.

Por lo demás, estamos en OLA de calor, esto es un infierno y procuro no salir de mi casa para no derretirme.


2 respuestas a “Casi llegando al final”

  1. Reconozco que mola mucho cuando te llaman suplicando ayuda, y, por supuesto, se la das a cuentagotas!