Chacho dame agua por favor


La tecnología avanza una barbaridad y cosas que antes eran impensables e imposibles ahora son el pan nuestro de algunos días. Yo llevo lo de la jardinería relativamente bien, consigo mis kilos de uvas, mis kilos de frambuesas, algunas manzanas y este año probaré con los tomates. Hasta con el basílico he triunfado desde que empecé a regarlo por los bajos y me dura para siempre jamás y ya ni te cuento con las cebolletas, que me compré un racimo por cuarenta céntimos de leuro, las puse un par de días en un vaso con agua para que desarrollaran las raíces, después las planté en una macetita y crecen que no veas, mamando el agua también por los bajos un par de veces por semana y ahora tengo cebolletas para añadir a todo fresquísimas y por más que corto, es que no me paran de crecer y algunas hasta tienen flores, algo que yo pensaba que no era posible pero lo es y así lo cuento porque lo he visto.

Mi único fracaso compulsivo e iterativo ha sido con los limoneros, que los mato sistemáticamente, o les pongo mucha agua, o les pongo poca, no sé, parece que yo hago todo lo que a ellos no les gusta nada. Por eso, hice una investigación prácticamente parapsicológica en la tienda esa china y encontré que alguien había creado unas varitas sensores mágicas y zarrapastrosas que tienen conexión directa con Raticulín y seguro que hasta hay una inteligencia artificial como la sufrida vida de un podemita que las controla. Primero me compré dos pero he ampliado la flota a cuatro, con los cuatro arbolillos que estoy intentando desarrollar en mi keli.

Las llamo las gritonas porque esa es una de sus dos formas de comunicación el el Elegido. Cuando las raíces están muy secas y necesitan agua, me avisan de dos maneras posibles. La primera es visual, si es de noche, tienen una luz roja que parpadea para que captes el concepto y las riegues. Cuanta más sed, más parpadeo. La segunda forma de comunicación es sonora, cuando la planta necesita agua y es de día, nunca de noche, pegan un pitido, digamos que cada media hora. Si no le haces caso y la cosa va empeorando, aumenta la frecuencia hasta que grita que no veas por si eres sordo y así, algunos días cuando llego a mi keli del laburo, escucho a alguna de las gritonas o a las cuatro, clamando al cielo y al infierno para que riegue las plantas. Cuando lo hago, hacen una serie de pitidos seguidos para darme las gracias y se quedan en silencio hasta que la planta vuelve a tener sed. Por ahora no he matado ninguno de los arbolillos, con lo que parece que el sistema funciona y las gritonas son las que determinan cuándo debo regar esas plantas. También me compré una sonda mágica, que inserto en la tierra y tiene un sistema paranormal de medición de la humedad de la tierra y también te dice si deberías echar agua o no, pero me fío más de las gritonas, que si se me olvida usar la sonda, para cuando me acuerdo ya es muy tarde.

Ahora falta por ver si las gritonas consiguen eso en lo que yo fracasé, que mis cítricos crezcan y que crezcan, que ya me encargo yo de comerme lo que den.

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3 respuestas a “Chacho dame agua por favor”

  1. Ya te he dicho el secreto de mi abuela. Cargarlo. Ella ponía una piedra cuando una rama se abría en dos.

    Ya se que allí no hay piedras, pero busca algo, latas rellenas de tierra, sopladoras de agua, aunque eso me da que se rompe rápido, o cualquier cosa que pese.

    La dejas en el árbol hasta que empiece a dar limones. El que teníamos en telde tardó más de un año, pero luego no dejar de dar nunca y mogollón.

  2. Tú y los limoneros: amor-odio. El mío está cargadito de flores otra vez, pero también es cierto que aún no ha parado de llover desde que empezaron a salir. A finales de febrero le pegué una poda que pensaba que no resucitaría, pero ahí está otra vez, ramas repletas de hojas y de flores. A ver si cuajan los limones.

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