Cheque en blanco


Hace unos días terminé de escuchar el audiobook del último libro de Stephen King, una novela llamada Duma Key que trataba de la amistad, de los demonios interiores y de un montón de cosas más que como siempre este maravilloso autor retuerce y transforma hasta que nos parecen algo más siniestras de lo que realmente son. En un momento determinado el protagonista está hablando de los cheques en blanco que hacemos a los buenos amigos, esos contratos que se dan por sentado y en los que uno les garantiza que sea lo que sea, cuando te necesiten, tú estarás allí para cumplir con tu parte. Esto forma parte del concepto de amistad, nuestro deber para con aquellos a los que llamamos amigos y nuestra lealtad ciega, sorda y muda, que a veces nos mete en problemas. El hombre decía que damos esos cheques en blanco a nuestros amigos porque se sobreentiende que jamás los cobrarán, que incluso en un momento de máxima necesidad preferirás buscar otra alternativa antes que hacerle esa putada a un amigo.

Yo tengo un montón de amigos y conocidos. Gente a la que quiero de corazón y por los que estaría dispuesto a muchísimas cosas. Uno de ellos, mi mejor amigo, sabe que tiene esa chequera de la que puede echar mano siempre que quiera y sabe que yo no preguntaré nada, que ni dudaré ni me negaré, simplemente lo haré porque para eso es mi amigo. Quizás está en nuestra naturaleza el ser desprendidos con aquellos que forman el núcleo duro de los tuyos, con esos con los que sabes que puedes eliminar las barreras que construimos a nuestro alrededor porque no te harán daño. Mientras nos tomábamos una cerveza, la enésima de una larga noche, hablábamos sobre el tema y yo le preguntaba si llegaría a usar uno de esos cheques, si me pediría algo que posiblemente está más allá de la línea y esperaba que yo lo hiciera. Por supuesto que todos creemos que ese momento no llegará, pero tenía curiosidad por saber lo que diría. Ahora sé que no lo hará, porque según él hay líneas que no se cruzan ya que si las pasamos, el precio a pagar posiblemente sea el de la amistad y no merece la pena perder algo tan valioso e intangible. En eso estamos de acuerdo. Yo tampoco dilapidaría el cheque en blanco. No abusaría de un amigo obligándolo a cruzar la línea.

Puede que sea en circunstancias extremas, en esos momentos en los que nuestra realidad desaparece volada por eventos fuera excepcionales y sea cuestión de muerte, puede que sea ahí cuando nos traguemos el orgullo y procedamos a pedir aquello que no está escrito. Espero no llegar a averiguarlo nunca y poder llegar al final de mi camino con mi chequera al completo.

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10 respuestas a “Cheque en blanco”

  1. Me encanta la historia de hoy. Esperemos que los amigos de verdad, esos tan escasos que están a todos los palos, nos intuyan y no tengamos nunca que hacer uso de ese talonario.

  2. Yo ya perdí a una amiga por algo así. Otra persona cobró su cheque y me metió en un lio. Pero te digo una cosa, volvería a hacerlo por ella y solo espero que algún día se de cuenta de que lo que hice fue por su bien.

  3. Hace tiempo que vengo pensando en escibir algo sobre la amistad, pero sobre todo irá orientado al agradecimiento.
    Lo del cheque en blanco añade un punto de vista muy curioso.

  4. he llorado de la risa, jajaja
    qué bueno!
    cuando dejes de hablarle nos lo cuentas! 😀

  5. Bleuge: ¿te ries de Suli o de mi?

    Sulaco: Si hablas de nosotros ¿no son dos guerras de silencio? o puede que sí sean tres ahora que lo pienso…y aún así tu tienes un cheque en mi talonario y el gafapasta de Bleuge otro.

  6. plus, contigo voy por la versión 3.0 y yo diría que cada iteración mejora y supera a la anterior. Lo único que te reprocharé hasta el fin de los tiempos es que no vengas a visitarme a los Países Bajos. Mi amigo el Rubio va por la versión 4.0 y ha superado la categoría de amigo. Ahora es hermano de distintos padres.

  7. plus: cómo va a ser por ti? de qué tengo que quejarme?, amigas como tú dan sentido a mi vida :****

  8. No espero nunca que nadie me dé un cheque en blanco, si un amigo me necesita espero darme cuenta, no espero a que me lo diga, sino darme cuenta y tender una mano cuando se necesite.

    Estoy esperando tu reseña del Oscar, y cuidadito como me trates al Bardem 🙂
    Besotes.

    P.S.: me voy a quedar unos diitas más de lo esperado por estos lares!