Cine, bragas y ropa de invierno


Entre los pasos que he dado estos días para recuperar la normalidad está el salir de nuevo con el turco. Llevábamos tres semanas sin vernos así que el sábado quedamos. El turco también ha estado ocupado en este tiempo. Ha recibido visitas de algunos amigos de su propia raza y ha trabajado como un burro en lo que mejor sabe hacer: preparar informes para que echen a empleados de bancos. Trabaja tanto que lo de la semana de sesenta horas laborales le parece un sueño. Este lunes me ha dicho que tendrá la primera reunión a las siete de la mañana y que no cree que acaben antes de las once de la noche. Es una vida muy dura. Tienen que satisfacer a gerentes, directores y demás miasma y al mismo tiempo pasar tanto tiempo como puedan con los clientes porque su empresa consultora les cobra por horas. La semana pasada uno de sus compañeros se queja de dolor de estómago pero lo achaca al pescado que cenó el día anterior. Según él, no pudo ni dormir del dolor. Durante el día sigue trabajando y con dolor en la barriga. Por la noche conduce dos horas para volver a Ámsterdam. A la mañana siguiente va a urgencias y lo ingresan inmediatamente con apendicitis y directo a la sala de operación. El turco me dice que tiene suerte porque a él ya se lo han quitado, aunque quizás no sea mucha suerte porque al menos el otro se va a pegar una semana de vacaciones en la clínica.

Nos vemos en un Media Markt que está junto al estadio Amsterdam Arena, el templo del Ajax. Igual que las chicas se lo pasan bomba yendo de compras, nosotros vamos de tiendas de deportes y de electrónica y la zona del estadio es el paraíso. Nos hacemos el Media Markt completo, derritiéndonos de placer con toda esa tecnología. Yo pude contenerme pero mi amigo sucumbió y compró algo. Después nos fuimos a Decathlon a mirar abrigos y lo que se preste. Esas tiendas son alucinantes. Hay frikis en cualquier rincón. Los ganadores fueron un tío vestido con leotardos en la sección de ropa para correr y una tía con tacones de aguja y chandal en la sección de lencería femenina, a donde fuimos a oler todas las bragas, como hace todo el mundo. Cuando una guarrilla se va a los probadores a ver que tal le quedan las susodichas se monta un pelotón de guardia y cuando las vuelve a poner en su sitio saltan todos como hienas para pillarlas.

Terminamos en un Perrys, otra tienda enorme con más ropa deportiva. Después de revisar la lencería y tirarnos un par de veces desde el tobogán que tienen en la primera planta y que te lleva hasta la planta baja 🙂 nos centramos en la sección de ropa de invierno. No pude resistirme más y salí de allí con mi nuevo abrigo de invierno, una chaqueta espectacular marca Columbia con más tecnología encima de la que podáis soñar y que me ha costado un riñón y el presupuesto para toda la carne que pensaba consumir este mes. Salí de la tienda con mi instinto consumista satisfecho y después de pasarnos por casa de mi colega tiramos para el centro. La razón de la visita a su casa era para ver su nueva silla de diseño en la que se puede follar de más de cincuenta formas. El puto trasto le ha costado mil euros. Diseñado en alemania. Yo lo he encontrado incómodo. Ahora solo le falta encontrar una guarra que lo quiera probar, que el hombre está desesperado. Creo que robó por lo menos dos braguitas en las tiendas. Hace poco estuve en negociaciones y casi le conseguí una rusa pero la tía se rajó al final, asustada por lo de la raza otomana. Si alguna quiere realizar labores humanitarias, que se venga a Holanda que si es capaz de despatarrarse y practicar unas cuantas de las posturas posibles en la nueva silla, tiene garantizado alojamiento, cenas en restaurantes glamurosos y de propina, una gira turística por los lugares que hemos hecho famosos. La única condición que pone el turco es que no hable mucho, porque odia a las mujeres parlanchinas.

Como digo, tras ver la famosa silla nos fuimos al centro de copas y cine. Amsterdam estaba llena de gente vestida de naranja. Jugaba la selección nacional contra Italia. Para un español resulta imposible de entender. En nuestro país la gente ve el partido, se junta, grita y demás pero todo muy aséptico, salvo el tipo ese del bombo, al que vimos una vez en un partido de la copa Davis y era más salido que los dientes del Pozi. Los holandeses se visten completamente de naranja, se pintan el pelo, la cara, las manos, y se desmelenan. El centro de Ámsterdam era un desfile de disfraces naranjas, con gente gritando y emborrachándose antes de ir hacia el estadio, a donde llegan bien templados.

Como siempre que veo a mi amigo, estuvimos en el Burger King y como suele suceder casi nos liamos a hostias. En esta ocasión fue porque el pollaboba del empleado no nos preguntó el tamaño del menú y nos lo puso gigante. Hace tres semanas, la última vez que quedamos la bronca fue por el motivo opuesto. Nos lo pusieron normal y el lo quería gigante. Samantha ya no trabaja allí. Terminamos pegándonos la hamburguesa, el cuarto de kilo de papas fritas y los tres cuartos de litro de Cola. Más tarde en el cine comprimimos un par de cervezas en nuestros estómagos junto con un cubo de palomitas. No sé ni como no exploté. Le tocaba elegir a mi amigo y terminamos en Doom, película de la que ya hablaré. Lo mejor fue que estamos en la sala, totalmente llena de tíos y de repente aparece una pareja. La sala en peso abucheandolos. Una tía que se deja convencer por su pareja para ir a una peli de ese tipo está claro que o es tonta del culo o ha sido lobotomizada o no tiene ninguna autoestima por ella misma. Ya en el cartel de la película ponen bien claro que no está recomendada para mujeres de cualquier edad. ¿Alguien ha visto alguna vez una tía jugando al Doom? (Es una pregunta retórica así que no tenéis que responder).

Tras la peli nos fuimos a tomar más copas y terminamos la noche persiguiendo lesbianas por las calles de Amsterdam, un deporte que dicen que será Olímpico el año que viene y en el que tenemos grandes esperanzas de conseguir medalla en la modalidad de equipo, sobre todo con el tiempo y la dedicación que le ponemos al tema. Es muy sacrificado el tener que localizarlas primero, seguirlas y finalmente irritarlas. Es todo un arte pero por suerte estoy aprendiendo de uno de los grandes maestros.

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11 respuestas a “Cine, bragas y ropa de invierno”

  1. Suena bien eso de la persecucion de lesbianas. Si teneis equipo filial, yo me uno un dia de estos… 😉

  2. Jaja, sabes no pare de reir en todo el relato, esta muy bueno tu bitacora y para no perderla de vista me he tomado la libertad de agregarla a mis inspiraciones…

    Saludos XD… Tratare de conseguirle algun chica a tu amigo el turco…

  3. eoooooo mariana
    no te olvides de mi
    ponme a la cola

    yo si esta viva y se mueve me vale
    bueno
    con que este tibia tengo, no hace falta que se mueva

    vale…
    incluso fria me apaño!

  4. Mariana, recuerda que le gustan ligeras de cascos.
    bleuge, Te compraré una muñeca chochona para reyes.
    Dani, por ahora no hay equipos filiales.

  5. juassss
    Recuerda sulaco, que aún nos debes el final de las aventuras del otómano con las agencias de relación.
    En mi época creo que el mediamarkt aún no estaba en el ARENA, si no, habría pasado mucho más tiempo allí.
    Terminaron ya las vías que estaban haciendo? (te hablo del 2001, hehehehe)

    Salud -os

  6. yo, en mi inmensa gilipollez, lo que mas me gusto de Amster-dam es un parque enorme que hay cerca del Museo ese grandote, siempre que llegaba estaba cerrando…. jajaja, no llegue a entrar

  7. bishop, el media markt de la zona de Amsterdam Arena está abierto al menos desde el 2002 que yo recuerde, puede que incluso antes. Si te refieres a la bifurcación para que los trenes puedan ir desde Utrecht hacia Schiphol sin tener que cambiar de tren en Duivendrecht, se inaugura a primeros de diciembre. Soy consciente de que la serie Temporada de caza está sin terminar.

    bleuge, imagino que te refieres al Vondelpark, el mayor parque de la ciudad. Mi amigo el turco vivía por allí cerca antes de mudarse a la zona del Amstel Hotel. He hablado de ese parque en alguna ocasión.

  8. Ese parque estab genial, sobre todo en verano (ya que las holandesas en lugar de ir a la playa iban alli), o el dia de la reina, puffff, que recueldos.

    Yo vivia cerca del amsterdamse boss, eso si que era un bosque, además alli iban a entrenar los equipos de hockey femeninos, era increible ver a esas mujeres holandesas, con esas columnas por patas y medias hasta la canilla. Aún hoy tengo pesadillas con ellas.

  9. Si, si que me refiero a esa ampliacion … quien hace la obra, una compañía española?

  10. siempre soñe con que una holandesa de esas de 2 metros y cuerpo de diosa vikinga me emborrachara y me llevara a su casa a que le arreglara el windows
    las medias hasta la canilla son lo más cercano a dios que he visto en años