Conozco el caminito


Una de las plagas que más se han extendido en los Países Bajos en los últimos diez años es la de los pedigüeños y creyentes de puerta. Cuando yo compré mi casa, en el 2005, en aquella época se organizaban dos semanas al año, una en primavera y otra en otoño y en esos cinco días laborales y un sábado te pasaban todas las organizaciones no gubernamentales habidas y por haber a visitar o lo intentaban, te tocaban el timbre y eso. También aprovechaban los putos testigos de Jehová, los mormones y toda esa miasma, chusma y gentuza que pretende convertirte y llevarte a su Reino de los cielos o algo así. Yo cerraba las persianas de la ventana de delante de mi casa, desenchufaba el timbre y pasaba la semana como si nada. El problema es que hace unos diez años toda esta gentuza empezó a venir a intervalos regulares o mayormente dos o tres veces por semana y además, con lo fácil que es hacerte un carné de pertenencia a una organización, tres cuartas partes de los que vienen ni siquiera son auténticos, son gentuza, timadores, que así se sacan una pasta. El problema lo solucioné parcialmente poniendo al timbre de mi puerta un temporizador que hace que entre las siete de la tarde y las nueve de la mañana no suene. Pero no funcionó del todo y con el virus truscolán, como estoy en la casa, me atacan por la mañana.

Hace como tres o cuatro años, un chamo neerlandés inventó una pegatina, la siguiente:

La pegatina la pones cerca del timbre e informa a quien lo va a tocar de lo siguiente:

  • NO toques pa’pedí
  • NO toques pa’vender
  • NO toques pa’convertirme a tu puta religión

Y finalmente informa a todos que CONOZCO EL CAMINITO. La cosa es que funciona como mano de santo, el jodelagránputa que llega a tu puerta acerca su dedo ponzoñoso al timbre, lee eso, que es super-hiper-mega claro y si se atreve a tocar, te puedes dar el gusto de salir a la calle y gritarle truscolán, joputa, podemita, pordiosero y todo lo que te salga de los mondongos porque has expresado fervientemente y en la forma de pegatina que NO QUIERES QUE TE MOLESTEN. Después de que la semana pasada nos acosaran el miércoles, jueves y viernes, este último día unos que pretenden que des dinero para una organización que protege a los gatos que los dueños dejan en la calle y les ponen comida en la calle, hablé con mi vecino y compramos las pegatinas, que solo se venden onDEline, por las internetes. Hoy nos llegaron y ya las hemos puesto en ambos timbres y ahora, a cualquier joputa que venga, ya sabe que nuestras kelis están fuera de su circuito, que no queremos saber nada de lo que tengan que ofrecer. Como la cantidad de pegatinas está creciendo a un ritmo considerable, es cuestión de uno o dos años que el ir por las casas para cualquiera de estos temas será seguramente un delito con pena de horca o garrote vil, que yo siempre prefiero la tecnología española para matar haciendo sufrir.

Como esta semana no ha parado de llover ningún día, no han pasado por las casas, ya que al parecer son muy sensibles a la lluvia a trece o catorce grados peor la semana que viene, cuando deje de llover el lunes o el martes y regresen al barrio, tremendo disgusto que se van a llevar, dos casas menos y además, seguidas. Por si acaso hemos comprado dos pegatinas más, por si pintamos los marcos de las puertas y hay que volver a ponerlas.


4 respuestas a “Conozco el caminito”

  1. ¿Y les paran las pegatinas?
    Que suerte, aquí solo si te cagas en su puta madre a la cara, con unos decibelios bien subidos y con una escopeta de dos cañones y una cara de mala leche del copón, siguen a lo suyo.
    Menos mal que al campo no vienen…
    Habria que redirigirles al casoplón del coletas…
    Salud

  2. Genín, el que pide, sabe que si toca le vas a escupir a la cara y no va a recibir nada ni hoy ni nunca más. El que vende, es lo suficientemente inteligente para saber que uno no empieza a vender con el cliente emputado y el que te pretende convertir, ese se tendrá que arrancar los oídos cuando blasfemes en el nombre de su puto Dios. Cuando vivía en la Isleta, los testigos de Jehová dejaron de tocar en nuestra puerta porque mi abuela me avisaba, yo bajaba y les explicaba que era el mismísimo Dios, que el mundo no existía antes de yo nacer y no existirá cuando muera y salían por patas escandalizados. Funcionó perfectamente.

  3. Madre mía la de años que hace que no veo a los testigos de marras! yo creo que estaba estudiando la última vez… debieron aprender la lección cuando un colega que estaba pasando unos días en casa les abrió la puerta en calzoncillos, con una cerveza en la mano , agarrándonos a mí y a la compañera de piso en cada brazo y suplicando porque le salvaran el alma porque estaba claro que ya estaba condenado… que risas…