Cuando hay tan poca distancia


La distancia que separa mi cama de mi oficina se ha reducido a salir del dormitorio, hacer una parada técnica en el trono para generar el Jiñote, bajar doce escalones empinadísimos, que los holandeses los hacen con vistas a matar borrachos que se aventuren por escaleras y una vez en la planta baja, ya tengo la mesa a la vista, que la oficina es ahora parte de esa mesa, con el portátil en su estación de acoplamiento, que me traje de la oficina, mi teclado de la oficina, un segundo monitor que tenía en mi casa porque casualmente este año me compré uno nuevo, con lo que levantándome a las siete menos cinco, a las siete y un minuto o quizás dos estoy trabajando. En algún momento del día quiero descansar y como esta semana hemos estado con sol y temperaturas sobre los veinte grados, a tres metros de la oficina y sobre el césped de mi jardín, tengo la hamaca, que coloco cada día y según salgo de la oficina, a las tres y media de la tarde, llego a la hamaca en menos de tres segundos y tomo el sol hasta cerca de las seis de la tarde. Es lo mejor de todo este drama, que puedo levantarme un instante antes de comenzar a trabajar y estoy a un instante de tomar el sol y si quiero hacer una pausa durante el día, el jardín está detrás de mi. Eso sí, como todas nuestras reuniones son con vídeo, hay que estar decente que la gente tiene lenguas viperinas y en mi caso la decencia es con camisetas y vaqueros, aunque la mayor parte de mis compañeros se siguen poniendo camisas en sus casas, no se si porque jamás se compraron una camiseta o porque son incapaces de trabajar en camiseta.

Una de mis obsesiones, como quizás alguno sabe, es con la comida y desde que vislumbro un hueco en mi congelador, ya estoy barruntando las posibles comidas que puedo hacer para suplirlo y así, en toda esta debacle, mi congelador se ha mantenido al cien por cien de capacidad prácticamente todo el tiempo y en semanas como ésta, solo hubo un día que he cocinado y el resto he tirado de congelador. Tendría que relajarme un poco para hacer hueco para unos rollitos de canela, que estoy frito por hacerlos, pero si no es esto es aquello y al final, los desayunos son los que menos cuentan en el espacio del congelador, que parece más bien las naciones unidas de las porciones en bolsas, con croquetas, burritos, sopas, estofados, garbanzadas, empanadas, alubias con chorizo, pollo cocinado de varias maneras y quién sabe qué más, que cuando empiezo a rebuscar siempre encuentro algún olvidado que me alegra ese día. Al menos una vez a la semana hago galletas o magdalenas o cualquier otra cosa para regalar por el barrio, que la gente lo agradece mucho. Y si en algún momento detecto que me falta un producto, dejo lo que estaba haciendo e inmediatamente lo añado a mi lista de la compra, en el telefonino, aunque estoy limitando las visitas al super de una a dos por semana y siempre a las siete de la mañana, por aquello de minimizar los riesgos, aunque según pasan las semanas empiezo a creer que igual debería buscar el puto virus para conseguir la inmunidad, esa cosa tan mágica y maravillosa que te permitirá, algún día, ser libre.


2 respuestas a “Cuando hay tan poca distancia”

  1. Cogiendo el virus puedes coger inmunidad como dices, o espicharla rápido… mira el inglés como le salió el tema de la inmunidad, que tuvo un pie casi al otro lado… Ahora seguro que ve todo con otros ojos.

  2. Precisamente estaba mirando en Internet cual era la hora de menos visitantes en el Mercadona de mi pueblo, ya llevo un mes que no voy al super desde la última supercompra que hice el 12 de Marzo, hay un servicio del ayuntamiento para comprarles viveres a ancestrales en el super y farmacias, pero no compran en Mercadona y yo ya soy adicto a sus productos, muchos de los cuales no tienen nada que ver con otros super, por ejemplo, su queso viejo de oveja, que yo consumo por kilos, el que venden en otros sitios tienes que partirlo con un cartucho de dinamita, además de ser supercaro, de todas maneras llamaré a ver si han cambiado de política, que no creo, y compran en el Mercadona, de no ser así, iré yo valientemente, arriesgando, (Para mi) mi valiosa vida 🙂
    Salud