Danzando con dugones


Siempre debemos empezar dando gracias a uno o varios dioses por no ser un pedazo de gandul y estar siempre rizando el rizo. Mi quinto y último día de buceo en Scuba Junkie Komodo comenzó temprano, como sucede siempre por estos lares y comenzó con despedidas de gente que estuvo con nosotros varios días y que al final se crean vínculos con ellos. Hoy pasamos el día buceando en la parte central del parque nacional de Komodo y lo arrancamos en Siaba Kecil, en donde ya había buceado pero esta vez era con otra marea y la corriente nos iba a llevar en el sentido opuesto. Básicamente entramos por el lugar en el que salimos la otra vez y en los primeros seis minutos recorrimos algo más de un kilómetros arrastrados por la corriente y con una bellísima pared enfrente. En esa ruta vimos tortugas, tiburones y cienes y cienes de trillones de peces. Al aflojar la corriente nos desviamos a una zona muy poco profunda y nuestro Dive Master se puso a aletear con saña en dirección opuesta a la corriente. Estábamos buscando el mítico dugón, una vaca marina indonesia que está en peligro de extinción y que suelen estar por esta zona. Son muy tímidas. Desde el sexto minuto hasta el cuarenta y cinco, aquello fue una paliza a aletear sin fin y lo único que vimos en el camino fue dos mantas ninja, de las negras, lo cual no está muy mal pero no era lo que queríamos. De repente, vemos un dugón de culo, pero nadan mucho mejor que nosotros y se fue. A los pocos minutos fueron tres, pasando delante de nosotros. Los dos primeros siguieron de largo pero el tercero se dejó ir y nos regaló una escena genial viéndolo nadar. Los bichos son enormes y más feos que un hijo de truscolana. Aguantamos cincuenta y cuatro minutos en total y salimos agotadísimos del esfuerzo de bucear contra corriente casi todo el tiempo. Se me olvidó decir que lo que sí que vimos en abundancia fue tortugas gigantes, una cantidad increíble. Estaban por todos lados.

La segunda inmersión era en Mawan, el lugar en el que vimos una purriada de mantas la vez anterior. Esta vez la corriente era distinta y de nuevo, nos vimos buceando contra-corriente pero sin tanta suerte. Vimos tres en formación y después llegamos al lugar en el que acuden a limpiarse y no aparecían. Hay un vídeo y una foto chulísima circulando por las internetes en la que se me puede ver acostado sobre la arena, a diez metros de profundidad y aburrido esperando que pase algo. Nos cambiamos a un lugar con una corriente horrenda, todos agarrados con pinchos al suelo para no volar y allí vimos dos, pero el esfuerzo para mantener la posición era terrible. Ya nos habíamos dado por vencidos, comenzamos a nadar de vuelta al barco y en eso, al llegar a la zona arenosa en la que me hicieron la foto, viene una manta ninja por detrás de nosotros. Nos posamos en la arena, dio la vuelta y volvió pasando directamente sobre mi. Fue épico y legendario y tengo vídeo brutal que lo prueba.

La tercera inmersión vino después del almuerzo y era en un lugar nuevo, en Tatawa Besar y era una inmersión de esas de dejarte llevar por la corriente y ver las cosas delante de tus ojos. En principio no la quería hacer porque mi computadora de buceo me dice que debería estar veinticuatro horas sin volar y serían veintitrés. Según PADI, son dieciocho horas, así que los ordenadores son mucho más estrictos. Decidí bucear y si no hay más anotaciones, morí en el avión al día siguiente de escribir esto. La tercera anotación fue corta, lo dejamos a los cuarenta y cuatro minutos, no por falta de aire sino por mi vuelo y en la misma vimos langostas por un tubo, morenas marrones enormes, tortugas, tiburones y todo tipo de peces y una cantidad incalculable de corales, era algo épico, no dejaban de aparecer nuevos a cada metro, en todos los colores posibles, aquello era como un vergel submarino perfectamente conservado.

Después de salir, regresamos al complejo y nos pasamos vídeos y fotos unos a otros, nos juramos lealtad eterna de la que dura hasta mañana y por fin conseguí arreglar el problema que tenía con el Güazá y el Istagrame, que estaban como bloqueados y me enteré que el gobierno indonesio, después de las movidas de matar políticos tras las elecciones de la semana pasada, han cortado las redes sociales. Lo que hice fue usar mi VPN, que lo tengo y lo uso en el ordenador de casa para descargar esas cosas que no descargo y ya con el VPN volví a ser sociable y a actualizar los estados. Después de la cena, charlamos y me fui a la cama pronto. El próximo capítulo es el primer día de transición. He conocido a una chica que acaba de estar en donde yo voy a ir.

El relato continúa en Desde Scuba Junkie Komodo a Balikpapan

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2 respuestas a “Danzando con dugones”

  1. Menos mal que por lo que veo en las fotos del estado de guasap comes abundantemente y se me antoja que, aunque no la conozco, es buena comida, tiene una pinta deliciosa.
    Respeta escrupulosamente las reglas a ver si vas a palmar en el avión y me quedo sin mis videos… 🙂
    Salud