De Break-Up Club


Con el festival de cine neerlandés a puntito de comenzar, empiezan a florecer en la cartelera pelis del terruño, aunque la verdad, algunas de ellas no sé para qué esperan a estrenarlas en la época del festival cuando todo quisqui saben que es cine para hembras y que esto no es carnaza de festivales, es carnaza de masturbación femenina. La comedia romántica de hoy se titula De Break-Up Club, jamás de los jamases se estrenará fuera de los Países Bajos y de hacerlo, el título internacional es truscoluña no es nación.

Una julay marimandona y despechada se encoña de un maromo y busca que le ponga la pierna encima y no levantar cabeza.

Tenemos que una panoli que dice ser periodista descubre que su novio la bota y la manda a la mielda usando los servicios de un maromo que tiene una empresa del tema de las rupturas y a partir de ahí, la pava se arrejunta al susodicho y lo acompaña durante unos días para escribir un artículo para su revista o algo así. La fotógrafa de la revista se encoña del otro socio de la empresa, un panoli apocado del que no se sabe muy bien si es bosmongolo o julandrón. Al final, obviamente, aquí acaban todos chingando y comiendo manís.

Esto se hace para estrenar masivamente en una Ladies night, con entradas a precio carísimo y a la que acuden todas las hembras del país, con lo que en un solo día hacen la recaudación y cuando yo la fui a ver, cinco días más tarde, no creo que el cine recuperara el coste de la electricidad del proyector y la iluminación y el aire acondicionado de la sala. Al ser peli masturbadora, las hembras parecen tener necesidades distintas a los machos y por eso, el maromo se quita la camisa en prácticamente todas las escenas para mostrar su pecho y su barriga afeitados. Se cambia de ropa en la calle para que lo vea la pava, en baños, en la keli, en la oficina, siempre se está quitando la camisa o quedándose en calzoncillos y probablemente, el día que hicieron el estreno ese de hembras, al acabar la película la cantidad de reflujos vaginales en la sala debía ser de varios centímetros, quizás decímetros. La historia es absurda y estúpida y al tipo lo eligieron por ser un cachas y no por poder actuar, que no puede. La protagonista parece empeñada en convencernos de que es tonta y lo logra, a esa le pones la polla en la boca y le dices que es un chupachú koyak y vamos, te la mama que no veas para ver si llega al chicle. Al final todos se arrejuntan y acaban unos con otros, igualito que en la vida misma.

Puede provocar ceguera permanente tanto s los miembros del Clan de los Orcos como a los sub-intelectuales con GafaPasta que sean expuestos a esto.


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