De Zevende Hemel


Desde que regresé a los Sneak Preview, esos estrenos sorpresa que pueden ser cualquier cosa y que ponen en los cines holandeses los martes, he tenido una racha medianamente decente, con algún tropezón pero mayormente películas de terror y de ciencia ficción, dos géneros en los que yo me meneo tan bien como la compresa de una coja. Mi racha de suerte se acabó el día que pusieron la película que voy a comentar hoy, hace cosa de tres semanas con la película De Zevende Hemel, la cual rezo para que no salga de las fronteras de los Países Bajos y que todavía ni siquiera se ha estrenado aquí y si hay justicia en el mundo, jamás lo harán. En España no hay peligro pero si alguien se equivoca, el título se traduce por truscoluña no es nación, aunque algunos prefieren el séptimo cielo.

Una familia de julays canta y te toca los mondongos

Una familia medio holandesa, medio italiana, tienen un restaurante familiar y se pasan el día cantando, mientras la vieja va a morir de cáncer, el marido es gilipollas, la hija es subnormal, el hijo acarajotado y artista, el otro hijo un come-mielda y las respectivas parejas de unos y otros son de lo malo lo peor y de esto último lo más ínfimo. La película nos llevará entre canciones hasta un supuesto evento en el que celebran los cincuenta años de casados de los viejos o algo así.

Para que os hagáis una idea, más de tres cuartas partes de los espectadores abandonaron la sala de cine durante la película y la mayor parte lo hizo entre la primera y la segunda canción. Entre los campeones que quedamos, nos descojonamos de lo malísima que era y al final le dimos una ovación. Esto se engloba en el cajón es tan malo que te tronchas, con unas canciones vomitivas y que se grabaron en estudio y se suprimen los sonidos normales de la película para ponerlas, con los que hay escenas en las que una pava está en un mercado, con todos los ruidos y de repente se pone a gemir o graznar y los ruidos desaparecen, o van en un coche silencioso, como si fuera eléctrico. La peli debe tener cienes y cienes de canciones o al menos eso es lo que parece al espectador y hasta cuando estamos seguramente cerca del final y se muere la vieja y en el entierro todo el mundo canta y llora mientras nosotros nos descojonamos, hay un fundido en negro y estamos ya poniéndonos los abrigos y aparece el viudo en una calle de Ámsterdam, frente al restaurante, se aleja un poco la cámara y todos damos por sentado que es el final y aparece el fantasma de la vieja y empiezan a cantar de nuevo y en algún lugar por detrás en la sala se escucha un ¡OH NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! espeluznante. En fin, que es algo para olvidar aunque reconozco que me eché unas risas con algunas canciones de lo malísimas que eran y de ahí la puntuación, que no es la que algunos se esperan.

Los miembros del Clan de los Orcos holandeses huían del cine como de una infestación de truscolanes como las que se producen en septiembre en el noreste de España, así que ya os podéis imaginar lo que pasaría en ese país de llegar esto a una sala. Los sub-intelectuales con GafaPasta esperaron unos minutos pero también huyeron.


4 respuestas a “De Zevende Hemel”

  1. Ayer todo el mundo se esperaba una película belga en la que su presidente a de matar al de los gringos para salvar a su familia secuestrada y al final lo que pusieron fue una película irlandesa de un grupo de adolescentes que montan una banda de música y que estuvo del copón.