Desde Koh Tao a Bangkok


El relato comenzó en Otro de esos saltos gigantescos

La más brutal jornada de transición es la que te lleva desde Koh Tao de regreso a Bangkok. El lugar me ha encantado pero si regreso en el futuro, lo haré de otra forma. A las nueve y media tenía que estar en el muelle así que me levanté, desayuné y preparé las mochilas. Bajé al puerto y allí me dieron un papel y una pegatina con el destino, lo típico en estos viajes organizados en los que los turistas somos como ganado. Esperamos una media hora y apareció el catamarán de alta velocidad que nos llevaría hasta la costa. Cuando llegó y se bajaron los pasajeros, nos llevan a todos hasta el barco, recogen nuestras mochilas y nos sentamos en el interior, muy agradable y similar al de los catamaranes que unen Agaete con Tenerife, aunque de un tamaño bastante menor ya que no transporta vehículos. A las diez y cuarto dejábamos el muelle y según estuvo en mar abierto tomó velocidad, aunque con el mar tan plano ni se notaba.

Nuestro destino era un muelle cerca de Chumphon y le tomó alrededor de hora y media. Al bajarnos, recogíamos nuestras mochilas y teníamos que apuntarnos en unas ventanillas para que nos asignaran asiento en los autobuses que nos llevarían a Bangkok. Me tocó en el segundo. Teníamos unos tres cuartos de hora que en realidad usan para que almuerces allí, en un restaurante muy barato que tienen montado en el sitio y como casi siempre en Tailandia, con comida muy sabrosa. Comimos, nos relajamos y sobre la una de la tarde nos metieron a todos en los autobuses y comenzó el viaje en guagua. Fueron ocho horas con una parada de veinte minutos. Un palizón de cuidado. El autobús nos llevaba hasta la calle Khaosan, el barrio de los mochileros por excelencia y uno de los lugares con peor comunicación con transporte público de la ciudad. A la puerta de la guagua, la escoria de los medios de transporte, los conductores de Tuk Tuk dispuestos a robarte y los taxistas sin escrúpulos que se niegan a usar el marcador para las carreras. Ignoré a todo el mundo y baje a la carretera principal. El primer taxi que paré, ya estaba metiendo la mochila en el mismo cuando veo que el tipo tiene el contador cubierto con un trapo y se niega a usarlo. Lo mandé al coño de su puta madre truscolana y esperé otro. Con el segundo, el tercero y el cuarto no llegué a meter la mochila, pero obviamente eran de la misma familia truscolana que el primero. El quinto resultó el definitivo y me llevó hasta la estación más cercana de Skytrain, ya que mi hotel estaba cerca de una de las paradas del mismo. El viaje en taxi hasta la estación me costó un leuro. Si hubiera aceptado el chantaje de los otros, habría pagado entre cinco y diez leuros. Solo por el gusto de ver sus caras cuando los mando al carajo mereció la pena. Este es uno de los muchos detalles que hacen que no me guste para nada Bangkok. Es una ciudad que acumula lo peor de Tailandia, los mangantes, estafadores y chusma y gentuza. Con el skytrain fui hasta la estación de Asok y desde allí llegué a mi hotel.

Tras todas la habitaciones más o menos cutres en las que había estado, aquella parecía digna de un rey. Con el palizón que me di viajando, caí muerto al poco rato.

El relato continúa en De templos por Bangkok

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Una respuesta a “Desde Koh Tao a Bangkok”

  1. ¡Que paliza, 8 horas de autobús!
    Cada vez los soporto menos, de hecho nunca viajo ya en autobús, aunque sea por autopista 🙁
    Salud