Diez años desde el comienzo


Una de las cosas más increíbles y fascinantes de llevar escribiendo la mejor bitácora sin premios en castellano durante tantos años es que una parte significativa de mi vida tiene registros claros y aunque hay que saber leerlos, si eres capaz de mirar entre líneas, muchas de las cosas que me suceden están por ahí.

Hoy es un día especial para el Rubio y para un servidor. Desde que nos conocimos el tres de julio del año 2000 a las nueve de la mañana, hemos sido amigos prácticamente todo ese tiempo. Lo nuestro fue un bromance de libro de texto, ambos descubrimos que nuestro más-mejor amigo existía aquel lunes en Hilversum en el que yo no llevaba ni dos días en los Países Bajos. Desde entonces hasta ahora, nuestra amistad se ha mantenido fortísima y el único evento reseñable y que provocó un terremoto que casi acaba con ella sucedió el diecisiete de febrero del año 2004 y yo lo comenté indirectamente un día más tarde, es decir, hace precisamente hoy diez años en la anotación Deportista de élite. Ese día comenzó La GRAN GUERRA de SILENCIO y hasta finales de octubre de ese año no nos hablamos. Nos mandábamos mensajes a través del ICQ, ese vetusto sistema de mensajería que en un momento determinado dominaba el universo y del que seguro que muy pocos se acuerdan. También intercambiamos correos durante ese tiempo y ambos seguimos tozudamente tensando la cuerda hasta que a finales de octubre del 2004 se le calentó la Pipa del coño a la Primera Esposa del Rubio y nos obligó a retomar la comunicación de manera normal. Por supuesto lo hicimos a nuestra manera, con una cena en Hilversum y una borrachera épica y legendaria que nos dejó a los dos a punto de llamar a las respectivas oficinas al día siguiente para decir que estábamos malo, ya que sucedió en un día entre semana.

Después de acabar La GRAN GUERRA de SILENCIO decidimos que no queríamos que algo así volviera a ocurrir y establecimos mecanismos de control e intermediación, básicamente le dimos poderes sumarísimos a la Primera Esposa para darnos dos bofetones a cada uno si se nos iba el baifo al cielo y no dejar que las cosas se salieran de madre. Las tres Unidades Pequeñas también suponen otro mecanismo de control, ya que ellas no entienden de polladas así y cuando paso más de semana y media sin pasarme a verlos exigen a sus progenitores que me inviten y que de ser posible sea en viernes o sábado para que me quede a dormir.

Resulta raro y probablemente incomprensible para el resto del populacho pero hoy nos hemos mandado mensajes para felicitarnos (están pasando la semana de vacaciones de invierno esquiando en algún lugar de Austria) por haber aguantado casi diez años sin ni siquiera una pequeña guerra de silencio. Las Unidades Pequeñas, más simples y egoístas, han aprovechado para pedir que los lleve al cine este fin de semana porque quieren ver la película de Lego ya que saben que los padres no los llevan ni de coña.

Teniendo un archivo que contiene más de seis mil setecientas anotaciones, este año me he propuesto ir leyendo todas las del 2004 y ver lo que sucedió hace diez años …


8 respuestas a “Diez años desde el comienzo”

  1. Está claro que las esposas son mucho mas inteligentes que los tíos, y no es porque yo tenga dos, quiero decir dos hijas que son esposas porque por lo demás estoy soltero total y feliz 🙂
    Pues nada, a ver si nos leemos otros diez mas 🙂
    Salud

  2. El squash no será lo tuyo, pero si que te has vuelto bastante más deportista, eh? El patinaje, por ejemplo… ¡ Como pasa el tiempo!! Se notan los cambios en la manera de escribir, que curioso…
    Por cierto, el día 3 de julio, es MI CUMPLEAÑOS!, si es que, históricamente, siempre ha sido un día muy grande!!
    Genín, respecto a tu comentario, es OBVIO. 😉

  3. Y todo lo que he aportado al idioma en esos años: Truscolán, Bosmongolo, ComeMielda, CaraCuloLibro, Tuiterota, Androitotorota y seguro que alguna más. Todavía tengo los zapatos deportivos para squash que me obligó a comprar el Rubio. Los uso para trabajar en el jardín porque son una mierda de suela plana y a poco que llueva te matas con eso si los llevas puestos.

  4. Enhorabuena no sólo por los diez años de blog, sino porque lo mantienes con energía y ganas, dos entradas por día en una época en que poco a poco veo como los blogs que iba siguiendo languidecen y quedan en el olvido por parte de su autor. Con la siguiente cerveza que me beba brindaré por otros diez años más (como mínimo) de Distorsiones.

  5. Lo tuyo es constancia… Me hubiera gustado seguirte desde el principio; sobre todo para ver la evolución (tanto social, como literaria). Y te he de confesar que en algunos momentos he estado tentada a ponerme manos a la obra ( o al menos a averiguar si podía acceder fácilmente a todo lo que habías escrito); pero hasta que no me jubile, de todas las cosas superficiales de esta vida, no dispongo del tiempo necesario para ello. ¡Una lástima!…

    De todos modos, me gustaría seguirte leyendo muchos años más.

  6. Se me ha olvidado comentarte que la ingenuidad que desprende, esa entrada del 2004, es preciosa. Leyéndote…dan ganas de hacerte arrumacos.

    Parece que ahora es muy distinto; te has recrudecido mucho, en estos años. Jajaja.

  7. Una de las cosas que prueba la bitácora es que estoy en constante cambio, algo que no le sucede a todo el mundo. Conozco gente que ahora es exactamente igual que hace quince años y que siguen sin comprender que ya no me interesan en absoluto porque evoluciono y lo que antes de interesaba, entretenía o asombraba, ahora me aburre. Dentro de diez años seré alguien totalmente distinto.

    Una de las razones para desechar amigos defectuosos es su inmovilidad. No quiero perder un solo segundo de mi vida manteniendo una amistad que ha quedado congelada porque la otra parte es de hormigón. Las suprimo al instante. Si fueran flexibles, eso los obliga a evolucionar y tienen su segunda oportunidad. Si no lo son, ahí se quedan.