Los documentales sobre la naturaleza siempre son impactantes. Tienen imágenes que se te graban a fuego en la retina y te dejan boquiabierto. Sin embargo, por la falta de una historia, por la imposibilidad de seguir un guión con diálogos y con personajes que interactuan entre ellos, no suelen llegar a la gran pantalla. Es una lástima ya que no hay color entre ver en tu cutre televisión esas bellísimas imágenes o verlas en un pantallón enorme, con un sonido envolvente y apreciar en toda su gloria lo que el director veía en el momento en el que las rodó. Hoy hablaremos de Earth, documental que en España se estrenó como Tierra, La película de nuestro planeta.

La Tierra es la polla

Comenzamos nuestra historia con el deshielo primaveral en el polo norte y unos osos polares que se despiertan. Desde ahí iremos siguiendo otros animales hasta cubrir un año completo en la vida de nuestro planeta, un ciclo en el que veremos como el cambio climático está afectando a todos esos seres, pone en peligro su existencia y quizás dentro de unas décadas, lo único que tengamos para recordarlos sean documentales como este y aquellos que los vean llorarán por lo que se han perdido, por el daño que le hemos hecho a nuestra casa.

Todos y cada uno de los pequeños segmentos en los que se divide la película es un lujo para nuestros ojos. Algunos impactan más que otros, como el del tiburón blanco, una inmensa máquina de matar que vemos en plena acción o la terrible búsqueda de agua de los elefantes. Este tipo de cine tampoco permite repeticiones. Colocan tantas cámaras como pueden en el lugar y si tienen suerte y sucede aquello que esperan, tendrán que sacarlo de lo rodado. No se le puede pedir al tiburón que vuelva a matar un bicho o al oso que haga eso que está haciendo. Son animales salvajes y los vemos en su hábitat, migrando, naciendo, viviendo, muriendo y pasándolas canutas porque su planeta está cambiando y la culpa es de esa otra especie que en ocasiones es como un cáncer para el lugar que le dio la vida.

Ya sé que no marcará ninguna diferencia, que la gente sale del cine y sigue con sus hábitos y esperan que sean otros los que hagan algo y por no hacer, no se molestan ni en reducir el consumo energético o de agua en sus vidas. En el futuro nos conformaremos con recrear estas imágenes con efectos especiales y convencernos a nosotros mismos que estamos mucho mejor en este planeta solos que mal acompañados.

Una experiencia educativa que debería ser de visionado obligado para todo el mundo.