Que mi estupidez es casi infinita y que por no hacer los deberes la cago a destajo es harto conocido. Si me hubiese molestado en revisar lo que escribí hace tres años en El origen del planeta de los simios – Rise of the Planet of the Apes (algo que acabo de hacer), no me habría ni planteado ir a ver esta película pero mi memoria a largo plazo de treinta y cuatro minutos y medio hizo que no recordara que se trataba de un pallufo y hasta estaba convencido que en su momento me pareció una gran obra. Al menos, en esta ocasión, descubrí que en el cine que está junto al estadio ArenA de la cadena a la que suelo ir tenían un par de sesiones sin el malvado TresDé y dentro de lo malo, no tuve que verla con las gafas y encima jodido por haber tenido que pagar un leuro y medio de más. La segunda parte solo tiene a los monos regresando al tema, ya que los humanos que aparecen son nuevos. Se trata de Dawn of the Planet of the Apes y en España se estrena esta semana como El amanecer del Planeta de los Simios.

En San Francisco, además una infestación de maricones, tienen otra de monos jinameños

Al parecer han pasado unos años desde que los monos se espabilaron y ha habido un virus malo-malísimo que ha matado a una gran parte de la tierra y ahora los monos viven en los bosques a las afueras de San Francisco en una colonia dirigida por el Caesar, el mono de la primera parte. Los humanos mandan a un grupo a las montañas para ver si ponen en marcha una central hidroeléctrica que tenían por allí y se tropiezan con los monos y se monta un pitote y de ahí, venga a pelear y hacer las paces y volver a pelear.

Esta es una película para abusar hasta la extenuación de efectos especiales. No creo que haya una sola imagen que no está retocada. Imagino que hay gente a la que eso le mola un montón pero para mí, la historia siempre es más importante y cuando me pongo a ver algo que dura ciento treinta minutos y que tiene una historia para veinticinco minutos o poco más, sucede lo que sucede y en todo el masque inicial acabé por dormirme … varias veces. Es lenta y aburrida hasta dolerte, con los monos esos estúpidos que al parecer hablan inglés pero solo en la intimidad y que prefieren el lenguaje de signos aunque en otros momentos gritan y al parecer eso también es un idioma. Las polladas de los monos son patéticas y las escenas en las que aparecen montados a caballo de puta pena. Los humanos tampoco se salvan. Organizaron un elenco de rebajas, con gente desconocida o baratita y que o no saben o no quieren actuar, ya que brillan en la pantalla por las falsas interpretaciones que ejecutan. El director tampoco es que se preocupaba mucho por ellos y prefiere que los monos salten, griten y así usar y abusar de los efectos especiales. Dudo mucho que mejore en tres dimensiones. El final es patético, de esos que te dejan con la impresión de que te han timado. Estoy seguro que habrá continuación y si tengo un momento de lucidez, no iré a verla.

Esto es cine diseñado para los miembros del Clan de los Orcos. Un montón de bichos gritando y peleándose entre ellos y con los humanos debe ser lo que ellos llaman obra maestra. Para los demás, mejor esperar a que la pongan gratis por la tele.