El incidente


El viernes, el programa para el día era trabajar un rato con mi vecino en nuestra gran obra, que tampoco es plan de exprimir al viejo y aniquilarlo y lo vamos haciendo todo con tiempo y con ganas y procurando no trabajar más de dos horas al día que la vida es corta y hay que aprovecharla. Después del esfuerzo, hice mi paseo habitual, ese que sucede si no he ido a correr y quiero completar mi cupo de pasos. El principal objetivo del día lo tenía por la tarde, cuando quería probar un plato nuevo que había llamado mi atención y que a veces cuaja y en otras ocasiones, no y mejor olvidarlo. Este era uno como que muy alemán u holandés, con col agria o sauerkraut o zuurkool, que es la palabrota en neerlandés. Como casi todas las recetas de esta parte de Europa, no requería ningún conocimiento avanzado de cocina, solo meterlo todo en la bandeja, calentar el horno, jincarlo dentro y esperar. El plato, además de ese raro ingrediente, llevaba salchichas alemanas, dados de calabaza, trozos de manzana, queso curado holandés y sal, pimienta y tomillo. Mi vecina me había aconsejado lavar el zuurkool antes de ponerlo en la bandeja para quitarle una parte del vinagre o lo que quiera que le ponen para mantenerlo ácido y eso hice. Llené la bandeja y la metí al horno cuarenta minutos y aproveché ese tiempo para darme otro paseo escuchando algún podcast, pero no uno como YO NUNCA que tiene episodios mucho más cortos y espectaculares, como sabemos al menos tres. Volví un par de minutos después de que el horno se parara y se pusiera a pitar, saqué la bandeja y la dejé reposar un par de minutos, después me serví un plato y me puse a comer. Puedo confirmar y confirmo que no me gustó, le faltaba alguna salsa o algo que uniera los ingredientes, ya que así comías las cosas por separado. Estaba comiendo eso cuando no sé ni como ni por qué, noté como si se hubiera partido algo en mi boca y un dolor fortísimo en un diente, uno de esos que te deja al borde de desmayarte. El diente se quedó super-hiper-mega sensible. Acabé de comer masticando por el otro lado de la mandíbula y ya con mala gana después del suceso. Tiré el resto de la bandeja porque tenía claro que no merecía ningún espacio en mi congelador.

Plato al horno con salchichas alemanas, manzana, daditos de calabaza, sauerkraut (col agria) fresca y queso holandés curado

Esa noche tuve cuidado al pasarme el hilo dental y lavarme los dientes. El sábado me levanté, fui a correr, desayuné mi chocolate con churros y cuando me tocaba el diente, uno de los molares, algo estaba mal. No me dolía a menos que lo tocara o hubiera presión sobre el mismo. Trabajamos un poco en la habitación y después seguí con mi vida pero ya avisé a un amigo que iba a venir a cenar el domingo que mejor lo retrasábamos. Por la noche cenando, un poco de comida consiguió cambiar de carril y de nuevo un dolor muchísimo más intenso. Opté por tomarme un paracetamol antes de dormir y por la mañana, como veía que aquello no se quitaba, miré en la página web de mi dentista por el servicio de emergencia para fines de semana, llamé y pedí cita. Es en el mismo hospital en el que ya estuve hace unos años cuando sucedió la debacle de las muelas del juicio que ya está contada en el mejor blog sin premios en castellano. Fui a la hora acordada y me atendieron muy bien. Primero hicieron una radiografía y me dijeron que no se veía nada roto, aunque yo estaba convencido que se rompió un pedazo del molar. En cualquier caso y por el dolor que sentía cuando lo hundían, me dijeron que tenían que vaciarlo y matar el nervio. Cuando comenzaron, dos pavas y estaban con el taladro percutor ese que usan y todo lo demás y yo con la boca totalmente dormida, pararon y la pava dentista se emociona hasta las lágrimas y me dice que yo tenía razón y que hay un trozo del diente partido y que ahora que han comenzado, se está soltando del resto. Lo sacaron, limpiaron, llenaron con un empaste temporal y me mandaron para casita.

No tuve ningún dolor durante el resto del día y por la noche, me tomé otro paracetamol pero no creo que me hubiese hecho falta. Por la mañana a las ocho llamo a mi dentista para pedir cita, porque ahora me lo tienen que vaciar de esa pasta, limpiar y ponerle el empaste y la asistente me dice que para eso necesitan una hora entera y que no tienen ninguna disponible hasta el día diez de mayo, o sea dentro de veintiocho días. Me dijo que si alguien cancela su cita, me avisarán y que solo en el hipotético caso que tenga un montón de dolor, que vuelva a llamar para ver qué se puede hacer. Lo flipé. Hasta ahora, este dentista me ha parecido muy bueno pero nunca he tenido necesidad de él pero si este es el servicio, le daré hasta el miércoles de esta semana y ese día empezaré a llamar a otros y pedir hora para que me solucionen el problema y si me gusta, para que le pidan que les mande mi ficha. Alucino porque en su página güeb, mi dentista dice que los pacientes no debemos ser un número, pero si el trato personal es tenerte cuatro semanas esperando para atenderte, estás dando más bien la impresión de ser un pesetero que tiene demasiados clientes o un capullo que no quiere quedarse un día un rato más trabajando, que estos cierran a las cinco de la tarde. En fin, que en el lado positivo de la balanza, no tengo ningún dolor y solo tengo que tener cuidado al comer porque el hueco del diente está lleno de una masa que no es sólida, sino más bien como una especie de crema elástica. Este es además mi primer incidente serio con los dientes, si descartamos la carnicería de la extracción de las muelas del juicio que jamás debería haber sucedido.


10 respuestas a “El incidente”

  1. Si, un incidente chungo. Los dentistas son todos iguales, al menos aquí, listas de espera del carajo.

    Que te sea leve.

  2. POr ahora, me han llamado y tengo cita para el lunes de la semana que viene y si alguién más cancela esta semana, me mueven. A ver si hay suerte y alguno pilla el virus truscolán y podemita

  3. sulaco, aquí me toca defender un poco al gremio de médicos saturados… obvio que no todos funcionan bien y no son todos iguales, pero por mi experiencia te diré que las consultas, sobre todo en las privadas, están saturadísimas y ya no hay donde meter más gente, en este caso, una urgencia, al servicio de urgencias. Las consultas son con cita previa, o muy malo es tu médico y no tiene gente, o las horas se llenan y aunque metas gente de más (a costa de horas de trabajo), es imposible atender a todo el mundo de un día para otro. Y si tienes la cita para el lunes de la semana que viene, nunca mejor dicho, date con un canto en los dientes…

  4. ni de coña me doy con un canto en los dientes que en una hora no le da para solucionar las dos cosas. Aquí no hay consultas de dentistas públicas, en Holanda todo es privado. Yo sigo deseándole a alguien el virus podemita y truscolán para que cancelen.

  5. A mi los temas de dientes, de toda la vida, me han dado escalofríos, espero que te atiendan cuanto antes y que sea leve…
    Salud

  6. Yo he pasado por eso (y mil otros problemas dentales) y te aconsejo que si te duele cambies el paracetamol por ibuprofeno (anti inflamatorio), suele aliviar mucho más. Mucha suerte y que te lo arreglen rápido!

  7. no he tomado nada desde el domingo. El nervio lo mataron y no siento nada, solo la sensación de que hay algo extraño en la boca por la masilla esa que ponen. Lo más molesto es comer solo con la mitad de la dentadura. En el lado positivo, estoy en 64,9 Kg

  8. Menos mal que he visto que eres pequeñajo, porque ese peso para un hombre adulto es una risa, ya te lo digo.

  9. Ni pequeñajo ni nada, con mi altura y ese peso, me sale una masa corporal del 21,44%, perfectamente en el centro del rango de peso normal. Ustedes los obesos siempre metiéndose con el resto de los seres humanos

  10. Precisamente por eso el comentario, si llegas a medir 20 cm más tendrías un peso casi como para ingresarte y obligarte a alimentarte por sonda, majo.