El instante más oscuro – Darkest Hour


Se acabaron las vacaciones de Navidad, se dieron los globos de oro y ese es el disparo de salida para la carrera hacia los Oscars y para que los cines se peten de películas con algo más de calidad de lo que suele ser habitual en periodos vacacionales. De siempre he tenido la sensación que en el cine se pisan y se roban las ideas sin compasión alguna y si hace unos meses flipábamos con Dunkerque – Dunkirk, me parece mucha casualidad que hayan hecho una película para mostrarnos lo que sucedía en Brexitlandia cuando aquella película estaba en su esplendor. Se titula Darkest Hour y en España se estrenó la semana pasada y el traductor es un virtuoso de las palabras ya que ha sabido perfectamente cuantificar hour y lo ha convertido en instante, con dos güevos bien puesto en El instante más oscuro.

Un julay las pasa putas y canutas porque no le dejan encender el pitillo

Winston Churchill es elegido primer ministro del Reino desUnido y los alemanes están poco menos que llamando a la puerta, Europa se va al carajo y cae en manos de los nazis, truscoluña no es nación pero le lamen el culo como nadie al Generalísimo para que les de toda la industria de España, que mira que esas bestias deleznables son rastreras y desagradecidas y entre todas esas cosas, el hombre trata de dirigir su país pese a las puñaladas traperas que le llueven, sobre todo desde su propio partido, que parecen todos podemitas.

Lo primero es destacar lo obvio y decir que pese a la pasada de maquillaje e implantes que le pusieron, Gary Oldman está fabuloso, aunque ya puedo avisar que no será mi favorito en los Oscars. Su interpretación es muy realista y el hombre borda el papel. El problema es que el director ha hecho un montaje muy caótico, en los puntos críticos, en esos en los que estamos ante un hito histórico, se le va el santo al cielo y hace cambios estúpidos de planos y en otros momentos, nos agobia con escenas superfluas. Si contamos la de veces que Churchill camina por los túneles y sube en el ascensor, el hombre se debe quedar cerca de una maratón y ni uno solo de esos planos aportó nada a la historia. Lo mismo pasa con su mujer, que si, que uno va a un museo a ver un cuadro pero no mola cuando te restriegan el cuadro una y otra vez en la cara y eso es lo que sucedió en la película. Tenemos que hay un montón de cosas muy pero que muy interesantes pero con tanta bobería terminan por restarle credibilidad a la película y al final solo nos queda la interpretación de Gary Oldman, que es lo único que recordaré. El gran discurso, ese que se oye al final del trailer, fue masacrado en el montaje y espero que amputen las manos del cabrón que lo hizo y de paso, que lo castren y le corten la lengua.

No es cine para los miembros del Clan de los Orcos, que con tanto plano de cabezas hablando pueden sufrir crisis de ansiedad. Sí que es algo para los sub-intelectuales con GafaPasta e igual ellos no tienen la reacción particularmente negativa que he tenido yo.


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