El Met, el MOMA y el aniversario de Lennon


Si quieres leer el relato del viaje al completo, retrocede hasta Es un mundo muy muy seguro – primera parte

El cuarto día en Nueva York comenzaba con quince grados bajo cero de temperatura, un cielo limpio de nubes y un frío de morirse. Uno se reserva algunas cartas para este tipo de ocasiones y puesto que no iba a poder moverme por las calles con facilidad, elegí ese día para hacerme los museos y de paso hacer como que me culturizo un poco. Todo el mundo sabe que los autores de bitácoras semos intelectuales borregueros y que nuestra sensibilidad rebosa por las puntas de los poros. Lo primero fue buscar un lugar para desayunar en la zona Rusa y después correr para coger el metro. Una vez el metro cruza desde Manhattan hacia Brooklyn sale de los subsuelos en los que se mueve y va por la superficie así que cada vez que llegábamos a una parada y se abrían las puertas, el frío aire nos recordaba lo agradable que era el día. Cuando el metro cruza el puente de Brooklyn se puede ver la Estatua de la Libertad, algo a tener en cuenta y que siempre se agradece.

Fui directamente hacia la zona en la que se encuentra el Metropolitan Museum of Art, cerca del final de Central Park. La gente culta lo llama el Met. Como todos sabemos, este es uno de los museos más importantes del mundo y hogar de una colección im-presionante. El edificio en sí es una auténtica maravilla con un vestíbulo de película. La entrada cuesta 20 dólares aunque puedes pagar menos si quieres. Este es el único museo en el que he estado donde te permiten decidir la cantidad a pagar. Por supuesto el arte no tiene precio y yo di la cantidad sugerida pero imagino que todos esos seguidores de la Mula y gentuza que se llena la boca con grandilocuentes discursos trataran de pasar por la cara o pagando lo mínimo. Como siempre tenemos el momento Aeropuerto con control de seguridad.

El museo está dividido en diferentes secciones con arte de todo tipo. Me impresionó el Templo de Dendur el cual compraron los americanos a los egipcios cuando estos inundaron el valle en el que se encontraba. De los europeos, los típicos, con mi favorito Rembrandt, la mayor colección del mundo de Vermeer la cual consta de CINCO pinturas, Van Gogh, Velásquez o Duccio. Hay también mucho arte Islámico, Romano, Americano, esculturas y similares. Yo después de quince minutos en un museo pierdo el foco y ya me la suda lo que veo. Es lo bueno que tiene ser inculto, que te permite pasar por esos sitios sin que se te pegue nada. Había también mucho arte asiático y cuando vi la sección coreana no pude resistirme. Todo el mundo sabe que los coreanos son como los Orcos de las tierras asiáticas, cabezudos más cerca de las bestias que del hombre así que me sorprendió descubrir que tenían capacidades artísticas e imaginé que sería algún tipo de eufemismo. Corrí hacia esa sección y se nota enseguida porque las puertas son más anchas para que pasen esos barreños que tienen por cabeza y los de esas tierras caminan bamboleándose como robots mal hechos. No hay nada que temer. Los coreanos siguen siendo un hatajo de alimañas y su arte te deja helado. Sin embargo las colecciones China y Japonesas son increíbles aunque se nota por qué esa gente es tan rara. En Europa nos damos a la pintura y a la belleza sin propósito y estos tíos solo hacen armas y cazuelas. En fin. Quizás la próxima vez consiga culturizarme. Ya sabéis, salvo que seáis ratas de museos, el Met es más bien la tabla de salvación en caso de mal tiempo.

Al salir decidí arriesgarme y caminar por Central Park hasta el edificio Dakota. Pese al frío fue un paseo precioso. Central Park es un lugar increíble, en medio de una ciudad monstruosamente grande y prácticamente te olvidas y te da la impresión de estar en el campo. Tenía pensado hacer una caminata más extensa pero supongo que tendrá que esperar a la próxima vez.

Cuando llegué al edificio Dakota y lo fotografié tanto como quise me acerqué a la puerta. El guardián nos contó que la Señora (Yoko Ono) no estaba en la ciudad ese día y que era poco probable que asomara el hocico por la noche en la reunión para conmemorar el aniversario del asesinato de John Lennon, algo que sucedía ese día a las ocho de la noche. Como siempre, mi potra para estar en el lugar adecuado a la hora precisa. El hombre nos indicó el lugar exacto donde cayó el cuerpo de Lennon y hubo gente que hasta se hizo fotos con él. Era latino y hablábamos en español. Crucé al Strawberry Fields Memorial en donde un nutrido grupo cantaba canciones de los Beatles y un montón de cámaras de televisión grababan el momento. La gente ponía velas y flores en aquel sitio. Me dieron unas pegatinas muy chulas con mensaje subliminal y aún tengo dos de ellas. Igual las rifo este año entre los asiduos a la bitácora. Tomé el metro allí mismo y bajé al comienzo de Central Park. Frente al Time Warner Center había un mercadillo navideño y paseé por esa parte de Central Park caminando en dirección a la tienda Apple en donde entré para adorar al gran Steve y sus creaciones. El cubo de la entrada es precioso y la bajada a la tienda debería ser asignatura obligatoria para todos los turistas de la ciudad. Abren los siete días de la semana durante veinticuatro horas, así que no hay excusa que valga. La gente compra iPods y MacBooks como loca allí dentro. Casi agarro un Mac Mini y me lo llevo pero conseguí controlarme.

Después paseé por la Quinta Avenida, entrando en algunas tiendas, visité la Catedral de San Patricio y compré algunas chucherías. Me encontré con mi prima en una de las tiendas y aprovechamos para entrar en el MOMA o Museum of Modern Art. Era viernes por la tarde y a partir de las cuatro la entrada es gratis, así que no tuvimos que aflojar los 20 dólares que cuesta la entrada. Eran poco más de las seis de la tarde y ni siquiera hicimos cola para entrar. Todos sabemos que este es el mejor museo de arte moderno del mundo y bla bla bla y que su colección es legendaria. El edificio ha sido renovado no hace mucho y solo por ver su interior merece la pena. Van Gogh, Picasso y Andy Warhol son algunos de los que están representados en el mismo y recordemos que fue el hogar del Guernica durante un montón de años. Por supuestísimo hay ordenadores Apple en dicho museo porque uno además de una computadora, compra ARTE cuando se pasa al Reverso Manzanoso. Si el arte tradicional me la refanflinfa, el arte moderno es que no me produce ni sudores. Había unas pinturas de un solo color, como muestras de algún famoso gilipollas metido a artista que consiguieron espantarnos y alejarnos del lugar con rapidez. Desde allí volvimos hacia el Time Warner Center y entramos en el edificio, el cual es grandioso. Desde allí fuimos hasta el Lincoln Center for the Performing Arts, lugar en el que se encuentra The Metropolitan Opera House y que seguro que habéis visto en varias películas. Cogimos el metro y volvimos a casa de John Lennon a tiempo de participar en el homenaje, con unos músicos cantando el Imagine y la gente emocionándose hasta las lágrimas. Pese al frío que hacía, aquel lugar estaba lleno de calor humano.

Después de este momento Divino tuvimos que aplacar necesidades más humanas y nos fuimos a cenar al restaurante de costillas donde nos hartamos a comer. El restaurante era en la calle del edificio Dakota, cerca de la casa de John Lennon. Volvimos a visitar el lugar en el que se había congregado una multitud que estaba cantando y recordándolo. Fue algo muy bonito, la gente coreaba sus canciones, encendía velas y pese al frío helado sentías un espíritu de hermanamiento. Esa gente vuelve año tras año a aquel lugar para rendir tributo a una de las leyendas del siglo XX.

Una vez acabamos bajamos hasta el Washington Square Park en el corazón de Greenwich Village. Nos tomamos un capuchino en el Café Reggio, local que lleva abierto desde 1927 y donde dicen se introdujo en los Estados Unidos el café Capuchino. Toda esta zona merece la pena porque como área universitaria está muy animada.

Mi prima me llevó a una pequeña calle junto al parque y me enseñó la casa en la que vive Dustin Hoffman. En una de las casas vecinas había un montón de luz y en el salón parecían estar rodando un programa de televisión pero no pudimos ver quien era el estrellón. Comentar de pasada que en esta zona se encuentra el Washington Square Hotel, el cual está recomendado por mi prima como lugar para quedaros en vuestras visitas a la Gran Manzana. No es muy caro (ni tampoco barato) y está en una zona muy buena, cerca de todo.

Ya era tarde cuando volví a mi apartamento en Brighton Beach y así acabó el cuarto día.

El relato de este viaje continúa en Naciones Unidas y un paseo por la historia del rock

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3 respuestas a “El Met, el MOMA y el aniversario de Lennon”

  1. Me quedé con las ganas de saber cual era el mensaje subliminal de las pegatinas de las que hablas.
    Seguro que en NY siempre te puedes encontrar eventos inolvidables, pero algo como lo de Lennon tiene que ser muy emotivo.

  2. Hola amigo, me gusta mucho como describes tu viaje a nueva york. De lo poquito serio que he encontrado, en cuanto a gente que sepa expresarse con claridad, sencillez, y sobre todo, escribiendo como Dios manda y sin faltas de ortografía. Me gustaría, ponerme en contacto contigo para que me explicaras mejor como viajar a nueva york de forma autónoma, me explico. El próximo mes de agosto, todavia no tengo el viaje comprado, me gustaría viajar con mi hijo de trece años a nueva york. Nunca he hecho un viaje de estas características, y claro, yendo con mi hijo me da mucho respeto ir tan lejos. Soy de Las Palmas de Gran Canaria. El tema que fuí al Corte Inglés y tienen un viaje tipo circuito, con todo como muy enlatado, y claro a mi me gustaría, viendo como lo has hecho tu, pues ir con mi hijo en ese plan, como mas aventurero, pero sabiendo a los sitios donde me meto. No se, me gustaría poder hablar contigo. No se de donde eres, si eres de las Canarias o de la Península. En fin, no se me ocurre otra cosa. Me gustaría que me aconsejaras ya que tu los has hecho y me orientaras para así tomar mejor una decisión. Muchísimas gracias. Un saludo amigo.