Con la salida oficial de vacaciones de mi jefe, que sospechosamente coincide con la de Virtuditas y pa’mí que aquí hay algo más que desconocemos, yo entré en el periodo veraniego de oficina, ese en el que hago las cosillas que más me placen y voy a la oficina cuando me sale de los mondongos, que sin mi jefe allí, no hay razón alguna para que il Scelto se presente y todo lo que hago en esas dependencias, lo puedo hacer igual de bien y quizás mejor en mi keli, con la única desventaja que no hay máquina de café y me tengo que colgar de mis vecinos para el cafelito gratis total. Mi proyectillo de este verano lo elegí para solucionar uno de los problemones más grandes que tenemos y que arrastramos desde que empecé a trabajar en esta multinacional del país del sol caguiente. Un proceso para registrar productos en una base de datos europeda cuando contienen sustancias candidatas extremadamente preocupantes, que es la traducción oficial de esas sustancias por la Unión Europeda y cuando hay una a tu alrededor, ya sabes que de gratis total tienes el cáncer, las malformaciones de los fetos y todo lo demás. Ahoritita mismo hay doscientas cuarenta y una substancias en esa lista, que se supone que acabarán siendo prohibidas, que mientras están en la lista se pueden seguir usando en los productos, pero hay que infomar a los clientes y hay que registrar el producto en cierta base de datos y conseguir un numerito mágico y especial. Ese es el problema. El pavo que se encarga del registro, lleva dos años toreándome porque lo asignaron a otro proyecto y no le sale de los mondongos el pasar la maestría para que yo lo haga directamente y más o menos, sin decirlo explícitamente, ha dado a entender que yo no soy más que un orangután africano y que aparte de saber como trepar a las palmeras en caso de peligro, que esa es una asignatura obligatoria en los colegios canarios, no sé nada más. Yo desde siempre le he cuatripitido y quintipitido a mi jefe que esto seguro que lo podía hacer sin un gran esfuerzo si me lo explicaba, que yo ciertamente, en un pasado muy pero que muy lejano, yo leí un libro, quizás dos, que ahora los escucho como audiolibros y voy a un ritmo de mínimo uno y quizás dos y hasta tres por semana. El pavo se negó más veces que aquel amigote del Cristo Rey.
El jueves de la semana pasada, el último día laboral de mi jefe, decidí instalar el programa en mi ordenador y ver si puedo hacer algo. Pregunté a otra división de la empresa y ellos me dijeron que a ellos les mandan los informes para registrar desde el país del sol Caguiente y ellos solo los tienen que subir a la página de esa organización química europeda. Fracasé en la instalación porque algo iba mal con mi cuenta con la mentada organización, así que fui a la página de soporte insoportable, creé una queja y me salió que tardaban entre veinticuatro y cuarenta y ocho horas en responder. El viernes al final del día me lo arreglaron, así que no hice nada, salvo probar que mi cuenta funcionaba.
En paralelo mandé correos a los sub-intelectuales de mi división en el país del sol caguiente preguntándoles si ellos también podían mandarme los informes, sabedor que me iban a torear, como así fue. El jefe de allí ordenó a una de sus pellejas que me respondiera, ella ordenó a uno de sus retardados que me respondiera y él me dijo la lluvia en Sevilla es una pura maravilla y yo le respondí con cuarenta personas más en el correo que no le pregunté eso, sino que si podían mandarme los informes, y que confirme que es retrasado para yo firmar como testigo cuando pidamos subvención por contratar lerdos. Probablemente tuvo unas cagaleras muy malas y tuvo que responder negativamente, algo que los amarillos no saben hacer, así que mi venganza con él fue exquisita.
Mientras eso sucedía en mi correo, yo ya tenía instalado el programa y me descargué los manuales, que parece que los escribió un tuerto porque mira que son complicados de entender. Conseguí un informe hecho por el programa en una versión antigua y le hice una ingeniería reversa y perversa de esas y así, yendo pa’lante con el programa y yendo pa’trás con la ingeniería perversa, fui acotando el asunto, todo esto hecho en algún rato entre cafelitos, charlas y mi trabajo, que en total no le he dedicado más de cinco horas laborales de mi vida. Yo funciono muy bien con el mañana, mañana, yo tengo un problema, lo dejo y al día siguiente sé como arreglarlo de manera mística y mágica, aunque tengo claro que es mi Ángel de la Guarda. Así que durante el día, creé, con gran éxito, mi primer informe, sin errores y listo para enviar, que no lo haré aún. Ahora voy a hacer dos más para compararlos y ver que puedo cambiar a mano y hacer que otros me hagan el trabajo en hojas de cálculo, que tengo clarísimo que eso se puede hacer de manera mecánica e iterativa.
El que no sabe la tormenta de mielda que le va a caer encima es el pavo que me ha dado largas y que me ponía como un inútil. Yo no soy vengativo para nada ni para nadita, le voy a contar la historia de su engaño y de su traición hasta a la que limpia los retretes de la empresa, a todos y cada uno de los empleados de los dos edificios en Bolduque y a todos los del edificio del norte y a todos los empleados europeos que hablan y chatean conmigo. Su precioso conocimiento que lo hace irreemplazable e imprescindible se puede medir en un puñado de horas mías sin tener ni puta idea de ná. Se va a cagar el joputa. Lleva un año y medio ignorando mis correos electrónicos y ahora seré yo el que añada su nombre a mi lista de correos de indeseados y va a tener que venir llorando, de rodillas y con la boquita abierta para sorberme el cipote si quiere que lo vuelva a mirar, que yo no soy para nada rencoroso ni resentido y si me la mama, estamos en paz.
Para que después digan que nosotros los orangutanes canarios no servimos para mucho.
Una respuesta a “El mono te va a dar candela de la peor”
Desde luego has dejado clarísimo que tu no eres nada vengativo y mucho menos rencoroso, vamos, que mas bien eres una Madre Teresa de Calcuta en africano de las islas… 🙂
Salud