El pique


La semana pasada no sé como me las apañé pero me acabaron embarcando en todo tipo de fregados. Todo eso mientras el país seguía helado por segunda semana consecutiva, la nieve llevaba tanto tiempo cubriéndolo todo que ya no era ni noticia y la sal se había acabado convirtiendo algunas carreteras en trampas mortales para los ciclistas.

El viernes me invitó mi amigo el Rubio a cenar a su casa y de paso a quedarme hasta el sábado. Su mujer nos preparó una deliciosa cena y nosotros estuvimos jugando con los chiquillos. Previamente, cuando acudía a su casa, se me olvidó comprar el billete de tren para el trayecto entre las estaciones de Utrecht Centraal y Woerden y como vi que estaban controlando me tuve que bajar en una estación intermedia. Si te pillan la broma es de cerca de cuarenta euros y total, no iba con prisa. Me bajé en Vleuten, una especie de villorrio dormitorio en el que para un tren cada media hora y que está lleno de casas espaciosas con jardín para familias de clase media. Ayudé a una señora a subir el cochito de su hijo por las escaleras ya que según me contó le dan pánico los ascensores.

Durante la sesión con mi amigo el Rubio me puse tibio a cerveza Jupiler, una de mis favoritas que por supuesto ya habréis probado todos. Acabamos cerca de las tres de la mañana y a las ocho y media sus hijos estaban en la puerta de mi habitación investigando si ya me había despertado, lo cual por supuesto sucedió por el ruido que hacían. Se vinieron a mi dormitorio cargados de juguetes mientras sus padres seguían disfrutando del sueño mañanero y a mí me tocó jugar y preparar los pannenkoeken para el desayuno. Estuvimos mirando si era posible el patinar en el hielo pero ya se estaba derritiendo así que tuvimos que dejarlo para otra ocasión.

Al volver a mi casa pasé por el mercado de Utrecht y me aprovisioné de todo tipo de verduras y después fui en bicicleta a Ikea y compré un par de cacharros para tener las cosas mejor ordenadas en la cocina. Después de cenar me acosté temprano porque estaba cansado del día anterior y el domingo por la mañana me dediqué a trabajar en algunas de las fotos que hice durante la semana, incluyendo todas las del día anterior.

La tarde del domingo había quedado con el Niño para ir al cine en Amsterdam y casi no llego a tiempo por culpa de un puente al que le están cambiando el mecanismo de apertura. La ruta que lleva al centro de la ciudad desde mi casa lo cruza y la alternativa supone varios semáforos adicionales. Entramos en la sala cuando la película estaba a punto de comenzar y después de verla nos fuimos a almorzar juntos en el Replay, un café en el Kalvertoren que frecuento bastante. Me gusta porque el dueño lo tiene claro, solo se contratan tías con tetas grandes y de menos de veinticinco. Cada vez que voy las caras son nuevas y hay que alabarle el gusto al tipo.

El Niño y el Rubio se han picado entre ellos por ser mis amigos y andan machacándome con citas y eventos de todo tipo. Si lo sé no los invito a mi cumpleaños.

Los lunes y martes son días perdidos ya que tengo el curso de holandés. El primer día lo paso haciendo los deberes y el segundo, después de cenar con una amiga que siempre que viene a mi casa se encochina, nos vamos juntos a clase en bicicleta. Creo que ella puede dar fe de la cantidad y la calidad de comida que se sirve en mi mesa ya que no solo prueba exquisitas delicias cada semana, también se lleva siempre algún dulce para invitar a los colegas de su trabajo al día siguiente (o para comérselos en secreto en su casa). Para el resto de la semana tengo más pique entre los amigos. Hoy voy al cine con el Rubio y mañana con el Niño, el cual creo que repite el sábado y el domingo surcaré los hielos artificiales de flevonice, una pista de cinco kilómetros al aire libre. Iré con un grupo de colegas de mi oficina y hoy me he enterado que el mes que viene iré al partido del Ajax contra la Juventus, lo cual será después del salto de fin de semana a Estambul. Sería injusto que me queje, vivo como quiero y si hay algo cierto es que me lo paso muy bien.

Espero que el pique entre amigos no se extienda o necesitaré unas vacaciones para escapar de todos ellos.


3 respuestas a “El pique”

  1. Cierto, la verdad que leyendo este post me quedo preocupada por lo MAL que vives (ya que no me ves la cara mientras escribo, dejo constancia de que por supuesto es irónico).

  2. certifico el personal del Replay.
    certifico que se me cae la baba cada vez que paso.
    me encantaría ser el que selecciona al personal
    DIOS MIO, que envidia