Pannenkoeken


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Pannenkoeken

Uno de mis platos favoritos en la cocina holandesa son los Pannenkoeken, unos crêpes riquísimos que se pueden comer en muchos sitios y que con una pequeña modificación los holandeses los comen para almorzar o cenar. Los hay «dulces» o «salados», siendo los primeros más bien los de desayunar y los otros los que quedan como pizzas a los que se les añade todo tipo de ingredientes por encima.

Los más gandules lo que hacen es comprar un preparado al que solo hay que ponerle leche y ya está listo para cocinar pero sin mucho esfuerzo se pueden hacer partiendo de cero, lo único es algo de tiempo para que repose la masa y tener los ingredientes. Este es un plato para un buen desayuno de domingo con una agradable conversación en la mesa. Con estos ingredientes salen entre seis y ocho pannenkoeken.

Los ingredientes: 125 gramos de harina (mejor si no es de repostería), 2 huevos, 300 ml. de leche entera, 30 gr. de mantequilla derretida, aceite vegetal, 1 cucharada de azúcar (si los vais a hacer dulces) y un poco de sal.

La implementación: Se pone en un bol la harina y se hace un hueco en el medio en el que se echan los huevos. Con un tenedor comenzáis a mezclar hasta que tengáis una masa muy pegajosa. Se añade el azúcar (si los vais a hacer dulces). Se sigue mezclando bien. Se añade una pizca de sal y cinco cucharadas de leche y continúas mezclándolo todo. Cuando esté bien mezclado se añade el resto de la leche poco a poco mientras continuáis mezclando con un batidor. Cuando la leche esté bien mezclada se pone la mantequilla derretida y se mezcla bien. Lo tapáis con un trapo de cocina y lo dejáis media hora reposando.

Pasado ese tiempo se pone una sartén gruesa (y plana) a fuego medio con un poco de aceite vegetal (o mantequilla). Cuando esté caliente se pone masa en el centro de la sarten y la inclináis para que se extienda. En mi caso la cantidad que yo usaba era casi un cucharón y me dio para unos seis pannenkoeken. Se deja cocinando hasta que los bordes empiezan a coger color. Darle la vuelta y cocinarla por el otro lado. Hay que repetir esto con todos los pannenkoeken.

Si los queréis hacer para almorzar o cenar, aumentad la cantidad (para hacer solo tres) y cuando lo pongáis al fuego echad por encima los productos de los que queráis hacerlos, pueden ser dulces como piña en rodajas, manzanas o salados, como beicon, salami, o simplemente verduras, tipo tomates, cebolla, champiñones o una mezcla. Al darle la vuelta se cocinarán también por el lado de esos productos.

Toda una delicia que se come acompañado de sirope, miel, mermelada, nata montada o cualquier cosa que os guste.

Si quieres ver otras recetas que he cocinado puedes ir al índice de Mi pequeño libro de recetas de cocina y allí tienes la lista completa


10 respuestas a “Pannenkoeken”

  1. Los crêpes me encantan así que creo que intentaré cocinar esta variante en cuanto pueda.
    Como dice Genín la pinta es muy buena!

  2. A mi me sonaban de algo, pero no caía. Repasando las fotos de un viaje a Amsterdam encontré una en que estábamos a punto de comernos dos de estas en un pequeño restaurante al lado de un canal. Lo raro es que en la foto parecen pequeñas (tamaño plato de postre) mientras que las que nos pusieron eran gigantes, entre 30 y 35 cm de diámetro, acompañadas de pan y otra cosa roja y verde que no recuerdo qué era. Ciertamente estaban bien buenas.

  3. Aunque te parezca un plato de postre, las hice en una sartén de 24 cm de diámetro y ese plato es bien grande. Como ya comenté, con un pequeño ajuste valen para almorzar y salen como pizzas. En ese caso la cantidad de masa solo da para unos tres pannenkoeken.

  4. A mi no sé por qué, pero todo lo que lleva harina me cuesta horrores ponerme a hacerlo. Supongo que será porque manchas mucho más fácilmente. A ver si un día me mentalizo y pruebo a hacer unos que tengo ganas.

  5. Oria, estando en Nueva York ya tendrías que haber ido a desayunar a algún sitio en el que te hagan unos crêpes y salir de allí con la barriga como un bombo. Cerca de la Grand Station desayuné con mis padres tres días seguidos en un sitio en el que comíamos hasta morirnos. Y en Nueva Orleans, desayuné en un Denny’s y cinco años más tarde y aún recuerdo aquel desayuno legendario.

  6. Aqui en Galicia es típico hacer esa receta por carnavales, los llamamos «freixós» a la masa que tu pones le añadimos anis o brandy y un poquito de agua, luego los podemos tomar solos, flambeados, echándoles miel y enrollándolos, incluso se de quien se los come con nocilla……..están riquisimos de todas maneras!

  7. coincido con Aliena, aunque tb los he comido como ella dice, pero sin ningú nlicor, salados. Os freixós de miña nai. Tanto falar de crêpes franceses ! 🙂

  8. Mi familia política desde hace 17 años es holandesa . Una de mis pasiones es la grastronomía y tengo auténtica curiosidad por la cocina internacional y algo que me ha sorprendido es que en Holanda no exista una gastronomía (escrito en mayúsculas) que sea representativa. Es un país con costa, según las estadísticas existe 10 vacas por habitante y una extensa agricultura (mucha de ella ecológica), gran variadad de productos lácteos y han tenido colonias. Ni siquiera muchos miembros de mi familia que pasa los 80 años me saben decir que platos son autóctonos. Comparo paises nordicos vecinos y compruebo que tienen una grastronomía abundante y rica, pero Holanda no. Ya sé que tienen muy poca sangre en las venas ( como en España se puede expresar «tienen horchata») y creo que eso también influye en sus pasiones gastronómicas. No le dan mucha importancia a esta cultura, pero puedo jurar que es uno de los paises europeos que conozco que más gente veo comer por las calles (mal comer). Estoy de acuerdo contigo que el «Pannenkoeken» es delicioso (prefiero los salados vegetales con cebollita tostada dentro de la masa, sobre ellos tomates, champiñones y queso fundido y como no, con un chorrito de miel), el «Haring» es muy rico (como los boquerenes en vinagre) la diferencia es que te los sierven crudos recién limpios en un bocadillo de pan de leche con mantequilla y una vinagreta de cebollita picada o en una bandejita con la misma vinagreta, el «Paling» (pequeña anguila ahumada, ahora prohibida su pesca porque está en peligro de extinción) se sirve de la misma manera que el haring pero sin la vinagreta y es mi preferido, la «sopa de tomate» un «10» ¡buenísima! y los «Grofres» los hacen demasiado dulce (mi suegra me regaló una antigua máquina para hacerlos, de hirro y mango de madera precioso, en casa los hacemos de vez en cuendo) En fin, que después de tantos años puedo asegurar que en Holanda no hay grastronomía, hay comida, pero si pedís cualquiera de sus platos combinados son absolutamente deliciosos, muy bien presentados y con una vinagretas para la ensaladas de acompañamiento excepcionales. No entreis a un restaurante chino pensando que es más barato, los platos tienen un precio de lujo, no es como en España y tampoco son del otro mundo, sin embargo los turcos son abundantes y sus precio más acorde para cualquier bolsillo.