El rata no-alada


Tengo tan claro como la luz dentro de un agujero negro que aquí nadie va a captar la sutil broma del título de esta anotación, pero es que es así de duro el camino por este mundo que me ha tocado andar. Cuando fui a visitar el Wat Phra Yai en Koh Samui, por la zona había un montón de tiendas para turistas, que normalmente tienen cosas para la playa, camisetas, vestidos, toballas y similares y que se pueden ver en la foto al fondo a la derecha. Lo que no me esperaba encontrar fue un taller en el que un chamo hacía esculturas que recuerdan muchísimo a los diseños de H.R. Giger, el genio que le dio forma a uno de los monstruos más famosos de la historia del universo conocido y por conocer, el de Alien, el octavo pasajero – Alien y de varias de las pelis que se hicieron después. Este artista local hace estas figuras gigantescas y pesadísimas, que se ven fastuosas y fabulosas, pero que vamos, en los veinte kilos de equipaje no te da ni para llevarte la cabeza. Dentro del local había muchas más estatuas, con lo que imagino que el hombre tiene su parroquia y que los mandarán a sus países por barco. El extraterrestre con pinta de truscolán o podemita y definitivamente con ascendencia rusa-de-mielda podría estar perfectamente a la entrada de la keli de Virtuditas para espantar a los malos espíritus y a la chusma y a la gentuza de los testigos de Jehová y los mormones, que seguro que cuando ven eso mirándolos desde detrás de ti, salen por patas corriendo a las cloacas en las que viven para cambiarse los gallumbos porque se cagarán por las patas pa’bajo.

Rastreando en Internet descubrí que pasé por allí cuando comenzó el negocio, que ha ido creciendo con los años y ahora hacen más estatuas. Según dicen en su página güé, una estatua como esta de dos metros puede pesar de trescientos cincuenta a cuatrocientos kilos y las hay más grandes. Al parecer el coste del transporte es de alrededor del veinte por ciento del precio a pagar y envían a un montón de países. Según lei, las estatuas se pueden separar en cinco secciones, para poder enviarlas más cómodamente y para montarlas no hay que atornillar ni clavar nada, solo ir conectándolas por el lugar adecuado. Con el peso que tiene esa cosa, que era más grande que la puerta, seguro que por la noche la dejan ahí y como alguno vuelva a su hotel pasado de copas, igual se lleva un susto del que no se recupera fácilmente.

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2 respuestas a “El rata no-alada”

  1. Jajajaja! en la puerta no! pero tengo unas miniaturas súper-chulas tanto de Alien como de Predator en una vitrina en el salón , comparten con cositas de Star Wars, de Harry Potter… es que somos muy frikis y estamos orgullosos de ello en mi casa.. y ahora que lo dices, hace eones que no viene un testigo a dar la chapa… que pena con lo bien que me lo tengo pasado «debatiendo»…