El reflejo de Sibyl – Sibyl


Hoy tenemos un buen ejemplo de por qué a mí el cine gabacho me da un repelús que no veas. El trailer ya me provocó una urticaria brutal, pero como estamos en tiempos difíciles y no había nada más en el cine, como que convencí a mi subconsciente para que manipulara mi consciente y me hiciera entrar en un cine en Amsterdam a las diez de la mañana para verla, que esta de hoy es de filmoteca, filmoteca. Se titula Sibyl y en España tuvo en enero algo que efufemísticamente denominan como estreno limitado con el título de El reflejo de Sibyl y espero que lo de limitado signifique que la sala estaba vallada y no se permitió el acceso a nadie.

Una julay desquiciada se junta con otra que lo está aún más y al final todas acaban haciendo chimpún con el mismo macho de las cañadas.

Resulta que psicoterapeuta borrachuza o quizás echadora de cartas y pitonisa quiere dejar temporalmente ese trabajo y centrarse en escribir, que una vez un profesor le dijo que podía ser escritora para ver si le podía tocar las domingas y la tonta del bote esta se lo creyó. Cuando empieza con la escribiduría, la llama una desquiciada, neurótica y solo Jesucristo SuperStar sabe qué más y por más que le dice que se muera, la otra no le hace caso y acaba de paciente suya. Es una actriz que está empreñada de uno y no quiere tener el hijo o algo así y el tipo ese, con el que está haciendo una película, es el marido o el querido de la directora de la susodicha. En fin, un lío de puterío que no veas que irá de mal en peor.

Imagínate que estás en un cuartucho, con cuatro o cinco más y jugáis a hacer una especie de tormenta de ideas, apuntando todo lo que se os ocurre. Cada pollada sin sentido es igualada por otra aún más tonta y alguien, seguramente el único sobrio en ese cuarto, lo apunta todo y de eso hacen un guion y consiguen un tonto y veinticinco instituciones públicas europeas que sueltan guita. El resultado es esto, una sucesión de desvaríos con una borracha psicoanalista, desquiciada, frustrada y amargada que se folla al novio de su clienta, que se le está follando siendo el marido de su jefa y después, cuando se juntan dos de ellas en pantalla o quizás tres, no se ponen como hembras al borde de un ataque de nervios, se pasan tres pueblos más allá del susodicho ataque y montan unos pitotes en pantalla que no vienen a cuento. Esto lo repites una y otra vez hasta el final o algo así, con final supremo de psicoanalista totalmente borracha cantando en público y jodiendo la escena a todos los demás que se habían vestido super-lindo para una fiesta.

Si no hubiese estado solo en el cine y hubiera estado acompañado de al menos tres miembros del Clan de los Orcos, es que les pido que quemen la sala y acaben con mi sufrimiento, que yo no salgo aunque la película sea mala. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta, esta basura tampoco te va a llenar y es más que probable que te ponga de una mala leche tremenda.