Aunque ha llovido ya bastante, antes de emigrar a Gran Canaria para vivir allí durante una semana, en mi última semana de laburo en los Países Bajos y en mi último día yendo a la oficina, que además coincidió con el último día con los visitantes amarillos, nos dieron el aguinaldo navideño, que este año podías elegir entre la caja de puro lujo María, la caja de productos para restauración de hembras casi-acabadas y donar a una Organización no gubernamental previamente seleccionada por la empresa. Yo por supuesto elegí la caja de puro lujo María y ese día, cuando me la dieron, lo saqué todo, tiré la caja e hice la foto, aunque en la susodicha se me olvidó poner uno de los regalos, con lo que es todo lo que vemos en la foto y algo más, que resultó ser dos copas horteras que no veas, como de medio litro de capacidad, para tomarte vasos del vino de garrafón más barato que compres. Los vasos esos venían empaquetados en una caja de cartón muy bonita, como de regalo y no están en la foto porque se venían tan frágiles que asumí que se me romperían si me los llevaba con el resto y los dejé rescondidos en mi escritorio y no fue hasta enero, después de regresar, cuando los recuperé y me los llevé a mi keli. Esos vasos se los acabé regalando a mi vecino que me dijo que eran perfectos para alguno de los cumpleaños en los que estaba obligado a regalar algo este año.

De lo que vemos en la foto, tenemos por detrás una especie de altavoz hortera bluetooth, supuestamente fastuoso y para poner en tu keli y escuchar tu música. El mío también fue donado a mis vecinos que me dijeron que lo iban a poner en su dormitorio para escuchar la radio por la mañana, o algo así. A su derecha hay una botella con el mensaje VALES ORO o quizás lo que dice es más bien truscoluña no es nación y que también regalé a los susodichos. No era de alcohol, era algún tipo de bebida de manzana con burbujas, vamos, como el refresco ese famoso de manzana, pero sin marca. En el pasado regalaban alcohol, pero como al hacerlo se ofende a los JALAL, ya no hay alcohol en el regalo navideño, como tampoco hay comidas porque hay que respetar a los que no comen vacas, los que no comen cerdos y los que no comen todo tipo de animales. La verdad, que el mundo se ha ido a tomar por culo y ni nos dimos cuenta de lo que estaba sucediendo. Delante de la botella hay un paquete de papas fritas que me llevé cuando volé a Gran Canaria y me las comí en el avión. A la izquierda de los altavoces hay una caja que parece como de alcohol pero lo que tenía dentro eran unos palos con una botellita de hedor y al parecer, metes los palos en la botellita y aromatizas los lugares. Se los regalé a mis vecinos porque mi keli huele bienísimo y yo no tengo que enmascarar olores. Por delante del altavoz bluetooth hay una especie de triángulo que eran seis bolas de árbol de Navidad pero comestibles, con chocolate. Se las di a mi madre, que las puso en su árbol y supongo que después se las jincó, porque yo puedo confirmar y confirmo que no me comí ninguna y el árbol ese, después de Reyes fue desmontado. Delante de eso hay una botellita que parece de perfume super-hiper-mega fastuoso y facineroso pero que en realidad es una botella de aceite de oliva virgen español, que ahora es tan caro y tan lujoso que te lo ponen en botes de colonia, en cantidades minúsculas y te lo regalan. Ese está en mi keli para usar. Delante del aceite hay una bola de Navidad de nieve, de esas que meneas y que parece como si ha nevado dentro. Nadie la quería, así que se quedó en mi keli hasta que me canse de ella y la tire. Y eso fue todo lo que contenía el paquete de puro lujo María, que la verdad, si no fuera porque llevo viviendo en este país un rato largo, es como para quemar la empresa y quedarte tan a gustito, pero es que aquí los regalos de Navidad son así, sobre todo porque hay un tope presupuestario y si las empresas se pasan, tienen que declarar a Hacienda que hubo pago en especia y a ti te sablean a impuestos, con lo que todos van en plan cutre o cutrísimo o quizás hasta algo incluso peor. Yo casi que preferiría que me dieran un bono de diez leuros para ir a la tienda de todo a un leuro y hacer una mega-compra de diez productos allí.
Aprovecho aquí para confirmar y reconfirmar que la mochila del año anterior era de una calidad tan exquisita que no llegó al mes de mayo usándola tres días por semana para ir a la chamba. Se descosió toda y se fue a tomar por culo.
También aprovecho esta anotación para comentar que siguiendo la tradición de la empresa, todos los regalos que hacen los clientes y proveedores a los empleados han de ser entregados a Recursos inHumanos y estos los sortean entre todos los empleados en enero y como en los años anteriores, yo gané, otra vez y en esta ocasión me tocó una mochila de marca deportiva de las auténticas, con valor en la tienda esa onDEline con nombre de río de Sudamérica de veinte leuros. Se me olvidó hacerle foto y la regalé también a un colega que casi se me echa a llorar de la emoción tan grande que tenía y hasta amenazaba con besarme las uñas negras de los pies, que me dijo que lleva aquí siete años y nunca le ha tocado nada y yo creo que este es mi tercer premio en mi tercera Navidad.
2 respuestas a “El regalo y el disgusto de Navidad”
Pues si, la palabra que mejor le pega a los regalos es cutrez… 🙂
Salud
El ambientador de Mikados (la botellita con palitos) no enmascara olores, suelen ser más decorativos que otra cosa, para poner en un cuarto de baño o algo así, te hubiese quedado chulo, pero eres un soso, es lo que hay.