El río de la ira – Savage Salvation


Esto no lo fui a ver a la filmoteca, fui a verlo en un multicines de Ámsterdam porque el pestazo a telefilm de medianoche es tan grande que solo la han estrenado en cuatro o cinco cines, sabedores que estamos ante uno de esos productos en los que tienen una historia mediocre, juntan a cuatro carcamales que tuvieron su fama el milenio pasado, hacen la peli y seguro que hasta ganan dinero. Le película se titula Savage Salvation y al parecer estuvo en los cines en España en enero de este año como El río de la ira, traducción libre y directamente ficticia, que todos sabemos que la traducción adecuada debería haber sido truscoluña no es nación.

Unos julays jacosos tienen más mala suerte que Rompetechos y dos viejos chochean por allí.

Tenemos a una pareja de jacosos gringos de las drogas esas basadas en medicinas que tanto gustan en América y que deciden dejar la adicción y parece que lo consiguen. Mientras tanto, un sheriff del Jurásico chochea y se mueve por la ciudad con pañales de viejo y otro pavo es ricachón y el padre o el padrasto de la jacosa. Los jacosos, después de superar el síndrome de abstinencia tratan de comenzar una nueva vida hasta que la cosa se tuerce y allí se monta una pelotera que no veas.

Esto debería venir con una barra en la parte inferior de la pantalla con letras totalmente en mayúscula parpaeando la palabrota TELEFILM, porque es lo que es, no es cine para nada. Por desgracia, Robert De Niro y John Malkovich tienen mucha necesidad de cheque para pagarse sus propios pañales y se apuntaron a una historia que no les pega ni con cola de papel de empapelar. Es una historia mal contada, peor interpretada y que en ningún momento se siente real. Vamos, que en la ciudad hay una finca llena de tíos armados matando gente y como que a la policía les da igual y no se han enterado hasta que se emputa un chamo y va allí y no deja títere con cabeza, en una escena que todavía no consigo comprender. Polladas como esa las hay a porrillo, nadie parece hablar con los demás, todo el mundo hace cosas a su antojo y no hay ningún tipo de coherencia narrativa, por no mencionar que el director no tenía ni pajolera idea de lo que tenía entre manos o en el montaje se les fue el baifo al cielo. En fin, para olvidar.

Da igual que seas un miembro del Clan de los Orcos o un sub-intelectual con GafaPasta, es mala y acabará en la sobremesa de un sábado en Antena Triste.


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