El ritmo de la vida ??


Cuando volví de mis vacaciones en Gran Canaria, mi jefa se había ido de vacaciones y yo me quedé a cargo del barco. Históricamente los meses de Julio y Agosto en mi empresa son de paz y gloria pero esta vez alguien debe haber repartido Red Bulls porque la gente parece que tiene alas y no precisamente en las compresas. Yo soy un pachorriento y me gusta trabajar un veinte por ciento de mi tiempo para así disfrutar del otro ochenta por ciento expandiendo y asentando mi red de información y conocimiento, la cual a su vez uso para maximizar el veinte por ciento de trabajo y que se convierta en un doscientos cincuenta por ciento si lo comparamos con otras personas que trabajan conmigo.

Al estar solo, a mis reuniones tuve que añadir las de mi jefa. Nosotros lo que hacemos se puede definir como introducción de productos, concepto vago y extenso en lo que cabe de todo. Yo llevo el mercado empresarial, que es la forma de denominar las grandes cuentas y ella se encarga de los productos para pequeña y mediana empresa. Como nuestras áreas están bien definidas, normalmente yo no trato con la gente que acude a sus reuniones y viceversa. Mi método de trabajo ha sido perfeccionado a lo largo de los años y es sencillamente maravilloso, como todo el mundo reconoce. En mi primera reunión, con un montón de gente que supuestamente estaba de vacaciones y vinieron porque la mierda los cubría hasta el cuello y tenían que dejarlo todo atado y bien atado y yo me veo repartiendo marrones a directores, gerentes y demás. Una hora y media más tarde, diecisiete puntos y un montón de gente con tareas asignadas. Siete días más tarde, las montañas enormes que no podíamos escalar se habían convertido en suaves laderas y logramos lo imposible, sacar adelante algo que ha estado cocinándose durante año y medio.

Cuando volvió mi jefa me la encontré algo preocupada. Al parecer había ido al médico y el veredicto fue claro: o afloja el paso y se relaja o revienta como un volador. Yo y mi compañera tortillera habíamos hecho apuestas y calculábamos que esto sucedería alrededor de noviembre así que la cosa se ha adelantado. Cuando la mujer se enteró que habíamos lanzado el producto, se le reviraron las uñas negras de los pies de tanto que alucinó. Al día siguiente, me pide que me encargue yo de la reunión y ella asiste como observadora. La gente llega a su hora, todos de buen rollito, con ganas de trabajar y aquello funcionó suave y rapidito gracias a mi vaselina. Un rato más tarde la mujer me daba las gracias, me pedía que me marchara a casa antes y junto con uno de nuestros vicepresidentes me asignaron también la pequeña y mediana empresa.

He reagrupado el trabajo, optimizado los flujos de información entre los miembros del equipo y en una semana hemos pasado de ciento ochenta minutos para reuniones semanales a cien. Y aún no he repartido Magdalenas del carajo.

La lección que he aprendido de esto es que mis límites están en donde yo los pongo, lo siento por la gente negativa que solo ve barreras ya que de esa forma no consiguen nada, hay que observar, estudiar y hacer pequeños ajustes en aquello que está a tu alrededor. No intentes volver a inventar la rueda, no sirve de nada. Mejor le pones algo de aceite en los cojinetes para que gire mejor y más rápido.

Este miércoles mi jefa, con su nueva paz interior, nos invitó a su caserón para un asadero. Cuando llegamos su marido casi me abraza y me besa para agradecerme lo que he hecho también por ellos. Odio ese tipo de eventos con compañeros de trabajo con los que normalmente no tratas porque la gente acaba hablando de las cosas de la oficina y me aburro. Mientras ellos se contaban las anécdotas que han vivido todos juntos una y otra vez, yo me fui con el marido a dar un paseo en su yate por los canales que hay en la zona en la que vive, un sitio con casoplones de kilo y medio de euros y en donde todos parecen bellas personas. El día se prestaba ya que a la buena temperatura se unió un sol perfecto y una falta completa de viento. Acabamos cerca de la medianoche.

Ayer me tiré en mi césped a escuchar un audiobook y acabé haciendo una siesta de dos horas al sol. Fue perfecto. Hoy, pese a haber llegado al trabajo a las nueve y media, la mujer nos dijo que nos marcháramos a las tres y lo que hice fue irme a pasear en bici, con La Poderosa. Me perdí por la campiña al sureste de Utrecht, una ruta llena de castillos e inmensos campos de maíz y manzaneros. En las granjas había puestos en los que te vendían fresas, frambuesas, cerezas, arándanos y todo tipo de frutas frescas.

Crucé dos veces el ramal del río Rin que pasa por esta zona a través de dos puentes distintos, parándome a ver pasar esos enormes cargueros y barcos cruceros que subirán hasta Suiza y Austria usando el río como autopista. Estaba allí, en medio del puente, sobre el río Rin, la mayor arteria de Europa, admirando unas vistas dignas de una postal cuando aproveché para agradecer a mi ángel de la guarda todo su trabajo, por regalarme estos momentos increíbles, por haber tomado mi mano y haberme llevado hacia Holanda, descubrirme un mundo tan hermoso y enseñarme a disfrutar del mismo. Estos pequeños momentos son los que nos alegran el día, ver un río desde lo alto, cruzar un campo de millo y pararte a tocar las plantas con la palma de tus manos, acariciar un manzanero y oler el delicioso aroma de las manzanas, comer moras directamente del arbusto y ver a las vacas paciendo tranquilamente en los inmensos campos de hierba que nos rodean. Mentiría si no reconociera que soy feliz y mañana, pese a la lluvia que está anunciada, me espera un fin de semana fantástico.


7 respuestas a “El ritmo de la vida ??”

  1. Gratz, realmente eres un agraciado por haber encontrado tú lugar en este planeta, curiosamente fuera de las Islas Canarias, España… mmm.

  2. Muchas gracias por recordarnos que la felicidad está mucho más cerca de lo que la gente piensa. Esta ahí mismo, al alcance de la mano.Un saludo

  3. Me alegro de tu paz interior, pero tu jefa es un hacha!!! estás encantado de que te haya colado gran parte de SU trabajo! y feliz!! que maravilla… ahora, ya puedes estar encantadísimo con tu curro para unos cuantos años, porque si sigues siendo así de eficiente, tontos serían si te dejan escapar.

  4. Virtuditas, ya estuve un año y medio sin dar un palo al agua para que me echaran y me ascendieron así que trabajando tengo muchas más posibilidades de formar parte de la próxima ronda, la cual, como todos los años, se jugará entre septiembre y diciembre. Y pese a esto, me sigue sobrando tiempo para ir de tertulia a la máquina de café de la primera planta, visitar amigos, leer el correo y realizar una pequeña encuesta dando a probar muestras de mi próximo gran éxito culinario y preguntando sobre el sabor para poder mejorarlo. Esta tarde seguro que me piro temprano a casa.