El tercer acto


En las películas, primero nos introducen a la historia, después la desarrollan y en un momento determinado comienza la sucesión de acciones que nos llevan al gran final. En la última de los Vengadores, por ejemplo, las dos primeras horas solo sirven para amenizar el rato hasta que empieza la escena de los portales, que es cuando todo el mundo pone sus cartas sobre la mesa. La movida que hay en mi oficina ha llegado a ese punto, a su escena de los portales, el momento en el que se acaban las medias tintas, las escaramuzas en salas de reuniones y nos vemos todos cara a cara y cada uno ha de elegir su bando. Como siempre, todo comienza por culpa mía, o así parece, ya que cuando llegué esta mañana, la chama decidió comenzar su ataque frontal contra mi, delante de al menos dos compañeros, que en estos casos, es muy pero que muy importante que nunca te arrinconen, siempre tiene que ser en espacios públicos y con testigos. Me acusó de no haber hecho algo que no tengo que hacer porque no es mi trabajo y esa fue mi respuesta, que a mí me pagan por hacer un puñado de cosas bien hechas y las hago y entre ellas, no está esa. A partir de ahí, la tensión en la sala comenzó a aumentar, la gente que llegaba se encontraba una atmósfera en la que la concentración de odio es tan alta que cualquier chispa puede provocar una explosión. Por supuesto, hubo amenaza y me dijo que iría a quejarse de tremenda injusticia a mi vicepresidente, algo que yo aplaudo a rabiar.

Un par de horas más tarde, o con mas precisión, tres horas después, mi jefe me dice que quiere hablar conmigo y tal y tal, pero no tiene nada. Toda la parte comercial de la empresa está de mi parte, todo el mundo está encantado con la forma en la que llevo el trabajo y su única queja es por qué los otros no lo hacen igual y por los otros, nos referimos a los de la pava. Así que mi jefe me empieza a soltar el masque y yo a repetirle que lo que me pide que haga no lo haré, que yo trabajo para él, que si cree que lo hago mal, que me eche a la puta calle o me cambie de trabajo, que me ceda a otro departamento o haga lo que le salga de los huevos, pero yo no voy a dar un paso atrás porque no he hecho nada malo. El hombre le dio la vuelta al concepto una purriada de veces y siempre llegamos al mismo punto, a mi respuesta negativa. Al final, se cansó de tropezar con la misma pared y me dijo que me lo pensara y tal y tal y yo salí de allí fascinado por su candidez. En lugar de ir a comer, decidí gastar una hora de mi vida en la planta comercial y allí me explicaron que yo soy la parte visible del pedrolo de hielo, pero no la mayor. También me contaron un secretillo, algo que yo no conocía. La semana pasada hubo una reunión de ellos con el jefe de mi vicepresidente y le explicaron a ese chamo que ellos no pueden trabajar con ella y que ahora ya no solo no pueden, que no quieren y que es un problema que él tiene que solucionar. También me dijeron que la semana que viene ellos la pasarán viajando con el presidente y que uno de los puntos que van a tratar es el pequeño problema de mis molestias, que ellos me van a devolver unos cuantos favores y lo van a hacer a su manera, que es salvaje y quizás poco civilizada pero como me dijo un director, no les pagan para hacer amigos, me lo dijo y después me dio un abrazo que igual aprovechó para clavarme también un puñal, aunque lo dudo porque ese prefiere clavarlos de frente para poder disfrutar con la cara del que lo recibe.

Y así llegamos al resto del día, con la sala llena de gente en tensión, todo el mundo en un silencio sepulcral y todos rezando para que la tormenta, cuando golpee, no se los lleve por delante. También tienen claro que aquí la coña holandesa de ajustamos cuentas y después nos tomamos un cafelito no va a funcionar. Yo vengo de la escuela del que me la hace la paga y en este caso, el precio será en sangre o en vísceras.


17 respuestas a “El tercer acto”

  1. Es que tú, a mucho que ahora lo diga tu pasaporte, no tienes sangre holandesa!! Tienes sangre española, coño!!

  2. En las islas no quedó ni un puñetero africano, después de que las robó el francés aquel para España, y los guanches, de africanos, tienen lo que yo de cura!!!
    Salud

  3. Sí quedaron guanches y de los otros por un tubo. Se les reconoce fácil. Si vas a Vecindario, capital de Mordor, por allí campan a sus anchas. También se mandó mucho a Nueva Orleans, a San Luis y a otras ciudades de la zona.

  4. A mi lo que siempre me cautivó de los guanches era su capacidad para comunicarse a distancias enormes con su idioma de silbidos…
    Salud

  5. Esos son solo los que vivían en la Gomera, en Gran Canaria se usaba el grito pelao. Mi madre mismamente tiene una cobertura de varios cientos de kilómetros.

  6. sulacoooooo! a merendaaaaaaaar!! jajajaja, que recuerdos (con mi madre, no con la tuya, obviamente)!

  7. Quería comentaros que el ventanas, usease, windows no me deja abrir Feedly, tampoco puedo abrir otras webs, como Whatsapp, por tanto he tratado de resolverlo y he vuelto a la salida de fábrica, o como se diga asesorado por los de windows, con lo que la he cagado porque me ha borrado la intemerata, y lo hice porque decían que no borraba nada, en fin, todas las direcciones las tengo en Feedly, me se pocas direcciones de memoria, así que no se que voy a hacer, tampoco es plan estar mirando a ver si la gente publica 🙁
    Que lo sepáis, si estoy desaparecido, esta es la causa 🙁
    Salud

  8. A la derecha de esta página, en la columna, casi al final, hay un formulario que dice CHACHO, en el que pones tu nombre falso y tu dirección de correo verdadera y cada vez que publico algo, te saldrá.
    ¿por qué no entras de nuevo en feedly y si no te sabes la contraseña, pones que te manden un correo para resetearla?

  9. Gracias guapo.
    He entrado en Feedly, en Chrome, pero incluso con la contraseña, se muestra virgen, en blanco. Feedly no es la primera vez que me deja colgado y ya me tiene hasta las pelotas, voy a ver si consigo uno similar. Contigo no tengo problema, me lo se de memoria, pero creo que eres el unico, de los demás no recuerdo el nombre del blog… 🙁
    He bajado de nuevo el Firefox pero es una vaina con los marcadores y ya tengo el cerebro oxidado para demasiadas complicaciones.
    Windows está hecho una pena.
    Salud

  10. creo que en el feedly puedes exportar la lista de los sitios que seguías, te lo ponen en un fichero que puedes importar en el nuevo al que te apuntes.

  11. Voy a volver a mirar, ya lo hice en el nuevo y no vi manera de importarlos, pero lo voilveré a hacer, eso solucionaria todo el problema, mientrastanto estoy jodido brincando de Firefox a Chrome o al Explorer, este último es el que peor funciona ahora, pero curiosamente es mas rápido que los otros dos, en fin, mis conocimientos son a nivel de usuario truscolán, o sea, muy malos… 🙂
    Siempre agradecido por tu ayuda 🙂
    Salud

  12. Genín: no se te ocurra bajo ningún concepto dejarme sola con este!! te mando un técnico?? cualquier cosa!!