Frozen: El reino del hielo – Frozen


Llegan las navidades y llega la película de animación para las fiestas. En este caso, se trata de una producida por el estudio más clásico de todos, Disney, uno que en los últimos años la ha petado con frecuencia y que ha optado por tratar de crear un clásico como los de antes, con su musiquilla, su ñoñería y demás. La película es en Tres-Dé aunque la verdad, la verdad, no se pierde nada si la puedes ir a ver sin gafas y se ve a la legua que lo hicieron por arañar un poco más de guita de los espectadores. se trata de Frozen, película que en España se estrenó a finales de noviembre con el título de Frozen: El reino del hielo.

Una julay se encoña de un rastrero truscolán y la cosa casi que acaba muy malamente

Una princesa parece que tiene unos poderes mágicos de Raticulín y en lugar de echar lefa por las manos como el Spider-man, echa hielo. Después de un accidente en el que casi se asegura heredarlo todo y no tener que compartir con la acarajotada de su hermana, se pasa el día escondida y engordando sus poderes. Cuando sus padres la diñan y la tienen que coronar reina la hermana monta un número del copón al encoñarse de un truscolán que vino al reino a robar, rapiñar, mentir y engañar, vamos, los cuatro mandamientos básicos sobre los que se cimentan las fantasías de esa chusma. Pronto monta una persecución de la pobre reina que se esconde en los bosques, lo cubre todo de nieve y solo un pibe alto, rubio y guapísimo y que obviamente no tiene un solo gen truscolán en su sangre tendrá que enderezar la situación ayudado de los Orcos de Vecindario y alrededores.

Lo que más choca en esta película es que es como las de los noventa, que de repente se ponen a cantar y bailar todos sin motivo aparente. Tengo que admitir que las dos primeras canciones fueron las más duras, después ya te las esperas y no te afecta tanto. La historia es la de siempre, con amor, traición, amistad y todas esas movidas. En este caso los malos están algo desvirtuados y tenemos dos, uno pesetero y que seguramente pertenece a algún sindicato y el otro un truscolano que pretende montar su propio país por la jeta, algo que cuando uno lee la prensa descubre que no solo pasa en el cine y parece que es muy habitual entre esos seres inhumanos. La protagonista es adorable y repelente a dosis similares y mejora según avanza la película, aunque si hubiesen puesto un revolcón de la chama habría interesado mucho más. El chaval que la ayuda le roba las escenas porque es encantador y además no se emperra en cantar todo el tiempo. Está casi siempre acompañado de un reno que seguro que atraerá la atención de los más pequeños, como el muñeco de nieve parlanchín al que le gustan los abrazos calientes. Personalmente, el comienzo me pareció algo lento y estúpido (número musical de hombres extrayendo hielo que no viene a cuento de nada) y según pasaban los minutos y nos centrábamos en el asunto fue mejorando. Pese a ello, resulta interesante y seguro que fascinará a las niñas, por aquello de las princesas y tal y tal.

Esta es una buena ocasión para cualquier miembro del Clan de los Orcos que empaló a su hembra y le hizo un bombo con quince o dieciséis para llevar al cine a su Kevin Costner de Jesús bien agarrado a su chama. Los sub-intelectuales de GafaPasta también pueden ir con sus vástagos y de paso comenzar absurdas discusiones sobre la edad de oro del cine de animación. Para el resto, cine para llevar a los niños.


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